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Historias del Poder Judicial
Absuelven a feminicida, hijo de regidor de Ixtapaluca

Kevin Guerrero Torres había sido sentenciado a 62 años// Ex novia, hija de la víctima, teme por su integridad

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▲ Imágenes individuales y de la pareja que estaba formada por Kevin y Paola Alondra, así como de María Enedelia, madre de la joven.Foto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de noviembre de 2025, p. 10

Paola Alondra Mejía García, víctima de tortura, violación, secuestro y feminicidio en grado de tentativa, siente miedo y vive en la zozobra desde que un tribunal liberó a Kevin Guerrero Torres, el también feminicida de la madre de ésta, María Enedelia Mejía Pérez, sentenciado a 62 años de cárcel el pasado 7 de agosto.

El 12 de noviembre, pese a todas las pruebas ofrecidas por la fiscalía, el segundo tribunal de alzada en materia penal de Texcoco, integrado por la magistrada presidenta Cecilia Moreno Luna y los jueces comisionados en funciones de magistrados Diana Garduño Santiago y José Antonio Cuenca Hernández, resolvió por unanimidad.

“La justicia sigue siendo corrupta”, dice en entrevista con La Jornada Paola Alondra, sin poder contener el llanto, desesperada y angustiada por el temor de que el feminicida que fue su pareja vuelva a intentar hacerle daño. “Vivo con miedo, tengo mucho miedo de que venga en cualquier momento a terminar su objetivo: matarme”.

La liberación indebida del feminicida ha sido denunciada por organizaciones de la sociedad civil que atribuyen la decisión a la corrupción del Poder Judicial y al político, ya que es hijo de Gerardo Guerrero Ramírez, séptimo regidor en Ixtapaluca del partido Morena y allegado al actual presidente municipal morenista, Felipe Arvizu de la Luz.

“Hay una sentencia de 62 años con toda la evidencia, pero ahora el tribunal dicta absolución. Es evidente que corrompieron al tribunal de alzada. Lo que los magistrados citan es una calca exacta de los argumentos de la defensa de Kevin. Dicen que hubo violaciones al debido proceso, cuando no fue así. Peor aún, dicen que mis dichos no son creíbles porque no fui capaz de escapar del cautiverio en que Kevin me tenía. Descartaron en su totalidad los dictámenes sicológicos y en criminalística, señalando que no aportaron nada al caso. Es terrible.”

De acuerdo con la carpeta de investigación, Guerrero Torres, de 22 años, asesinó a la madre de su entonces novia el 5 de mayo de 2023, mientras tenía secuestrada a Paola Alondra en un departamento en Valle de Chalco, propiedad de sus padres.

“Ese día me secuestró, me puso las manos atrás, me las encintó a la cama de metal en el piso de abajo de mi casa; me dijo que yo me lo había buscado, que no iba a permitir que me alejara de él”.

Añade: “Me dejó ahí varias horas, pero cuando regresó ya tenía una ropa diferente y su calzado, con manchas de sangre. Me dijo que se había cortado una de las manos porque intentaba suicidarse. Me comentó que ya había hablado con mi mamá, que estaba bien en su cuarto y que seguía con su rutina normal”.

Recuerda que estuvo secuestrada cuatro o cinco días en su domicilio en Hornos de Zoquiapan. “Me quitó el celular; perdí la noción del tiempo. Me dijo que si no intentaba escapar no le iba a pasar nada a mi familia. Tenía a mi perro encadenado y decía que si me oponía a sus deseos o si me resistía a los abusos, tomaría represalias contra él. Finalmente mi perro Tifí falleció por golpes internos”.

Kevin la mantuvo cautiva durante 18 días, del 5 al 23 de mayo de 2023, la mayor parte del tiempo en Valle de Chalco, donde la sometió a todo tipo de abusos y violencia.

Celos patológicos

Paola Alondra, de 23 años, era mesera junto a su mamá en un restaurante de Ixtapaluca. Ahí conoció a Kevin, de 19 años, el 3 de mayo de 2022. “Teníamos una relación aparentemente normal, pero de repente se tornó violenta en el aspecto económico, sicológico, verbal e incluso moral. A los pocos meses empezó hacer comentarios hirientes, de mal gusto. En diciembre tuvo un incidente con su familia y salió de su domicilio. Le abrimos las puertas de mi casa. Le dijimos que lo íbamos a apoyar para que terminara la prepa. No estudiaba ni trabajaba”.

Luego arregló las cosas con sus padres y decidieron vivir juntos. “Nos fuimos a un departamento propiedad de su familia. A los pocos días me dijo que su familia no sabía que vivíamos juntos; me tenía bajo llave con el argumento de que era para no ponerme en riesgo”.

La convivencia se hizo conflictiva muy pronto por los celos patológicos. “Él no quería que yo estudiara ni que trabajara, me quería tener encerrada. Yo compraba todo con mis ahorros. Le dije a su mamá que me tenía bajo llave y él se molestó. Luego retomó sus actividades, pero las abandonó y volvimos a casa de mi mamá. Entre marzo y abril se quedó a vivir y ya no se fue, diciendo que estaba de paso y que tenía muchos problemas con sus papás”.

