La marcha de los estúpidos
i se trata de pulverizar la estabilidad en una nación que ha luchado por avanzar a tiros y tirones en su proceso civilizatorio, Donald Trump lo está logrando con singular éxito. En el medio año que ha estado al frente del gobierno, ha emitido 196 decretos (en cuatro años Biden firmó 162), mediante los que ha cimbrado los cimientos sobre los que se erigió Estados Unidos; muchos, emanados en los principios del Renacimiento y la Ilustración europeos.
Lo mismo en el ámbito económico que en el de salud o el de medio ambiente, por no decir en el educativo y social, ha derrumbado normas a manotazos, sin medir las funestas consecuencias que a mediano plazo pudieran tener. En esa marcha ha despedido a altos mandos del ejército, directores y responsables de dependencias gubernamentales, contralores de oficinas, directores de museos y áreas culturales y científicas, en toda una gama de oficinas gubernamentales. No por faltas a sus obligaciones o mal desempeño, sino por el simple hecho de negarse a subvertir las normas establecidas para la buena marcha del sector público.
En su ánimo vindicativo, ha acusado a varios de sus más cercanos ex colaboradores de atreverse a criticarlo por su desorden en la conducción del gobierno y su atrabiliaria forma de tomar decisiones. Violando la independencia que debe existir entre la oficina de la presidencia y la procuraduría federal, ha ordenado a su titular encontrar pruebas contra algunos de ellos. Dos de sus más recientes ataques han sido hacia el presidente de la Reserva Federal y de la responsable de la CDC (organismo encargado de vigilar y coordinar las acciones para prevenir epidemias). En el primer caso, en su absurda idea de restar independencia a la Reserva Federal, acusó a una de sus gobernadoras de un fraude imaginario para destituirla y así debilitar y restar independencia a esa institución. En el segundo caso despidió a la responsable del CDC por negarse a seguir las directrices del secretario de Salud, quien sin base científica alguna, determinó que la vacuna de covid se restringiera a gran parte de la población, por cuestiones de edad.
Ante esa sucesión de decisiones arbitrarias y sin sentido, sólo queda recordar el libro The March of Folly (La marcha de los estúpidos), de Barbara W. Tuchman, y su aguda crítica al gobierno que llevó a Estados Unidos a una quiebra moral e inestabilidad económica a consecuencia de la guerra en Vietnam.