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Ciudad perdida

Narcos de EU: la musa para series // Una epidemia arrasa ese país // Morena, de risa

E

n las plataformas de entretenimiento en la televisión de todas partes hay cuando menos un par de series que, con base en hechos reales, relatan la historia de un cártel gringo –cumple con todos los requisitos para que así se le pueda considerar–, al que Donald Trump no toca ni un pelo.

El agente naranja, cada día menos popular entre los estadunidenses, muy preocupado por el daño que causan los cárteles mexicanos a la población de su país, retrocede y se inclina frente a los grandes negocios farmacéuticos que venden opioides y que han matado a miles de personas en décadas de hacer negocios con la salud y la vida de los habitantes del país del norte.

La historia del cártel gringo, según cuentan los programas de las plataformas, advierte, basada en hechos reales, que la crisis de adicción a las drogas en Estados Unidos no tienen como actor principal a los narcos mexicanos, cuando menos no en los comienzos de esto que se consideró desde hace buen tiempo una pandemia.

Las historias relatadas aseguran que todo se inició con una estrategia criminal de venta de opioides orquestada por los integrantes de una acaudalada familia dueña de Purdue Pharma, la empresa que produce el medicamento OxyContin. Para darnos una idea de lo que esto significa, podríamos decir que la BBC de Londres, con datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, asegura que tan sólo en 2019 alrededor de 136 personas murieron diariamente por sobredosis de opioides en ese país.

Podríamos acabarnos el espacio de Ciudad Perdida relatando lo que las series y un documental que se estrenó cuando menos hace cinco años, cuyo nombre en español es El crimen del siglo ( The Crime of de Century, del original) explican la venta impune de drogas legalizadas, pero lo mejor sería que el lector acudiera a las plataformas de reproducción que las exhiben para darnos tiempo de mirar de cerca uno de los grandes temores de Trump.

La estrategia del presidente convicto se desnuda cuando se miran las series que dan cuenta de la fuerza que tiene, por ejemplo, la familia Sackler, dueña de la farmacéutica que produce el OxyCodin, medicamento que detonó la epidemia que ha costado hasta medio millón de vidas en Estados Unidos, y es que lo sucedido, es decir, la muerte de muchos, cientos o tal vez miles de ciudadanos de ese país, tuvo que ver con esos laboratorios a los que las leyes han protegido.

El asunto llama la atención porque Trump quiere ayudarnos a combatir a los cárteles mexicanos, mientras en su tierra los opioides se siguen vendiendo en todas las farmacias y con receta médica; la familia Sackler, que cuenta su fortuna, según la revista Forbes, en miles de millones de dólares, sigue aumentando sus ganancias y sus integrantes disfrutan en plena libertad del dinero que les deja la droga.

Esta familia y la fábrica de píldoras que corrompieron todo lo que les estorbaba para seguir con el negocio, incluyendo a las instancias de gobierno que les dieron el permiso para vender droga; sí fueron perseguidos, pero a final de cuentas el gobierno cedió y parece que nada ha pasado. ¿Esa es la administración que reclama, con el beneplácito de muchos medios, por ejemplo, que quiere ayudarnos en la lucha contra el narco?

De pasadita

Fue de risa loca escuchar a la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde Luján, hablar del combate al nepotismo que recomendó la presidenta Claudia Sheinbaum en una carta que hizo llegar a la militancia y que la funcionaria de ese partido leyó con un cinismo ya muy cercano al panismo.

Seguramente Morena necesita algo más que una carta: requiere empezar a ser partido, delimitar su pensamiento y establecer formas políticas de actuación congruentes con las ideas de izquierda. Hoy eso no es posible porque Morena, más que un movimiento, es un mazacote sin identidad que se ha empezado a alimentar de su propia entraña. Aguas.