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Ya viene otra FIL de Guadalajara
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erá en este año la edición número 39 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara! No cabe duda de que en mi provincia a veces se hacen las cosas muy bien.

El haber contribuido de manera señalada al parto de dicha actividad, a partir de 1986, no deja de nutrirme de una buena dosis de satisfacción que ha ido creciendo con los años y ha borrado ya por completo las angustias de los rompecabezas imbricados con su creación y primeras ediciones.

Lo que recuerdo con más gusto fue aquel preliminar que se hizo en el auditorio catrín de la Secretaría de Relaciones Exteriores, allá en la emblemática sede de Tlatelolco, misma que resultó muy exitosa en su primera aparición, lo cual fortaleció la idea de que fuera “internacional” y la palabra se incorporara con todo su peso y condición al nombre oficial de la dicha feria.

Por fortuna, no pasó mucho tiempo para que enmudecieran del todo quienes hicieron al principio un cierto escarnio de nuestra pretensión. Supongo que de esos hay por doquier.

Hace muchos años que dejé de participar en la organización de tan magno evento, por haberme dedicado en cuerpo y alma a la resurrección de El Colegio de Jalisco, en lo cual tuvimos éxito también, aunque los últimos dos presidentes de dicha institución, a pesar de haberse encontrado con una mesa muy bien servida y una sólida estructura, más han dejado sumergir la institución en una cierta mediocridad.

La trayectoria de la FIL no ha dejado de ascender hasta alcanzar un verdadero prestigio nacional e internacional. No hay otra fiesta libresca que se le iguale en todo el mundo neolatino, no obstante que en Buenos Aires y en Madrid-Barcelona sendas ferias, también anuales, tienen mucha más antigüedad y experiencia. Tampoco le llega, a pesar de que alcanza también una gran importancia, la de la Ciudad de México que depende de la UNAM.

Vale considerar que, además de su flamante FIL, hay en Guadalajara, a la sombra de su Universidad Oficial, otras actividades anuales que gozan de prestigio; tal es el caso, entre otros, del Festival de Cine de Guadalajara, la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco –cuyo renacimiento data de este milenio– y varias más…

En suma, puede decirse que, habiendo sido la cuna y la sede de una verdadera barbarie antes de 1990, 35 años después la metamorfosis de la presencia social de dicha Casa de Estudios, ha sido extraordinario sin contar con la expansión de sedes de buen nivel en todo el estado que hacen de ella una verdadera universidad del estado de Jalisco.

El invitado de honor de la FIL tapatía será este año la ciudad de Barcelona. Es la segunda vez que no es un país sino una ciudad, pero ello no implica un demérito; lo mismo que la anterior ciudad convidada, que fue Los Ángeles, la de Barcelona tiene una importancia editorial que supera a muchos lo mismo de América y fuera de ella.

Lo cierto es que, por angas o por mangas, la expectativa de este año es mayor que la de años anteriores a lo que ayuda, sin duda, que los representantes de Barcelona estén haciendo, en general, las cosas bien.

La mayoría de las personalidades que formarán su comitiva son plumas de prestigio y el público local, que es de primera calidad, ya ronronea de gusto, por adelantado. Claro que también hay excepciones que han sido convocadas a venir más bien en función de un “compadrazgo” que de un interés por ofrecer el mejor panorama posible, pero es cierto que algunas de las plumas más atractivas de Barcelona también estarán aquí, junto con artistas que atraen a la juventud, editores que tienen presencia en toda América Latina y, claro, según la evolución del aforo en los últimos años, es muy probable que el número de visitantes entusiastas alcance por primera vez la cifra de todo un millón, nutrido con “todos los colores y sabores” posibles.

Espero que los italianos manden observadores para que les orienten a prepararse de la mejor manera posible para la Feria Internacional del año que viene (2026), en la que ellos serán los invitados, y no les pase lo que a España en 2020 cuando no se imaginaron la cauda y la calidad de los visitantes que ya habría en ese año y, a la postre, su participación resultó sumamente desangelada.