Editorial
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Inversión extranjera: confianza en México
E

l secretario de Economía, Marcelo Ebrard, informó que en el primer trimestre del año se registró la llegada de inversión extranjera directa (IED) por 21 mil 400 millones de dólares, el monto más alto que haya ingresado al país por este concepto en un periodo equivalente. Como señaló el funcionario, lo más destacable de este flujo de capitales reside en la complejidad del entorno global en que se produce, con las empresas de todo el mundo a la expectativa del siguiente cambio de humor del presidente Donald Trump y del próximo giro en su zigzagueante guerra arancelaria.

En efecto, no puede minimizarse el logro de mantener e incluso incrementar el interés de los inversionistas en el país en momentos en que ni gobernantes ni capitalistas o especialistas pueden realizar predicciones acerca del futuro más inmediato, pues la rentabilidad de todo negocio se encuentra en alguna medida a expensas del errático comportamiento del magnate. Por ello, el crecimiento de la IED representa un voto de confianza en la solidez de la economía mexicana, el manejo de las finanzas públicas y las perspectivas generales de México en el mediano y largo plazos, así como un desmentido contundente a la administración de Donald Trump y a las derechas mexicanas que tratan de instalar una narrativa según la cual nuestro país se encuentra al borde del colapso por el desafío del crimen organizado y la imaginaria quiebra de las arcas públicas.

Lo anterior no significa negar los problemas de México, que son muchos y graves. Sin embargo, los datos muestran que las autoridades trabajan para solucionarlos y que se avanza en la dirección correcta. Los homicidios dolosos disminuyeron en 10 por ciento y los feminicidios en 22 por ciento en el primer cuatrimestre de este año en comparación con el mismo periodo de 2024. Si se considera el lapso de septiembre de 2024 a abril de 2025, la disminución los homicidios fue de 32 por ciento.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reporta también una caída de 38.7 por ciento en el delito de secuestro entre abril de 2024 y el mismo mes de 2025. En el plano fiscal, en enero y febrero la Federación captó 4.8 por ciento más y gastó 17 por ciento menos en términos reales (ajustados por inflación) que en el mismo periodo de 2024, lo cual se tradujo en un ahorro de 220 mil 283 millones de pesos respecto al gasto programado. Lo más positivo de estas cifras es que el grueso de la reducción (47 por ciento) se efectuó en los ramos administrativos, es decir, sin afectar a los programas sociales de probado éxito en la reducción de la pobreza.

La Casa Blanca no puede jactarse de éxitos parecidos. Por el contrario, su único, gran y hermoso proyecto de ley aprobado ayer por la Cámara de Representantes ocasionó una caída inmediata en la demanda de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y un consiguiente aumento en el costo del endeudamiento: a los millonarios les gustan los recortes de impuestos, pero también les gusta que los gobiernos expliquen cómo cubrirán los huecos presupuestales dejados por la generosidad fiscal. Cuando las rebajas impositivas conllevan endeudamiento, los capitales exigen una mayor recompensa (rendimiento) por prestar a una administración irresponsable. Al subir los rendimientos de los bonos, el costo del servicio de la deuda aumenta a mayor velocidad, lo que lleva a mayores pretensiones de los acreedores, que a su vez escalan el monto del débito. Hace menos de tres años, la fallida émula de Margaret Thatcher, Liz Truss, se ganó el dudoso honor de ser la primera ministra más efímera en la historia del Reino Unido tras presentar un plan fiscal con las mismas características del que ahora impulsa el Partido Republicano: recortes de impuestos a los ricos sin ninguna propuesta realista para enmendar el déficit. Como en estos momentos el dólar, la libra se tambaleó y los mercados la echaron de Downing Street.

La posición única de Estados Unidos en el sistema financiero mundial y las diferencias entre los sistemas políticos británico y estadunidense hacen impensable que Trump comparta el destino de Truss, pero no librarán a la superpotencia de la crisis que se le vendrá encima si el magnate concreta sus planes de reducir los ingresos del Estado, desmantelar los de por sí insuficientes programas sociales y derrochar más de un millón de millones de dólares cada año en gastos militares y represivos. En suma, se encuentran extraviados quienes insisten en buscar en Washington guía y validación para sus proyectos políticos, y México hace bien en marcar su propio camino y rechazar el injerencismo en todo ámbito, sea el económico o el de la seguridad pública.