Lucha por el poder político y medición de la pobreza. 4ª entrega (1ª parte)
a primera gran cuchareada oficial sobre la evolución de la pobreza (P) en México se hizo pública el 25 de octubre de 1993, cuando el Inegi y la Cepal dieron a conocer los resultados de un estudio sobre la evolución de la pobreza en México; a principios de 1994 se publicó un libro titulado Magnitud y evolución de la pobreza en México. 1984-1992. Informe metodológico. El estudio se basa en las Encuestas Nacionales de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 1984, 1989 y 1992. El método aplicado es el de Línea de Pobreza (LP), en la variante de la Canasta Normativa Alimentaria (CNA), subvariante estrato de referencia. Según la crítica que se presenta a continuación, con la línea de pobreza (LP) de esta variante metodológica se identifica solamente la población en situación de pobreza alimentaria (PA), mientras que utilizando la que llaman línea de pobreza extrema (LPE) no se mide nada conceptualmente discernible. Por tanto, al presentar los resultados, pongo énfasis en la PA a pesar de que el estudio no le llama pobreza a la PA sino “situación intermedia”. Para apreciar por qué con este método se mide sólo la PA describo algunos de los pasos del método con detalle y hago explícitas sus implicaciones. El punto crítico del procedimiento es el paso de la línea de “pobreza extrema” (costo de la CNA; a la LP). Mientras la canasta alimentaria se detalla, el resto de los satisfactores –de los cuales ni siquiera se hace una lista de rubros genéricos– quedan como una gran caja negra de la cual lo único que sabemos es su costo total. Es decir, que mientras en alimentación se adopta una postura normativa, en el resto de las necesidades (N) se asume una postura empírica (no normativa). Con base en las ENIGH, se busca el estrato de la población de más bajos ingresos cuya adquisición de alimentos lo sitúe por arriba de los requerimientos nutricionales. Los hábitos alimentarios de este grupo sirven de base para definir la CNA, y su coeficiente de Engel (CE: porcentaje del gasto familiar dedicado a alimentos) es el que se utiliza para transformar la LPE en la LP. Del grupo elegido sabemos que satisface sus requerimientos nutricionales, pero no sabemos su situación en otras necesidades (N). El supuesto implícito, explicitado por Óscar Altimir es “...que los hogares que se hallan por encima del umbral mínimo de alimentación se hallan también por encima de los umbrales mínimos para otras N”. Como lo demostraron los trabajos de Beccaria y Minujin en Argentina, de Kaztman en Montevideo, y varios del Proyecto Regional para la Superación de la Pobreza del PNUD, en varios países de AL, la evidencia empírica demuestra que éste es un supuesto falso. En efecto, muchos hogares no pobres por LP –y por tanto con satisfacción de la NA– sí lo son por NBI, por lo que la satisfacción de aquélla no supone necesariamente la de vivienda, agua, etcétera. Su falsedad, sin embargo, es no sólo empírica, pues el supuesto lleva implícito un proceso de acercamiento simultáneo a la satisfacción de todas las N y a sostener que no existe variación individual en el orden de su satisfacción. Bastaría con observar una de ellas para saber cuál es la situación de todas las demás. Como la satisfacción, real o potencial, de la A es una de las más difíciles de observar empíricamente, sería un camino más eficiente observar la de educación o vivienda y obtener inmediatamente el panorama general. En realidad, como han observado Mack y Lansley, en su estudio en Gran Bretaña, la pobreza requiere una “acción constante de búsqueda de equilibrio entre diferentes conjuntos de N”. Es una acción que nunca funciona. Decisiones imposibles tienen que tomarse acerca de cuáles N quedarán insatisfechas. Algunos cortarán aspectos básicos del vestido para asegurar una comida adecuada, mientras otros se conformarán con una dieta monótona para que sus estándares en los aspectos más visibles de la vida sean aceptables. A medida que los niveles de vida caen más y más por debajo del mínimo, incluso este grado limitado de elección se pierde”.
Si el supuesto que da base al procedimiento de la CNA es empíricamente falso y conceptualmente insostenible, debemos preguntarnos si el método mide algo. En el promedio del estrato de referencia, cuya dieta sirve para construir la canasta alimentaria, y E sirve para transformar el costo de esta canasta en la LP, resulta evidente que es lo mismo comparar directamente el GA per cápita con el costo de la canasta alimentaria per cápita, que comparar el gasto o el ingreso per cápita del hogar con la LP. Formalicemos esto. Sea Er el coeficiente promedio de Engel del estrato de referencia elegido. Éste será igual a Er=Gar /Gtr, donde Gar y Gtr son el gasto alimentario y total respectivamente, ambos per cápita, en el estrato de referencia. Recordemos también que la línea de pobreza en el método de CNA se obtiene de la siguiente forma: LP=LPE/Er.
El criterio de pobreza suele ser: son pobres todos los hogares en los cuales: (1) Gtr LP. Esto es idéntico, para el estrato de referencia, a Gar LPE. Esto demuestra, de paso, mi aseveración de que el supuesto de Altimir, que quien satisface la N alimentaria, satisface las demás N, equivale a suponer que el grupo de referencia elegido (del que sólo sabemos que satisface la NA) no es pobre, haciendo de todo el procedimiento de la CNA uno de razonamiento circular. La conclusión a que llegamos es que el procedimiento de la LP basada en la CNA es una manera de medir la pobreza alimentaria, por lo pronto del estrato de referencia. ¿Qué pasa, sin embargo, con los demás estratos? Los estratos inferiores al de referencia, lo sabemos por la Ley de Engel, gastan porcentajes más altos de su ingreso en alimentación, de tal manera que para ellos no es posible transformar una desigualdad en la otra. Sin embargo, también sabemos, de los estudios empíricos, que si bien el porcentaje que se gasta en alimentación disminuye con el ingreso, va aumentando el valor absoluto del gasto per cápita en la materia, de modo que podemos estar seguros de que, en promedio, los hogares de los estratos inferiores al de referencia gastarán menos que éste en alimentos per cápita. De esta manera, podríamos afirmar que, con el método de CNA de construir la LP, podríamos identificar con casi absoluta certeza la población cuyo gasto alimentario per cápita es menor que el costo de la canasta normativa alimentaria, población a la que hemos calificado en situación de pobreza alimentaria, y que sería toda la que está debajo del estrato de referencia. Es claro el sentido conceptual real del método de la CNA, al que, por tanto, podemos llamar el método de medición de la pobreza alimentaria e interpretar los datos de pobreza en AL, calculados con el procedimiento de CNA, en tal sentido. Aunque debe haber un error en ello, su grado de error es mucho menor que el derivado de interpretar estas cifras como pobreza en general.