Hizo suyas causas ecologistas y de protección del territorio, destacan académicos e intelectuales// Tuvo en alta estima “la no violencia como instrumento de lucha”, dijo su esposa

Lunes 1º de septiembre de 2025, p. 30
Zacatecas, Zac., El investigador, defensor del territorio y del medio ambiente, Juan Carlos Ruiz Guadalajara (1963-2024), tuvo en alta estima “la no violencia como instrumento de lucha”, comentó Sonia Deotto, esposa y compañera de diversas batallas sociales del también columnista de La Jornada, durante el homenaje que le rindieron académicos de diversas instituciones y organizaciones académicas y sociales, como la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), el Colegio de San Luis Potosí (Colsan), la Universidad de Guanajuato, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), la Red Columnaria Nodo América Septentrional y el movimiento pacifista OraWorldMandala.
Deotto recordó que “Juan Carlos solía decir que el mundo se divide entre los que conocen a la India, y los que no la conocen”. Expuso que “más de una vez lo escuché confesar a los activistas gandhianos, indios, el impacto que le causaba la no violencia. Sabemos de qué hablamos”.
La coordinadora de OraWorldMandala compartió con quienes siguieron el acto de manera física o virtual que ella y Ruiz Guadalajara se casaron en el subcontinente indio, durante un viaje para conocer la cultura del Valle del Indo. Añadió que en aquella región del mundo, en el río Ganges, a la altura de la ciudad sagrada de Varanasi, fue esparcida parte de las cenizas de Juan Carlos.
Durante el homenaje académico de semblanza Historia Paz y Justicia participaron decenas de investigadores, académicos e intelectuales que conocieron y trataron a Ruiz Guadalajara, quienes expusieron sus experiencias de vida al convivir o trabajar al lado del reconocido académico, nacido en la Ciudad de México pero eventualmente radicado en San Luis Potosí, teniendo como trinchera académica al Colsan, donde hizo suyas causas ecologistas y de protección del territorio emblemáticas, entre ellas las defensas del Cerro de San Pedro y de la Sierra de San Miguelito.
Ángel Román Gutiérrez, rector electo de la UAZ, rememora: “a Juan Carlos lo conocí alrededor de 1993, cuando fuimos compañeros en el Colegio de Michoacán”, para obtener un título de doctorado, momento en el cual ambos tenían menos de 30 años, “y empezamos a hacer y cosechar una amistad”.
Narró que estando los dos en la ciudad de Zamora, estudiando en el Colegio de Michoacán, “los que pasamos por ahí sabemos que no había otro distractor más que el domingo pelearnos el periódico La Jornada, que era lo único que llegaba de periódicos, corríamos para tenerlo y chupárnoslo, pues La Jornada no llegaba entre semana, solamente era el domingo”.
Ruiz Guadalajara tenía espíritu crítico y además era valiente, recordó Román Gutiérrez, pues para el proceso electoral presidencial de 1994 “Juan Carlos estaba haciendo un artículo sobre el proceso electoral y tuvo el atrevimiento de meterse a la comunidad de la Nueva Jerusalén, un lugar religioso de Michoacán, en plenas votaciones, e hizo una especie de artículo de denuncia, donde incluyó a Papá Nabor, líder de esa secta donde existían en ese momento irregularidades, la compra del votos en este momento del PRI”.
Al respecto, la investigadora zacatecana Juana Elizabeth Salas Hernández, moderadora del evento académico y homenaje, manifestó que Ruiz Guadalajara –quien en los últimos cinco años de su vida padeció esclerosis lateral amiotrófica (ELA)–, estuvo siempre productivo: “Su último artículo de colaboración para La Jornada lo escribió con un solo dedo sobre el teclado de la computadora, porque debido a su enfermedad, su movilidad se había reducido casi totalmente”.
Una fructífera simbiosis
Otro participante fue Manuel Nava Calvillo, del Frente Ciudadano Anticorrupción de San Luis Potosí, quien planteó cómo, desde su perspectiva, en su trabajo académico y como columnista de este diario, Ruiz Guadalajara tejió una fructífera simbiosis: “Si el Colsan fue su fragua, La Jornada fue el yunque donde martillaba sus ideas para darles la forma de armas para el debate público, sus artículos de opinión eran la extensión natural de sus investigaciones académicas, traduciendo el rigor del análisis histórico y social a un lenguaje accesible, directo y contundente, diseñando para movilizar y para concientizar”.
Llamaba a las cosas por su nombre: saqueo, corrupción
“Juan Carlos no opinaba desde la coyuntura inmediata, cuando denunciaba el ecocidio de la minera San Xavier en el cerro de San Pedro (…) su denuncia adquiría una profundidad devastadora, no era un evento aislado, sino la repetición de un patrón histórico de saqueo. Su pluma era afilada y precisa, utilizaba la ironía para desnudar la hipocresía del discurso político. Llamaba a las cosas por su nombre, despojo, saqueo, corrupción”.
Por su parte el político y abogado Jesús González Schmal afirmó que desde el momento que conoció a Ruiz Guadalajara “me impresionó”, al realizar la biografía del escultor michoacano Feliciano Béjar, de quien dijo “tenía el mismo defecto que Ruiz Guadalajara: eran intransigentes con la simulación, intransigentes con la mentira, intransigentes con fórmulas políticas de acomodos”.
Agregó que Ruiz Guadalajara “tenía esa particularidad, yo diría que era un pensador, un historiador, pero ante todo un ciudadano comprometido (…) la obra de Juan Carlos es imperecedera porque siempre su horizonte y su vida se dirigió a hacer un mejor futuro para nuestra patria”.
El historiador Pedro Salmerón Sangines, por su parte, lamentó en su intervención vía Zoom no estar físicamente presente en los honores rendidos a Ruiz Guadalajara en Zacatecas, “tenía muchas ganas de ir y había hecho planes para acompañarlos a llevar parte de las cenizas de Juan Carlos al Cerro de la Bufa”.
Mencionó las intervenciones del homenajeado, “cuando tomaba la palabra en todas las sesiones del Consejo Consultivo Nacional de Morena, para reprochar la tibieza de las acciones del partido contra la minería a cielo abierto, contra la depredación de los pueblos y contra la explotación irracional del agua”.
Entre otros participantes intervino también Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión en La Jornada, quien recordó que Ruiz Guadalajara comenzó a colaborar en el periódico en 2012. “Su último artículo fue, como todos los anteriores, inteligente, descarnado, lúcido y conmovedor”, resaltó.
Criticó la devastación por la gran minería a cielo abierto
Sostuvo que a partir del primer momento, Juan Carlos Ruiz en sus colaboraciones “explicó con crudeza y profundo conocimiento la devastación provocada por la gran minería a cielo abierto y los actores económicos que la promueven. Nadie interrumpió sus colaboraciones, así estuviera en las fronteras de Cachemira o en los archivos del Vaticano”.
Hernández Navarro afirmó igualmente que Ruiz Guadalajara destacó por su defensa de los pueblos originarios en sus textos: “es el caso, por ejemplo, del artículo donde narró la dolorosa desaparición de su amigo líder de la nación yaqui, Tomás Rojo, que después apareció asesinado. Siempre defendió las mejores causas”.
Ruiz Guadalajara tuvo un sueño de vida, reveló Luis Hernández Navarro: “ser piloto aviador”, y lo logró, “a lo largo de su vida, surcó los aires muy alto (…) en un mundo lleno de vanidad y frivolidad, con una celebración de vida, verdadera, y la demostración de lo que el pensamiento crítico puede y es capaz de hacer, aún ante la adversidad”.