Entonces empezó a intentar controlar la forma de vestir de la joven y aumentó la violencia: “Intenté terminar la relación, pero él no se quería ir de la casa; amenazó con atentar contra su vida. Utilizaba mucho el chantaje emocional; me decía que había perdido muchas cosas por mi culpa, y eso me hacía sentir una responsabilidad muy grande porque yo le llevo cuatro años”.

Explica que fue tanto el control machista que dejó de trabajar. El fatídico 5 de mayo, día de los hechos, su mamá le pidió ir a comprar una veladora: “Cuando regresé todas las puertas estaban abiertas. Entré a la cocina, él me empujó y me amarró, me quitó las llaves y mi teléfono; encintó a mi perro del hocico y de las patas. Me obligaba hacer mis necesidades en una cubeta”.

Añade: “Me alcoholizaba, me obligaba a tomar para luego abusar sexualmente de mí cuando estaba bajo efectos etílicos. Me dijo que eso era lo único bueno que iba a sacar porque ya no quería tener intimidad; que yo me lo había buscado”.

El cautiverio de Paola Alondra continuó en el departamento de los padres de Kevin y después estuvo en Nayarit, adonde se la llevó secuestrada. Ahí pidió ayuda a una patrulla y logró escapar. Finalmente lo denunció, pero ambos fueron detenidos por distintos cargos y hasta el 23 de mayo se enteró de que había asesinado a su mamá.

“Mi hermano me dijo que Kevin mató a mi mamá y la enterró en el patio. Hizo un hoyo y encima le puso el tinaco. A mí me dejaron en la prisión de Nayarit, cuando yo fui la que pidió ayuda a la policía, pero todo se debió a la familia influyente de él. Luego salí por una suspensión de proceso gracias a la ayuda de unas abogadas”.

El crimen contra la señora María Enedelia está tipificado como feminicidio, aunque luego los tres abogados del hombre lograron cambiarlo a homicidio calificado hacia una mujer. “Señalaron que no había razones de género, cuando sí las había por las heridas infamantes que tenía mi mamá en el cuerpo”.

Agrega: “Mi hermano la buscó, movió el tinaco, había arena y salió un pie. Empezó a desenterrarla y llamó a la policía. Según el médico forense, la muerte fue por hemorragia interna, ya que había una herida por arma punzocortante directa al miocardio. Tenía heridas en el abdomen y los brazos; evidentemente se defendió. Trató de protegerse. Su cuerpo estaba en estado de putrefacción. Ya no se pudieron hacer pruebas de violencia sexual, no sabemos si la violó. Tenía una lesión en el cráneo, tuvimos acceso a la necropsia y a las fotografías”.

Juicio y liberación

Finalmente, Guerrero Torres fue detenido y encarcelado. La sentencia condenatoria la dictó el pasado 20 de agosto la jueza del tribunal de enjuiciamiento del distrito judicial de Chalco, estado de México. “Se reconoció su responsabilidad plenamente en los delitos y fue sentenciado en septiembre a 62 años y tres meses de prisión”. Sin embargo, tres meses después, los magistrados Cecilia Moreno Luna, Diana Garduño Santiago y José Antonio Cuenca Hernández lo absolvieron señalando que la fiscalía no había “cumplido con la carga de la prueba” que constitucionalmente le es imperativa como órgano acusador.

“En tales condiciones no se vio superado el principio de presunción de inocencia en la vertiente de regla probatoria y estándar probatorio o regla de juicio, en virtud de que las pruebas aportadas por la fiscalía fueron ineficaces para tener por acreditada la responsabilidad penal del ahora sentenciado en el hecho, por el que se le formuló acusación”, señalan en el documento.

Los magistrados ordenaron su libertad inmediata argumentando que ninguna prueba incriminaba a Kevin. “Una sentencia condenatoria no debe apoyarse en conjeturas substanciadas en la creencia, suposición, presentimiento o suspicacia del juzgador”.

Guerrero Torres salió libre a las 19 horas. A la familia de Paola Alondra le notificaron la decisión absolutoria por correo electrónico a las 18:40 horas: “Hubo suficientes pruebas”, dice.

Llora al recordar los argumentos baladíes que lo liberaron y que la familia de él intentó responsabilizarla: “Nos acusaron de ser satánicos. Dijeron que mis hermanos y yo éramos los responsables de la muerte de mi mamá, supuestamente por un ritual. Puros inventos. Su familia hizo todo un movimiento de revictimización en mi contra y divulgación de datos personales para atacarme y dañarme. Llevaban a muchas personas afuera de los juzgados gritándome asesina, decían que si me veían en la calle me iban a violar y a matar. Fueron cosas muy horribles”.

Para intentar luchar contra la decisión de los magistrados, ha interpuesto un amparo y solicitado protección para ella y su familia, pero las autoridades no responden: “Kevin sabe dónde vivimos. No tenemos solvencia económica para mudarnos. Estamos totalmente expuestos. Tengo un miedo constante; miedo de encontrármelo en la calle, miedo de que venga a matarme”.