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Estados Unidos ha regresado
B

ajo este lema, el presidente Donald Trump está organizando un nuevo orden económico a favor de los intereses de EU. Los aranceles son el arma clave de su guerra comercial.

A partir de abril, las exportaciones de México, hacia el país vecino están sujetas a 25 por ciento de arancel en represalia por el tráfico de fentanilo; sin embargo, este arancel sólo aplica para las exportaciones que no pasan por el marco del Tratado Mexico, EU y Canadá (T-MEC), de ahí que sólo afecte a 15 por ciento de las ventas. Pero también ha establecido aranceles de 25 por ciento para las exportaciones automotrices, y para las de acero, aluminio y cobre, una tasa de 50 por ciento. En los hechos, los aranceles automotrices y a los metales invalidan el T-MEC que los prohíbe, pero a la vez es este acuerdo el que ha permitido que los aranceles de 25 por ciento no afecten al total las exportaciones.

El 31 de julio, Trump estableció nuevas tarifas para las exportaciones de varios países, pero en el caso de México, prolongó por tres meses su definición, buscando alcanzar un acuerdo general. Trump afirmó que a cambio de la prórroga, la presidenta Sheinbaum se comprometió a eliminar inmediatamente las barreras no arancelarias, que según él son muchas.

La oficina del Representante Comercial de EU (USTR), había elaborado en marzo el informe sobre barreras al comercio exterior de 2025 (NTE), que comprende 60 países. En el caso de México varias tienen relación con la agricultura y fueron establecidas en el sexenio anterior.

EU lidera una política de apoyo y promoción a los cultivos y productos transgénicos, a la industria agroquímica y a la agricultura industrial. Así reclama como una barrera no arancelaria que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha rechazado los permisos de importación para productos que contienen glifosato, sin notificar a la Organización Mundial del Comercio, y sin evidencia científica que lo justifique. En julio de 2024, México definió una cuota de importación para el herbicida. EU es el principal exportador a México y la cuota disminuye sustancialmente el volumen que puede ingresar al país, a pesar de que el glifosato sigue manteniendo el registro para su uso en México.

Apunta que las empresas estadunidenses informan de retrasos significativos para obtener los registros para plaguicidas y productos genéticamente modificados, y que las decisiones no se basan en ciencia.

Se refiere al conflicto alrededor del maíz transgénico y sostiene que el panel de solución de controversias en diciembre del 2024, dio la razón a EU en las siete reclamaciones legales presentadas en virtud del T-MEC. El panel encontró que las medidas de México no se basaban en ciencia y socavaban el acceso al mercado al que México se había comprometido. Esta barrera fue saldada en 2025, pero el vecino país la muestra como recordatorio.

Reclama que México rechazó las solicitudes para el cultivo de algodón transgénico en 2019 y 2020. En 2023 las empresas solicitaron siembras experimentales de tres nuevos eventos de algodón transgénico y hasta diciembre 2024 no habían obtenido decisión. Así, exige que reconsidere los rechazos y utilice procesos de aprobación basados en ciencia y en análisis de riesgo.

Podría pensarse que las quejas estadunidenses tienen que ver con dilaciones y requisitos por falta de capacidad de la instituciones mexicanas; sin embargo, estas denuncias también las hace EU a la Unión Europea (UE), pues tienen su origen en el distinto nivel de riesgo que las sociedades están dispuestas a correr. La UE con un mayor enfoque precautorio, mantiene fuertes regulaciones y los países que la integran, pueden establecer restricciones de manera relativamente autónoma, en tanto EU se ha caracterizado por una ausencia de regulaciones a favor de las empresas.

La propia UE utiliza mecanismos similares a los que utilizó México –y que EU les reclama a ambos– para intentar sortear las directrices de la OMC, orientadas a promover el libre comercio sin regulaciones. La única y fundamental diferencia es que la UE no tiene un tratado con Estados Unidos.

La presidenta Sheinbaum afirmó respecto a los aranceles de julio, que se logró el mejor acuerdo posible en la situación actual, pues por 90 días no aumentarán los aranceles a las exportaciones hacia Estados Unidos y se buscará lograr un acuerdo global más amplio.

Desde la llegada de Trump por segunda vez a la presidencia de EU, el gobierno de México tenía como objetivo prioritario mantener el T-MEC, que a pesar de haber sido renegociado en su primer mandato en 2020, podría estar en riesgo de desaparecer. La interdependencia económica y la asimetría de poder dejan a México sin margen de maniobra para ignorar las obligaciones y compromisos del T-MEC.

* Directora del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano