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Frente Internacional Minero: por la justicia y la libertad
L

os pasados 7 y 8 de mayo, se llevó a cabo el Segundo Encuentro del Frente Internacional Minero (FIM), encabezado y organizado en la Ciudad de México por el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, que me honro en presidir. Este frente está conformado por sindicatos cuyos trabajadores tienen como empleadora común a la empresa estadunidense Newmont, la corporación minera de extracción de oro más grande del mundo.

Entre los integrantes del FIM y participantes destacaron líderes sindicales de Perú, Argentina, Australia y Canadá, incluyendo a Ulices Martos Machuca, del Sindicato de Trabajadores de la Compañía Minera Yanacocha en Perú; Germán Choves Armendáriz, de la Asociación Sindical del Personal Jerárquico, Profesional y Técnico de la Actividad Minera Argentina, y Myles Sullivan, del Sindicato de United Steelworkers en Canadá. Cada uno de ellos aportó valiosas perspectivas y experiencias que enriquecieron las discusiones y fortalecieron la solidaridad, la unidad y las alianzas estratégicas. El objetivo principal fue proponer y articular estrategias para avanzar en la lucha por los derechos, la justicia y la dignidad de las y los mineros de México y del mundo.

La solidaridad internacional ha sido una pieza clave de nuestra fortaleza. En los momentos más difíciles, cuando fuimos perseguidos y amenazados por tres ex presidentes de México y algunos de los hombres más ricos de nuestro país, recibimos el apoyo de múltiples organizaciones de trabajadores de todo el mundo, incluyendo a nuestros hermanos de la Confederación Sindical Internacional, IndustriALL Global Union y United SteelWorkers, de Estados Unidos y Canadá. Esta solidaridad nos ha permitido resistir y seguir luchando por la justicia, el respeto y la dignidad de todas las personas trabajadoras.

En este contexto globalizado, la necesidad de fortalecer los acuerdos y los convenios con otras organizaciones de diferentes países, se hace cada vez más evidente. Especialmente, ante mecanismos como el de Respuesta Rápida del T-MEC, que juegan un papel crucial para ofrecer herramientas a los trabajadores que les permitan hacer valer sus derechos a nivel trasnacional. Durante este importante encuentro multinacional, subrayamos la necesidad y pertinencia de un frente unido para combatir los abusos, la impunidad y la negligencia con la que empresas como Grupo México y Newmont operan no sólo en nuestro país, sino en el mundo entero. La riqueza que produce la minería viene de las manos de los trabajadores, y es inaceptable que esta riqueza se construya a costa del bienestar, la salud, los derechos y hasta la propia vida de quienes la generan.

Asimismo, al cooperar más estrechamente y compartir nuestras experiencias y conocimientos, podemos influir en la creación de legislaciones laborales más justas y efectivas en nuestros respectivos países.

Durante nuestras mesas de trabajo, discutimos problemas comunes como la subcontratación, la negativa de pago de reparto de utilidades, la falta de equipo para garantizar la salud y la seguridad laboral, y la inhibición de la libertad sindical. Acordamos acciones coordinadas, incluyendo campañas de visibilización, denuncias públicas y, de ser necesario, hasta paros de labores.

Este encuentro también nos permitió establecer objetivos claros y programar futuros eventos, incluido el Tercer Encuentro del Frente Internacional Minero en Buenos Aires, Argentina, y el Cuarto Encuentro en Vancouver, Canadá. Además, se acordaron reuniones mensuales virtuales para seguir fortaleciendo y consolidando nuestra alianza.

Sin duda, el Segundo Encuentro del Frente Internacional Minero fue fructífero y dejó claro que la lucha de las y los trabajadores va más allá de las fronteras. Unidos podemos lograr una prosperidad y justicia compartidas a nivel global. Nuestro éxito no sólo radica en las estrategias discutidas y las acciones planeadas, sino también en la reafirmación de nuestro compromiso colectivo de luchar contra las injusticias que enfrentan las y los mineros. La creación de acuerdos estratégicos es esencial para enfrentar a corporaciones que operan con impunidad y negligencia. El esfuerzo conjunto es un paso crucial hacia la construcción de un movimiento global que defienda los derechos laborales y promueva condiciones de trabajo justas, seguras y dignas.

La riqueza producida por la minería debe beneficiar a quienes realmente la generan: la clase trabajadora y los habitantes de las comunidades donde se extraen los recursos. Con un frente internacional fuerte y cohesionado, podemos asegurarnos de que sus voces sean escuchadas y sus derechos respetados. La solidaridad no sólo es un valor, sino una herramienta poderosa para el cambio. Nuestro compromiso es claro y el rumbo es fijo: seguir construyendo un frente unido, solidario y combativo que trascienda a las naciones. Continuaremos trabajando incansablemente para que la justicia y la prosperidad sean una realidad para todos los trabajadores mineros del mundo entero.