oy no es posible hablar de soberanía, sin gozar de soberanía informativa. Recordemos que la información es un derecho, no una mercancía. Quien controla la información, controla las conciencias y decisiones cruciales. Por eso los monopolios de la información constituyen una de las principales estructuras de dominación, y dictadura semiótica a escala planetaria que no se reduce a ganancias de empresas, sino a un complejo ideológico que produce sentidos, emociones, agendas y marcos mentales funcionales al orden neoliberal, racista, patriarcal y colonial.
Nuestras agencias de información deberían funcionar contra la dictadura del significante hegemónico. En un mundo donde cinco conglomerados controlan más de 80 por ciento del flujo informativo global, la ética de la comunicación no puede limitarse a la neutralidad, sino que debe plantearse en clave crítica. Por tanto, enfrentar los monopolios informativos y nuestras propias taras en la materia no es sólo una cuestión económica o legal, es una obligación histórico-ética en defensa de la dignidad y la verdad. Urgen las agencias de información para la revolución de las conciencias. Que los debates no eclipsen lo importante.
Mientras algunos se pelean y protagonizan pugilismos lenguaraces, ellos consolidan aparatos de colonización semántica para imponernos aranceles semióticos. Fue advertido por el Informe MacBride (1980), preocupado por la concentración hegemónica de la producción informativa. Ap, Upi, Reuters, Afp, entre otras, que monopolizan no sólo la materia informativa, sino la sintaxis del mundo. El Informe MacBride denuncia la desigualdad en la circulación de la información y propone, entre sus principales recomendaciones, el fortalecimiento de las agencias de información nacionales e independientes, acceso equitativo a las fuentes informativas y la democratización del flujo informativo. Los monopolios de la información son una amenaza contra las democracias.
Ejemplo: Reuters (Reino Unido) es una de las mayores agencias de noticias del mundo. Produce más de 60 por ciento de las noticias internacionales que circulan en nuestros países. Es el control semántico desde una lógica financiera (es parte de Thomson Corporation). Google/YouTube (Alphabet Inc) controla 90 por ciento de las búsquedas en Internet y 75 por ciento del contenido audiovisual circulante. Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp) intermediario entre emisores y receptores, administra y censura contenidos. Amazon (Amazon Studios, Twitch, Kindle, Alexa) fusiona consumo, vigilancia y entretenimiento. Controla flujos de información en el comercio digital. X (ex Twitter) –propiedad de Elon Musk– rediseña el discurso político con criterios de mercado, sensacionalismo y desinformación masiva. Algoritmos que definen lo visible, lo creíble y lo viral.
Ellos nos dicen qué es de relevancia
, urgencia
y veracidad
. Associated Press (EU) suministra contenidos a más de mil 300 medios del mundo. Reproduce la visión oficial de Washington en temas geopolíticos. Todos ocultan el carácter ideológico de sus negocios; se presentan como neutrales
, pero privilegian la ideología de la clase dominante. France-Presse (Afp) controlada parcialmente por el Estado francés. Refleja la agenda neocolonial francófona. Bloomberg, especializada en información financiera, opera de caja de resonancia del capital especulativo global.
El Informe MacBride recomienda desconcentrar la producción informativa mundial, promoviendo agencias alternativas e independientes, soberanas, particularmente en el Sur Global. Nos urge establecer mecanismos de cooperación regional, que permitan compartir recursos tecnológicos, periodistas, metodologías y contenidos desde una lógica no competitiva, sino solidaria y emancipadora. Estimular la creación de un marco legal internacional que garantice el derecho de los pueblos a recibir información veraz, contextualizada y diversa.
Nos urge una semiótica de la soberanía informativa. No se puede hablar de libertad de expresión en un mundo donde la información ha sido secuestrada por el lucro. En el corazón de toda sociedad democrática
subyace un principio ético fundamental: el derecho de los pueblos a estar informados. Este derecho, sin embargo, se encuentra gravemente amenazado por la concentración monopólica de los medios y las agencias de información. Desde una ética humanista y emancipadora.
Estamos peligrosamente expuestos a los ataques informativos hegemónicos. Estos ataques son parte de una doctrina de guerra informacional, con antecedentes históricos en la Doctrina Monroe y actualizaciones permanentes en las estrategias del Pentágono, el Departamento de Estado, la OEA y las corporaciones mediáticas globales. Estigmatizan el liderazgo popular: se utiliza la figura del caudillo
, dictador
, autoritario
o mesiánico
para vaciar de legitimidad en México y Colombia, se ha utilizado el relato del narcogobierno
para manchar sin pruebas a proyectos progresistas.
Durante el gobierno de AMLO y la 4T, se desplegó una narrativa del populismo autoritario
, el “ narco Estado” y la ruina económica
desde medios como Latinus, El Universal, Reforma y El País , vinculados a intereses empresariales y trasnacionales. Claudia Sheinbaum, aun antes de asumir la Presidencia, fue blanco de ataques similares. Frente a ello, la defensa de las democracias populares no puede limitarse al plano institucional. Se necesita una estrategia semiótica de liberación, construir medios propios, disputar significados, formar comunicadores populares, democratizar los algoritmos, y crear pedagogías críticas de la información. Hoy, más que nunca, defender la verdad de los pueblos es un deber ético-humanista de nuevo género, y urge. En unidad.
* Rector Internacional de la UICOM y director de la Cátedra MacBride