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Paso del norte busca devolver el rostro humano a la migración
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▲ El espectáculo a cargo de la compañía Mexico Opera Studio se presentó en el Cenart.Foto Eduardo Ruiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de noviembre de 2025, p. 3

En un contexto en el que el drama de la migración se ha exacerbado y suele reducirse a las frías estadísticas, el Mexico Opera Studio (MOS) presenta Paso del norte, ópera que busca devolver su rostro humano a una de las crisis más grandes y vigentes del mundo contemporáneo.

La producción, que hoy concluye su estancia de tres días en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart) con dos funciones, a las 16 y a las 18 horas, representa un hito para ese proyecto de perfeccionamiento musical regiomontano: es la primera vez que trasladan una producción completa a la capital del país, tras estrenarla en Monterrey en marzo.

En entrevista, Rennier Piñero y Alejandro Miyaki, responsables de las direcciones escénicas y concertadora del montaje, ahondaron en los pormenores del mismo, con el cual se busca atender un doble propósito.

“Por un lado, es un tributo a Víctor Rasgado (1959-2023) –su autor–, figura indiscutible en la ópera de México y América Latina”, refirió Piñero, también director artístico del MOS.

“Pero el impulso final fue el horror del cambio en las políticas migratorias a inicios de este año (con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos). Venimos de un estado fronterizo (Nuevo León) donde vemos pasar las caravanas (de migrantes); es necesario hablar de ello desde el arte.”

Paso del Norte –basada en la obra El viaje de los cantores, de Hugo Salcedo, y testimonios reales de un sobreviviente– narra una tragedia ocurrida el 3 de julio de 1987: la muerte por asfixia de un grupo de 18 mexicanos dentro de un vagón de tren en su intento de entrar a Estados Unidos de forma ilegal.

Según ambos artistas, el valor de este título operístico –estrenado en Oaxaca en 2011 y presentado ese mismo año en la Ciudad de México– está en capacidad de humanizar un tema sobremediatizado.

“Buscamos destacar que todos los días recibimos noticias sobre migración: en España, la gente cruzando el Mediterráneo; en Estados Unidos, desde el Darién. Hay que ver los videos en YouTube para entender la crueldad de un paso como el Tapón del Darién (extensa y peligrosa selva en la frontera entre Panamá y Colombia)”, indicó Piñero.

“Son 3 mil 900 kilómetros que cada año caminan miles de personas hasta aquí, pero es tanta la cantidad de información que hemos empezado a relativizar y todo se transforma en estadística, números e indicadores.”

Detrás hay historias

El propósito del autor y de nosotros con esta obra, refirió, es “pausar la información sobre ese tema” y conectar con la gente al poner sobre la mesa que detrás de cada número hay una historia y una necesidad de buscar un mejor mañana.

“Se trata de volver a humanizar el concepto de la migración, y hacerlo desde un lenguaje no común: la ópera. Son personajes poliédricos y muy complejos, cuyos temores, expectativas, deseos y objetivos catapultan conflictos internos potentes.”

Sobre las características del montaje, el director escénico destacó que, a diferencia del planteamiento original de la obra, basado en tres cantantes y un grupo de actores, su propuesta “privilegia lo coral desde lo escénico: un conjunto de 15 intérpretes y actores emula las aristas del proceso migratorio”.

Así, a lo largo de los 65 minutos de su único acto, el público ve no sólo la cara de quienes se fueron y están en el tren, sino también de esas mujeres que se quedan solas en el pueblo, “un auténtico flagelo en Latinoamérica”.

La tierra es un elemento central en la puesta en escena, que combina una escenografía física –como un vagón de tren y una serie de mamparas tapizadas de reproducciones de periódicos– con proyecciones digitales. “Es la vinculación a la tierra: ésa que te vio nacer y crecer, en la que estás arraigado y de la que te desarraigas para intentar insertarte en una nueva cultura”, detalló Piñero.

Partitura singular

Alejandro Miyaki, director musical del MOS, valoró el trabajo de Rasgado en esta ópera –con libreto en español–, no sólo porque buscó que tuviera una temática mexicana, sino también un compromiso social.

Subrayó la singularidad de la partitura, por su condición atonal y tener el rasgo genial de ser escrita para banda sinfónica, esto último le da una sonoridad mexicana: “Aunque es una música muy compleja, funciona muy bien para el montaje, al generar esa atmósfera agobiante, estresante y asfixiante que el público puede percibir a través de los personajes”.

Tras aclarar que en esta producción se utiliza una versión reducida para un ensamble de siete músicos de aliento y percusiones, asumió que el reto como director en este caso es distinto al del repertorio tradicional.

“No buscamos un sonido pulcro o académico, sino transmitir la emoción y los efectos que buscaba Rasgado, incluso si eso significa ser estridentes. La música es 100 por ciento dramática y está diseñada para verse en escena; no es melódica ni complaciente, su propósito es que el público salga conmovido”, sostuvo.

De acuerdo con Piñeiro y Miyaki, la llegada de Paso del norte al Cenart no sólo es un logro artístico, sino la consolidación de un modelo único. El MOS, fundado en 2019 como un centro de alto rendimiento para cantantes emergentes de ópera y pianistas acompañantes, se sostiene gracias a un patronato de casi 40 empresarios neoleoneses, lo cual representa una apuesta del capital privado por la cultura y el talento joven.

“Es un hito importante. No es dinero público, sino una apuesta real por ayudar a los artistas mexicanos”, finalizaron, marcando así “un parteaguas” en el panorama operístico nacional.