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Alejandro Loredo comparte La jarana de arco, proyecto sonoro que le tomó 12 años
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▲ Raquel Palacios, Vico Díaz, Alejandro Loredo y Sebastián Espinosa ofrecieron un concierto en Jazzatlán Capital.Foto cortesía de los artistas
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de julio de 2025, p. 5

El músico Alejandro Loredo presentó su proyecto La jarana de arco en un concierto realizado en Jazza-tlán Capital, donde tuvo de invitados a Raquel Palacios Vega, soprano y ejecutante de jarana, al bajista Vico Díaz en la leona, y al pianista Sebastián Espinosa. Loredo interpretó la jarana de arco soprano y el requinto. Tocar la jarana con arco es un concepto suyo.

En la actuación de dos horas escucharon sones de corte tradicional, como El cascabel, El pájaro cú y El aguanieves, y se experimentó con sonoridades de la música barroca, como las folías y algunas piezas de Bach, éstas a cargo de Díaz y Espinosa, que vienen de otros géneros como la música clásica, el jazz y el rock. Aunque con la libertad de ponerles la licencia de la acentuación y la prosodia musical que tenemos de acuerdo con los acervos que hemos creado cada quien, pero con la licencia de la música que todos tocamos, que es la tradicional del Sotavento, puntualiza Loredo.

La jarana de arco se inició hace 12 años; pretende promover el sonido del instrumento que le da nombre. Busca la recuperación de los sonidos de cuerda frotada en el son jarocho, detalla el ejecutante. Estos instrumentos se fueron perdiendo al paso del tiempo por diferentes razones, sólo quedaron reminiscencias en la zona de los Tuxtlas: un rabel chiquito conocido como violín tuxtleco, por su forma.

De acuerdo con Loredo, hubo un rompimiento generacional en el que dichos instrumentos se dejaron de construir. Sin embargo, en años recientes se ha recuperado la jarana. A partir de ahí me di cuenta de que había un campo inexplorado tanto en la laudería como en la música que era el de los sonidos de las cuerdas frotadas. Eso, porque los llamados violines de los Tuxtlas son instrumentos por lo general muy pequeños y con algunos problemas de construcción. Digo problemas con mucho respeto, pensando sobre todo en su inserción en la música un poco más global, situación que vive el son jarocho en la actualidad.

Más allá de su contexto tradicional campesino, el son jarocho en los pasados 30 años ha experimentado una gran extensión. Relacionarse con otros géneros ha hecho que la laudería de los instrumentos del género se ha desarrollado para que éstos puedan estar al nivel de afinación, volumen y capacidad de ejecución de otros que son más universales, anota Loredo.

Durante mucho tiempo, precisa, la música campesina fue muy marginal, lo que hacía que se construyeran instrumentos también en condiciones precarias. Eso, en otros ámbitos, puede ser un problema en cuanto, por ejemplo, a la afinación.

A lo largo de 12 años Loredo ha elaborado instrumentos de varias tesituras; sin embargo, desde hace 18 meses logré consolidar la instrumentación de un bajo tenor, un contralto y un soprano, y hacer arreglos tanto de música tradicional como nueva para éstos, por lo que ha logrado dar conciertos de solista.

Crear comunidad

Hace algunos meses, como parte de la difusión de la jarana de arco, Loredo ha invitado a músicos tradicionales y contemporáneos para crear juntos, porque para uno de los principales motores de este proceso, aparte de la creatividad y de tener un instrumento propio, hecho con maderas endémicas y con la perspectiva del son actual, es crear comunidad. Es un instrumento que pretende pertenecer a todas las posibilidades que hay dentro del son jarocho.

La jarana con arco “desciende de la vihuela ibérica que, a su vez, decantó otras culturas. En el siglo XVI, aproximadamente, se conformaron en una familia de instrumentos que eran la vihuela de mano, la vihuela de plectro y la de arco. Con ellas se hizo mucha música en la península, tanto popular como culterana, porque se tenían los elementos suficientes: diferentes tesituras y cualidades interpretativas.

“Aquí entendí que la jarana como descendiente de la vihuela tenía también instrumentos de plectro y de mano; entonces, la pregunta fue: ¿por qué no tenemos jaranas de arco?

Al investigar me di cuenta de que en diferentes momentos de la historia hay registro que en el son jarocho en particular ha habido instrumentos de arco de varias formas y tamaños, por lo que me pareció pertinente crear jaranas de arco.