a publicación de los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (Enigh) ha permitido reconocer el impacto de las políticas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sobre la desigualdad. Dos datos son importantes en la Enigh de 2024: la comparación entre los ingresos del decil más pobre con los del más rico para 2016 y 2024, que pasaron de 21 a 14 veces, y el coeficiente de Gini con transferencias en esos mismos años, cuyo registro pasó de 0.449 a 0.391. En ambos indicadores, la reducción de la desigualdad es notable. Reconociendo esto, conviene matizarlo contrastándolo con otra fuente, como la World Inequality Database (WID), que produce información relevante en materia de desigualdad.
La Enigh 2024 ofrece, además, información muy valiosa para conocer la situación y evolución reciente del ingreso de los hogares mexicanos. Por ejemplo, el ingreso promedio del hogar mexicano en 2024 fue de 27 mil 307 pesos mensuales. La desagregación de este ingreso promedio indica que 65.6 por ciento provino del ingreso por trabajo; 17.7 de transferencias como jubilaciones, remesas, becas y donativos; otro 11.6 resultó de estimar el costo del alquiler de vivienda y el restante 4.9 por ciento corresponde a ingresos por renta de la propiedad.
El ingreso de 2024 fue 21.7 por ciento mayor que el registro de 2018. La explicación de este aumento es clara. Se ha elevado la importancia de las remuneraciones al trabajo por tres razones: los incrementos en términos reales de los salarios mínimos generales y profesionales, derivados de acuerdos logrados entre el gobierno y los representantes patronales; las buenas condiciones del mercado laboral han auspiciado que se incrementen los salarios contractuales, y los cambios en la legislación laboral, como la eliminación de la subcontratación. Por esto, el peso de las remuneraciones al trabajo llegaron a 65.6 por ciento. Las transferencias crecieron de 15.3 por ciento en 2018 a 17.7 en 2024. Los aportes del gobierno importan, pero importan más los salarios y sueldos que se pagan.
La Enigh desagrega el ingreso de los hogares en 10 partes iguales, en deciles. Para conocer la distribución, se comparan los extremos: el decil X, de mayores ingresos, con el decil I, de menor ingreso. Esta comparación señala en 2016 que los más ricos tuvieron ingresos 20.6 veces superiores que los de los más pobres. En 2024 fue 14.1 veces superiores. La explicación de esta disminución de la distancia es que el ingreso promedio del decil I a precios de 2024 aumentó 36.4 por ciento; en tanto, el del decil X disminuyó 7.6 por ciento.
Esta disminución del ingreso de los más ricos también se percibe si se le compara con los deciles de menores ingresos. En 2016, el decil más rico se apropiaba entonces de 36.4 del ingreso nacional, casi lo mismo que 70 por ciento de las familias mexicanas que recibieron ingresos equivalentes a 36.8 por ciento del total. En 2024, la participación del ingreso promedio del decil X en el ingreso nacional fue de 30.3 por ciento, lo que resulta casi igual a lo que recibieron los seis primeros deciles (31.6), 60 por ciento de la población.
Las razones por las que disminuyeron los ingresos de los más ricos no son claras. La disminución, además, no se registra en otras fuentes de información. Una importante es la WID, creada por Piketty, Saez, Zucman y otros importantes economistas que han estudiado profundamente la desigualdad mundial.
Esta base de datos sobre desigualdad ofrece información para más de 200 países, entre ellos México. De acuerdo con esta fuente, la participación del 10 por ciento más rico en el ingreso nacional en 2023 fue de 59.6 por ciento, casi el doble de lo que señaló la Enigh para 2022 y 2024, cuando la participación se situó por encima de 30 por ciento. Respecto a la participación de 50 por ciento inferior en el ingreso nacional, la Enigh señala 23.3 por ciento en 2024 y la WID indica que en 2023 fue de 7.6 por ciento. Las diferencias son significativas y dan lugar a consideraciones políticas distintas.
Al ofrecer esta comparación, no se propone rechazar la información que ofrece la Enigh. Se trata de una encuesta consistente en el tiempo, metodológicamente sólida, construida a partir de estándares internacionales debidamente validados. Sus resultados son indudablemente valiosos. Pero es conocido que hay subestimación del ingreso de los grupos con más recursos en el país. Los hogares de estos superricos no han tenido menos ganancias, sino aumentos muy por encima de lo que ha crecido el ingreso promedio de los hogares mexicanos. Probablemente haya ocurrido, pero no en la medida señalada por el Inegi en su Enigh 2024. Por ello, sigue vigente la necesidad de gravar a los ricos para redistribuir hacia los más pobres, los pobres e incluso los sectores medios.