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EU sanciona a venezolanos, no a su gobierno, dice viceministro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 6 de junio de 2025, p. 23

Caracas. Las sanciones buscan generar un sufrimiento o, para ser claros, dolor, que sea lo suficientemente agobiante para que el blanco de las sanciones cambie su conducta.

Esta frase es extraída del libro El arte de las sanciones. Una perspectiva desde el terreno, del estadunidense Richard Nephew. Expresa de manera concreta en qué consiste la estrategia coercitiva implementada por Estados Unidos y convertida, según el mismo texto, en el instrumento predilecto de la política exterior de ese país. Se trata de provocar dolor. Y la realidad es que ese dolor lo termina padeciendo una población entera y no las élites o miembros del gobierno que se pretende derrocar. Este es el caso de Venezuela, que acaba de cumplir 10 años desde el inicio del asedio por parte del país más poderoso del planeta.

La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, explicó en reciente conferencia que las sanciones unilaterales establecidas por Washington contra la economía venezolana han generado pérdidas de ingresos por 232 mil millones de dólares y han destruido producto interno bruto (PIB) por 642 mil millones de dólares. Son mil 39 sanciones específicas que afectan directamente a la industria venezolana de los hidrocarburos y generan un brutal impacto en el resto de la economía.

Hacer sufrir a la población

Para comprender lo que pasa en Venezuela, cómo vive su gente y el impacto de la agresión estadunidense, es necesario advertir que el país caribeño históricamente ha tenido una economía cuyo centro dinamizador es la industria petrolera, que aportaba 97 por ciento de las divisas que ingresaban al país.

William Castillo, viceministro de Políticas Antibloqueo, en entrevista con La Jornada, explicó que entre 2015 y 2020 la producción petrolera cayó casi 90 por ciento y eso significó que Pdvsa dejara de ganar 232 mil millones de dólares. Por supuesto, tal caída tuvo un impacto durísimo en los ingresos nacionales, que se redujeron en ese periodo casi 99 por ciento. Venezuela pasó de recibir 40 mil millones de dólares en ingresos en divisas en 2014 a 743 millones en 2020, puntualizó.

Y eso es lo que explica en gran parte la caída de la economía, la fuga de divisas y empresas, la migración. Hay una medida que lo engloba todo: el PIB se redujo a una quinta parte de su valor en 2015.

¿Cómo impacta esto en la vida cotidiana? La respuesta, señala Castillo, es simple: el golpe sobre los ingresos del Estado se trasladó rápido a la sociedad. ¿Por qué? Porque Venezuela invierte en promedio entre 77 y 80 por ciento de sus ingresos en programas sociales: salud y educación públicas, atención social a las comunidades más vulnerables, a la tercera edad, programas para niños y adolescentes. Un país que dedica a eso casi 80 por ciento de su presupuesto anual y se le reduce ese presupuesto en más de 90 por ciento, por supuesto que habrá un impacto muy grande en todos los servicios públicos y servicios sociales.

La crisis de Pdvsa generada por las sanciones impactó el transporte, en particular el que usa gasolina, que es la mayoría. El bloqueo a Pdvsa nos impedía traer los componentes para refinar y producir gasolina en Venezuela y eso se tradujo en una crisis de la movilidad.

Asimismo, la imposibilidad de pagar en el extranjero equipos de turbinas para el sistema eléctrico o del de aguas provocó una caída muy fuerte en la calidad y alcance de los servicios públicos.

El congelamiento de recursos en el sistema financiero internacional, que llegó a ser hasta de 30 mil millones de dólares según el Observatorio Venezolano Antibloqueo, provocó escasez de marcapasos, así como medicinas de alto costo para tratar pacientes con cáncer, VIH y diabetes. Hubo bloqueo a la importación de vacunas antes y durante la pandemia, lo cual impactó en los índices de salud, asentó. Venezuela volvió recientemente a ser un país libre de sarampión, luego de que el bloqueo la hizo descender de categoría porque no se podían importar las vacunas.

Explicó con datos el caso particular de la alimentación: el bloqueo y el ataque al presupuesto público mermaron la disponibilidad de alimentos y el déficit nutricional se disparó hasta 35 por ciento. Hoy estamos ya otra vez en 4 por ciento y vamos a seguir reduciéndolo, pero aumentó de menos de 3 por ciento al final del gobierno de Chávez en 2012, hasta 35 por ciento de los años duros del bloqueo: 2017, 2018, 2019.

Castillo citó el trabajo de los economistas estadunidenses Jeffrey Sachs y Mark Weisbrot en 2019 que califica de castigo colectivo al sistema de sanciones contra Venezuela y calcula que el bloqueo sería responsable de unas 40 mil muertes hasta ese año. Toda esa crisis dirigida contra el Estado iba encaminada al final contra la población, es decir, buscando un cambio de régimen, buscando derrocar a Nicolás Maduro, ha infligido heridas muy graves al cuerpo social, a la población de Venezuela.