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“Cuando hago cuadros veo un nuevo amanecer”

A sus 88 años, el pintor Juan Antonio Lara asegura: “uno siempre tiene por descubrir cosas maravillosas”

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▲ Una vez que empieza una obra, Juan Antonio Lara Flores no para hasta terminarla, algo que puede hacer en un día. En la imagen, Sin Título II.Foto cortesía del artista de foto
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de agosto de 2025, p. 5

A sus 88 años, el pintor Juan Antonio Lara Flores ha expuesto en múltiples foros. A pesar de ser médico de profesión, aprovechó sus momentos de descanso para dedicarse a plasmar colores: “Me siento vivo cuando pinto y cada vez que hago cuadros es como ver un nuevo amanecer, lo disfruto mucho y me da fuerzas”, dijo el artista autodidacta en entrevista con La Jornada.

Su salud se ha deteriorado y no puede salir de su casa sin compañía, por lo que su hijo lo ayuda a conseguir todos los insumos para que continúe su aventura pictórica. “Creo que un médico tiene que ser alguien culto en varios aspectos, no solamente en la disciplina, sino de la vida. Tiene que leer las grandes obras y ver las pinturas para humanizar y entender más por qué nos decidimos por esta profesión”.

Tras estudiar medicina en los años 60, Juan Antonio Lara Flores optó por especializarse en la cirugía plástica, tras lo que trabajó en el servicio de salud mexicano, específicamente en el Hospital General, ubicado en la capital del país.

“Ya que empiezo a pintar me pierdo y no paro hasta terminar un cuadro, lo puedo hacer en un día. Mi formato es de un metro por 70 centímetros, casi siempre en tela, y tardo de tres a seis horas en acabar, otro tanto es en cartulina de 60 por 40 centímetros, utilizo gesso para ambas”, explicó Lara Flores.

En el sitio web delbisturialpincel.com.mx el público puede apreciar más de un centenar de piezas creadas por Lara Flores. Su mensaje: “uno siempre tiene por descubrir cosas maravillosas”.

Ha expuesto en el Centro Cultural Jaime Sabines, el Museo de León, en Guanajuato; en el auditorio Abraham Ayala González, del Hospital General de México, y en la galería Fayad Jamín, de la embajada de México en Cuba, entre otros recintos. También creó la portada del libro Penumbra, de Antonio Zuckermann, y de su disco, En vivo; además del epé Al son de una guitarra, de Adrián Nieto.

Rutina diaria

“En los años 90, tras mi jubilación, me reuní con Leonel Maciel, Miguel Urbán, Javier Arévalo, Byron Gálvez y otros artistas. Al principio sólo era convivencia, pero después me atreví a pintar con ellos y resultó que no lo hacía mal. Ahí comencé a tomármelo en serio y a iniciar una rutina diaria con ello”, comentó.

El pintor asegura que su trabajo se divide en tres épocas: “la primera, que se puede ver en mi sitio web, son como unas 150 piezas, es la que más promoví. Tengo otras 300 pinturas que trabajé, pero que no ha visto el público; otra que ya culminé y que aún no tengo enmarcada, y la que estoy trabajando ahora”, comentó.

“Vivo intensamente el acto de pintar, ahí van tus fantasías, tus éxitos y fracasos. Aunque he querido enfocarme en cosas que me hacen feliz, el corazón siempre dicta cómo es lo que hace uno. Me enfoqué en mi alegría y si uno ve esos primeros trabajos, ninguno de ellos habla de nostalgia del pasado, sino lo que vivía: el presente”, comentó.

Juan Lara aseguró que algunos de sus trabajos vienen de inspiraciones de técnicas de otros pintores, pero en su mayoría surgen de su imaginación: “creo que uno tiene que ser original, ante todo. Me gusta tener comunicación con quien ve mi obra. A veces no nos damos cuenta, pero el arte es un lenguaje, el tiempo por sí mismo hace que trascienda épocas y la historia es lo que lo hace relevante”.

Varias pinturas de Juan Antonio Lara se encuentran en colecciones privadas, otras en una casa que tiene en la Ciudad de México y algunas más las ha conservado en su hogar, en Querétaro: “Justo cuando ya quería empezar a enmarcar algunas, hace como tres años, me dieron tres infartos al miocardio, y mis médicos me recomendaron irme a un lugar más tranquilo y con menos altitud”.

“Volví a nacer. Los infartos me dieron cuando salí a la calle y un vecino fue el que me ayudó. Una situación así conmociona y me planteé disfrutar mucho más. Mi trabajo se ha transformado y me impulsó aún más a seguir en la pintura, uno no puede dejar que estos accidentes nos detengan”, agregó el artista.

Lara Flores también ha reflexionado en su trascendencia espiritual y en el futuro de sus cuadros cuando ya no esté: “algunos los voy a heredar a mis hijos, en partes iguales, y otros los quiero donar a museos y universidades de Querétaro. El arte es para vivirse, crear y sí, para enseñar y aprender”, concluyó.