ONU impartirá taller
Por cada 100 hombres precarios hay 121 mujeres en esa condición

Lunes 4 de agosto de 2025, p. 12
En Latinoamérica y el Caribe prevalece la feminización de la pobreza
, ya que por cada 100 hombres en situación de pobreza, hoy tenemos 121 mujeres en esa condición
, planteó Cecilia Alemany, directora regional adjunta de ONU Mujeres.
Añadió que en la región tres de cada 10 personas están la pobreza, y una de cada 10 la experimentan en su vertiente extrema. Asimismo, la incidencia de esta condición es más alta en mujeres que en hombres y la brecha se amplía entre los 25 y 44 años de edad, lo que coincide con la edad reproductiva y cuando la carga de cuidados es mayor.
En el Taller para periodistas y comunicadores: XVI Conferencia Regional sobre la Mujeres de América Latina y el Caribe, Alemany resaltó que la incidencia de pobreza es también más elevada en mujeres jóvenes, indígenas, afrodescendientes y habitantes de zonas rurales.
En vísperas de dicha conferencia, que se realizará del 12 al 15 de agosto en la Ciudad de México, agregó que el hecho de que las mujeres no tengan ingresos propios no sólo las condena a seguir en pobreza, sino también les impide salir de situaciones violentas.
Una de cada cuatro mujeres en la región no tiene ingresos propios, en comparación con uno de cada 10 hombres. Esto es un problema porque en la medida en que una de ellas no carezca de ellos tiene muchas dificultades para salir no sólo de la pobreza, también de relaciones violentas o situaciones de discriminación. No hay capacidad de tener autonomía ni física ni política si no se tiene autonomía económica.
Apuntó que en los quintiles más pobres, 40.4 por ciento de la población femenina no recibe ningún ingreso, lo que significa el doble de pobreza en relación con los hombres, ya que en ese mismo quintil, sólo 23 por ciento de ellos carecen de ingresos monetarios.
Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), precisó que el tema central del encuentro es delinear las formas sobre cómo establecer una sociedad del cuidado.
Hay un número insuficiente de personas, de servicios e infraestructura, y lo que está trayendo esto es que la economía del cuidado se sostenga en los hombros de las mujeres, muchas veces de manera no remunerada, y por tanto lo que se está planteando es un gran cambio, incluido un cambio cultural, que implica una construcción colectiva y multinivel
de este sistema.
Todavía existe una asignación estereotipada sobre la idea de que el cuidado es una responsabilidad de nosotras las mujeres; esto está cambiando, pero no a un ritmo suficiente, aunque también sea una corresponsabilidad social. Es decir, en el cuidado tiene que participar el Estado como principal garante, pero también la comunidad, los hogares, el sector privado y el mercado
.