De Eddie Palmieri no se ha dicho todo
urante toda su actividad profesional, Eddie Palmieri se mantuvo en la vanguardia de la música popular afrocaribeña. Con sus diferentes formatos musicales tocó hasta en los más apartados rincones del mundo. Sin embargo, la llegada de la “salsa sensual” marcó su salida de la escena. A diferencia de otros fenómenos musicales como el bugalú, que Palmieri integró a su esencia musical, no entró en la nueva corriente salsosa a la que consideró “un desastre”, dedicándose mejor al estudio del piano y a dar conferencias y clínicas musicales.
Presentarse en instituciones educativas era lo que más apreciaba. Entusiasta de la práctica académica, siempre atendía este tipo de invitaciones. Tengo presente una conferencia a la que asistí en la Universidad del Norte de Florida, en abril de 2002, realizada durante los encuentros musicales Great American Jazz Series, donde Palmieri fue la figura central. Acompañado por el percusionista José Madera, el bajista Joe Santiago y el trombonista Conrad Herwig, habló sobre el balance entre los ritmos afrocaribeños y el jazz, sus arreglos musicales, la importancia de la clave cubana y los diferentes patrones rítmicos en los instrumentos de percusión: bongó, tumbadoras y timbales. Se adentró en las técnicas pianísticas de los montunos en el son, guajira-son, chachachá, mambo y rumba, enfatizando su experiencia y recomendación en la disciplina, el estudio y la práctica musical constante.
Al referirse a los arreglos, comentó que lo más importante para él era la introducción en la pieza musical para “atrapar” la atención del escucha. “Es la firma del compositor", dijo. “Nuestra música es afrocaribeña y está creada para el bailador, de esta forma hay que escribir y arreglar pensando también en el vocalista”.
Uno de los alumnos asistentes le preguntó cómo surgió la idea de fusionar la música clásica con las texturas afroantillanas y el maestro respondió que fue producto de muchos años de estudiar los vínculos posibles entre una expresión tonal y otra y puso de ejemplo el Minueto en Sol, de Beethoven, que incluyó en el álbum Vortex (Tropijazz 96).
“Lo que hice fue coger el Minuet in G, de Beethoven, y le puse la estructura de un danzón cubano añadiendo un compás más en cada barra, porque originalmente estaba en un tempo de 3 por 4, como un vals, lo instrumenté en 4 por 4 y salió algo muy interesante.”
En esa idea de fusionar clásicos con el son o rumba comentó que estaba trabajando en una danza de Johann Sebastian Bach ( Gigue) a la que en la segunda parte, después del preludio, incluye los tambores sagrados batá. “Sabía que cuadraba en los patrones rítmicos que estoy utilizando. El de Bach cae naturalmente en 6 por 8 y ahí están muy cómodos los tambores batá, utilizando las armonías del jazz”.
En 2000 Palmieri regresó a los estudios de grabación con su amigo y mentor Tito Puente, una reunión de la que salió el álbum Master piece ( Obra Maestra). Encuentro de majestades, ya que por el disco desfilan músicos y vocalistas de reconocido prestigio. Este trabajo se considera el testamento musicial de Puente y el sueño realizado de Palmieri.
El álbum incluye 12 obras maestras de las que destacan La última copa, Slowwisor, Muddy’s club blues in Weinheim y el medley Cielito Lindo-La negra, dos sones de mariachi donde la maestría comienza a dar sus luces, primero por la vocalización de Oscar D’ León (escúchense con detenimiento sus improvisaciones en el montuno) y el lúdico arreglo de Ray Santos. La entrada del son de La Negra con toda su algarabía y grandeza es magistral.
Dos años después, con músicos de gran trayectoria Palmieri regresó a la salsa y a las giras.
En 2017 publicó Sabiduría, una extraordinaria producción de jazz latino y, en 2018, el álbum Mi luz mayor, dedicado a su esposa Iraida, fallecida en 2014. Ésta, su úlltima grabación en estudio, es una producción ambiciosa con una orquesta de gran formato en la que participan músicos como Gilberto Santa Rosa y Carlos Santana. Un banquete salsero donde se inscriben temas clásicos que gustaban a Iraida como Soñando con Puerto Rico, Quimbombó, El resbaloso y Que falta tú me haces. El álbum sobresale por los mesurados arreglos, encomendados a Ray Santos.
Considerado como una leyenda, “El sol de la música latina” tuvo un último homenaje, que vino de la mano del cineasta afroamericano Spike Lee, quien le incluyó en la película Highest 2 Lowest, donde Palmieri y su banda interpretan el himno Puerto Rico durante el Desfile del Día Puertorriqueño del Bronx. Lee eligió a Palmieri para intervenir en su filme porque “la música es el alma de la película y Palmieri, pianista virtuoso y destacada figura de nuestra cultura a partes iguales, era la persona ideal”.
El fallecimiento de Palmieri el 6 de agosto, pocos días antes del estreno de la película, convirtió el homenaje de Spike Lee en un tributo involuntario.