Cultura
Ver día anteriorJueves 29 de mayo de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Juan y Adelita, primera ópera de Enrique Quezadas, se presentará en el Cenart
 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de mayo de 2025, p. 4

El compositor, pianista y trovador Enrique Quezadas (Ciudad de México, 1955) admite que, para componer su ópera Juan y Adelita, primero tuvo que vencer un miedo: el de escribir para orquesta sinfónica.

Nunca lo había intentado, pero en 2016 decidí emprender una idea que rondaba desde hacía muchos años en mi cabeza y me dije: vamos a ver qué pasa, relata el también escritor, sicoterapeuta y contador público, quien como autor de bandas sonoras ha obtenido dos premios Ariel de los cinco a los que ha sido nominado: por la música de Cilantro y perejil en 1997, así como una Diosa de plata ese mismo año, también con esa película, y una más en 2003, con la música de la cinta Amarte duele.

El resultado de esta primera incursión en el género lírico es una creación que desafía formatos, al tratarse de una propuesta a la que define como ópera-teatro. A diferencia de un título tradicional, dice, como los de Puccini o Verdi, que tienen música continua durante sus actos, con arias y recitativos, el suyo carece de estos últimos.

Mi ópera no tiene recitativos. Son momentos musicales definidos, y entre ellos se desarrolla una dramaturgia en poesías decimales. Es decir, el guion está rimado, medido, y los cantantes y actores se comunican como en una pieza teatral, pero hablando en poesía: en décimas y en octosílabos, como en el teatro antiguo, detalla.

Tal característica no pretende romper con esquemas o formatos del género. Junté lo que me daba más ganas de hacer y no me pregunté si ya se había hecho, sino que, simplemente, lo aventé para fuera. Así parí esta obra, como se me ocurrió. Es lo que le recomiendo a los artistas: que no sigan cánones, sino a sí mismos.

Resultado de cuatro años de trabajo, Juan y Adelita: El renacimiento mexicano tendrá su estreno mundial durante una breve temporada de tres funciones en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), del 13 al 15 de junio, a las 18 horas.

La producción está a cargo de Delirio Teatro, con apoyo de Efiartes, y participan en ella la Orquesta Escuela Carlos Chávez y el Coro Sinfónico del Sistema Nacional de Fomento Musical, bajo la dirección escénica de Gilberto Guerrero y la batuta de Eduardo García Barrios.

Estructurada en tres actos –en los que intervienen el coro, seis solistas, una actriz y dos actores–, el libreto es del propio Enrique Quezadas y en él se abordan algunos de los problemas actuales de la sociedad mexicana, como la pobreza, la violencia, la migración, la devastación de la naturaleza y la corrupción.

Al mismo tiempo, refiere el autor, nos hace recordar a algunas figuras trascendentes de la historia nacional, entre ellas Sor Juana Inés de la Cruz, los Niños Héroes y José Vasconcelos, en quien se detiene para disertar sobre su concepto de raza cósmica.

Foto
En toda mi obra hay algo de México. Siempre he hablado mucho del país, pero ahora más, señaló en entrevista con La Jornada el compositor Enrique Quezadas.Foto Ángel Vargas

La trama, detalla en entrevista, sigue a dos jóvenes veinteañeros (Juan y Adelita) que buscan reconectar con la tierra frente a la avaricia y corrupción encarnada por Talamontes Mercado, un villano que pretende las caricias de esa jovencita al tiempo de que ofrece sus servicios de pollero (persona que transporta a indocumentados a Estados Unidos) o contactos con partidos políticos y jueces.

Al servicio de la vida

Es una obra política, aunque no en términos de posiciones ni ideologías. No habla de izquierdas ni de derechas. Aunque soy de izquierda, mi posición, en este caso, es al servicio de la vida y de lo que para mí es la verdad. Tuve cuidado de no hacer un panfleto, explica.

Con 10 discos en su haber, Enrique Quezadas refiere que su primera ópera es de corte nacionalista.

En toda mi obra hay algo de México. Siempre he hablado mucho del país, pero ahora más. No es un nacionalismo tóxico, como tantos los ha habido en la historia de nuestra civilización. Lo vemos ahora en Estados Unidos, con ese señor supremacista que se dice nacionalista cuando en realidad es un narciso.

En términos musicales, tal interés del compositor por el país se traduce ahora en una partitura que mezcla la tradición europea con guiños a lo local: “Hay ciertos pasajes que evocan a la música tradicional mexicana, como al Cielito Lindo, y una parte donde el villano canta un danzón, pero es más música occidental”.

Al aceptar que Juan y Adelita es una ópera que lo sintetiza como creador e intérprete, el compositor agrega: “Es una obra que suena a mí, a todo lo que he escuchado en mi vida y me ha hecho ruido musical en el corazón. No es música contemporánea –en el sentido experimental–, sino una propuesta muy armónica y melodiosa, accesible al oído.

En general, es una obra muy lírica y gozosa, aunque tiene partes dramáticas: hay dolor también. A esto se le puede llamar arte dionisíaco, ése al que se refería Nietzsche en el que no sólo habla de lo bello, la luz y lo correcto, sino de cómo es la vida en su totalidad. La música tiene esa gran potencialidad; para mí, es la madre de todas las artes.

A punto de cumplir 70 años, el creador asegura que nació siendo músico: “A los seis años pedía a mis padres que me pusieran la Polonesa de Chopin; lloraba de emoción al escucharla. Mi madre (actriz de revista), y mi padre (coreógrafo) me aconsejaron estudiar algo ‘seguro’. Terminé así contaduría en el Poli, pero a los 21 vendí mi coche, compré un piano y entré al Conservatorio”.