Subraya fricciones bilaterales en el tema de las barreras no arancelarias

Viernes 1º de agosto de 2025, p. 4
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo logró “persuadir” a su par estadunidense, Donald Trump, de aceptar 90 días para negociar el acuerdo de largo plazo sobre los aranceles de 30 por ciento a productos mexicanos en una conversación cordial, más “no entre amigos, porque no tenemos los mismos intereses”, contó a La Jornada el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, parte del equipo negociador mexicano.
Otros integrantes, como el canciller Juan Ramón de la Fuente, resaltaron la importancia que dio el republicano a negociar con la Presidenta, porque se hizo acompañar de la plana mayor de la Casa Blanca. Entre ellos, el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado, Marco Rubio, de lo cual dio cuenta el mismo Trump.
En entrevista, Ebrard, testigo del diálogo, comentó que no sintió que la conversación entre ambos mandatarios fuera “tensa”, pese a que la mayor parte de la llamada “no se estuvo de acuerdo”, porque Trump “quería iniciar” sus aranceles, como tenía planeado, el primer minuto de este viernes, en lo que la mandataria mexicana mantuvo un firme rechazo, por lo que propuso el acuerdo de los 90 días.
“Me pareció ingeniosa porque coloca a México en un alto punto, sólo comparable con China, y nos lleva a fin de año, noviembre, muy cerca del inicio de la revisión del T-MEC (Tratado México, Estados Unidos, Canadá), en enero”.
Con este acuerdo, insistió, “ya te acercas mucho para lograr meternos a la cajita del T-MEC y salirnos de la pradera arancelaria unilateral”. Resaltó: los 90 días ganados “valen oro molido”.
Ebrard narró que en su novena conversación con Trump, Sheinbaum “defendió sus puntos, manejó sentido del humor, insistió en cifras, por ejemplo que México es el principal importador de Estados Unidos. La vi ágil en sus argumentos”.
–¿Con qué planteamiento convenció a Trump?
–Se lo fue ganando y al final ella sacó esa carta y lo persuadió. Creo que él la escucha y tienen mucho respeto mutuo.
–Parecería que a Trump nada lo hace cambiar de opinión.
–Pues cuesta mucho.
Ahora, “la preocupación de México es reducir el arancel de 25 por ciento, y de acero y aluminio, así como de otros temas, lo que parece difícil” en el entorno actual.
Trump habló con la Presidenta de México rodeado por Vance, y los secretarios de Estado, Marco Rubio; del Tesoro, Scott Bessent; de Comercio, Howard Lutnick, así como el representante Comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer; la jefa de gabinete, Susie Wiles, y el asesor de Seguridad Nacional, Stephen Miller.
En la mañanera del pueblo, a la que acudieron para acompañar a la presidenta De la Fuente y el jefe para América del Norte, Roberto Velasco –quienes también atestiguaron la llamada como parte del equipo de negociación–, Ebrard destacó que con lo alcanzado ayer, México pasó en pocos meses de estar en riesgo de perder el T-MEC a consolidar una posición ventajosa rumbo a un acuerdo de largo plazo con Washington, tras la estrategia de negociación que estableció Sheinbaum Pardo con Trump.
El secretario de Economía recordó que en enero pasado México enfrentaba un escenario crítico: la amenaza de que todo su comercio con Estados Unidos quedara sujeto a un arancel general de 25 por ciento, equivalente a operar sin tratado.
“La situación implicaba que nuestro país prácticamente quedara fuera de las condiciones preferenciales del T-MEC”, pero gracias a la negociación liderada por la titular del Ejecutivo, 84.4 por ciento de las exportaciones mexicanas permanecen protegidas por el acuerdo y sin aranceles adicionales, sostuvo, al igual que más tarde ante empresarios en la ceremonia Hecho en México, mentes en acción.
El funcionario destacó que ningún otro país, salvo Canadá, cuenta con un trato similar frente a las medidas comerciales de la administración Trump. “Todo esto se logró sin ninguna concesión adicional de México, lo cual subraya la efectividad de la estrategia adoptada”.
Agregó que los próximos 90 días serán cruciales para abordar temas que aún generan fricciones, como las “barreras no arancelarias” de México al comercio estadunidense, que abarcan regulaciones técnicas, normas laborales, reglas de origen y propiedad intelectual.
“El comercio no se define sólo por aranceles; también por condiciones que determinan cómo fluyen los bienes y servicios. Lo que hoy hacemos es preparar el siguiente capítulo del T-MEC, rumbo a la revisión de 2026”, explicó.
Rechazó que las amenazas arancelarias mermen la inversión, pues dijo que la Presidenta ha demostrado que puede resolverlo.