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Los pueblos indígenas: nada que celebrar
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l 23 de diciembre de 1994, la Asamblea General de Naciones Unidas decidió que el Día Internacional de los Pueblos Indígenas se celebraría cada 9 de agosto (resolución 49/24). Justo esa fecha permite enunciar y contrastar posturas. En efecto, no vamos a detenernos en celebraciones oficiales centenarias, sólo destacamos que los pueblos indígenas han ejercido en la práctica su derecho a la autonomía, hasta donde las circunstancias de Estado y de poder les permiten. También podemos señalar que su derecho no pasa por la política del Estado mexicano para defender el indigenismo y sus variantes desde 1948, en el cual ha construido, y lo sigue haciendo, lo que en aquellos años se llamó “la clientela INI” hasta la de hoy con el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), cuya “celebración del 9 de agosto” fue una reunión en el Complejo Cultural Los Pinos con “representantes” de los 70 pueblos indígenas de México y de comunidades afromexicanas, cuyo eje fue la presión o ¿esperanza? para que en el próximo periodo de sesiones del Congreso de la Unión, sea presentada la iniciativa de Ley General de Pueblos y Comunidades Indígenas y ­Afromexicanas.

En marcado contraste, hoy continúa, hasta el próximo día 17, la realización del Encuentro de Resistencias y Rebeldías Algunas Partes del Todo, convocado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el caracol de Morelia, en el municipio de Altamirano Chiapas, al que asisten 768 personas de 37 países. Lejos de tener como eje el 9 de agosto prevalece la postura anticapitalista de que, si bien se articulan representaciones de pueblos indígenas, la zapatista en primer lugar, las miradas y movimientos refieren a los pueblos indígenas o no que son igualmente afectados y llamados a compartir sus experiencias y a organizarse para destruir el sistema capitalista. Muy significativo fue el mensaje inicial del subcomandante insurgente Moíses contra el genocidio en Palestina: “Todos somos niñas palestinas, todos somos niños palestinos”. El Congreso Nacional Indígena (CNI) afirmó en dicho encuentro que “los discursos demagógicos y la simulación que nacen de la 4T, los pueblos viven de forma cruda el capitalismo. Su voracidad ambiciona y necesita los territorios para reproducirse”. Asimismo, la reforma constitucional indígena aprobada en 2024 por el Congreso de la Unión fue presentada por “el indigenismo oficial” como un asunto histórico en el reconocimiento de sus derechos y como la consumación de los acuerdos de San Andrés. Sin embargo, se omitió deliberadamente que esos acuerdos quedaron absolutamente desfasados hace muchos años. Agregó que esa reforma constitucional “olvida en su totalidad el reconocimiento y la protección de los territorios, mientras la motivación profunda de la llamada 4T es de continuidad neoliberal y es el despojo de nuestros territorios y la explotación despiadada de la tierra es parte medular de esa continuidad”.

En adición destacamos dos pronunciamientos específicos sobre la llamada celebración del 9 de agosto. Un amplio conjunto de organizaciones sociales afirmó que el Día Internacional de los Pueblos Indígenas es un recordatorio “urgente de las deudas históricas, estructurales y actuales que persisten. En México, entre 2016 y 2025, al menos 68 personas indígenas defensoras fueron asesinadas por su labor en defensa del territorio y la vida. A esta cifra se suman siete intentos de homicidio y 17 desapariciones; de estas últimas, 12 personas fueron localizadas con vida y cinco continúan desaparecidas. Entre las 92 víctimas registradas, al menos 82 eran hombres, nueve mujeres y una persona no binaria. Además, persisten la criminalización, las amenazas, la estigmatización, el desplazamiento forzado y las agresiones contra comunidades y autoridades tradicionales”.

Por su parte el Consejo Supremo Indígena de Michoacán acordó “la movilización general, por medio de tomas de carreteras de manera pacífica; lo anterior en defensa de nuestros territorios y derechos colectivos, por la paz, la seguridad y la verdadera justicia de las comunidades originarias”. Agregó que “el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, institucionalmente es una fecha que sólo sirve para realizar eventos, foros, conferencias, tomarse la foto y legitimar las acciones gubernamentales; sin embargo, para nosotros no es un día de festejo, es un día para continuar resistiendo y luchando”.

La política indigenista central es la decisión del gobierno federal para destinar al menos 10 por ciento de los recursos del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) a los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos, con el fin de reducir los rezagos, afirman, que en la materia prevalecen en sus territorios. Hay clientela indígena sin duda para esa opción divisionista de mejorar la infraestructura , mientras los pueblos, en su mayoría, persisten en detener la violencia estructural, cuyo sello capitalista es inocultable.