Viernes 22 de agosto de 2025, p. 22
Pekín. El presidente chino, Xi Jinping, visitó ayer Lhasa en un viaje inusual y no anunciado para conmemorar el 60 aniversario de la fundación de la región autónoma de Xizang (Tíbet), donde llamó a construir un Tíbet “socialista moderno” que sea “unido, próspero, civilizado, armonioso y hermoso”.
“Gobernabilidad, estabilidad social, unidad interétnica y armonía religiosa”, pidió Xi en la ceremonia que tuvo lugar frente al Palacio de Potala, antigua residencia de los dalái lamas –líderes espirituales del budismo tibetano–, y aseguró que China logró “mejorar la calidad de vida de los residentes” de esta zona montañosa de Asia.
En septiembre de 1965, seis años después de que el decimocuarto dalái lama huyó a India –donde instaló un gobierno en el exilio tras un levantamiento fallido–, el Partido Comunista Chino estableció la Región Autónoma de Tíbet y confirió a los grupos étnicos minoritarios, como los tibetanos, mayor poder de decisión en asuntos políticos, incluida la libertad de credo religioso.
Grupos de derechos humanos acusan a los líderes chinos de reprimir la cultura tibetana, mientras Pekín afirma que sus políticas fomentan la estabilidad y el rápido desarrollo económico en una de las regiones más pobres de China.
Zhuoma Renzeng, representante de Chengguan, resaltó los avances de la región: “Las carreteras son más anchas, las luces de las calles más brillantes, las montañas más verdes, la antigua ciudad de Bakhor es más hermosa, la construcción urbana es cada vez más moderna, los ancianos tienen más lugares de ocio, los jóvenes trabajan duro y los niños crecen saludablemente”.