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Tras el covid, aspiraba a un mundo más solidario, pero ha sido lo opuesto

Se ha recurrido a la guerra, al aumento de sanciones y bloqueos, a la construcción de muros, lamenta

Con la llegada de la pandemia y gracias a la orden de Raúl Castro, aprendimos que había que tener un plan-país que permitiera adelantarnos y preparar una estrategia para enfrentar la situación, a la que se incorporó la experiencia de las brigadas médicas cubanas que volvían del extranjero, así como el desarrollo de una red de laboratorios, todo lo cual permitió desarrollar tres vacunas bien probadas en eficiencia y eficacia, destaca el mandatario

 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de mayo de 2024, p. 10

Ingeniero electrónico, nacido en 1960, Miguel Díaz-Canel fue relegido presidente de Cuba, para un segundo mandato de cinco años, el 13 de octubre de 2023. Es también primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Hombre inteligente, comedido y discreto, ha sabido imponerse como uno de los principales líderes de América Latina y el Caribe.

Pero, como es sabido, el principal obstáculo al desarrollo de Cuba es el bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos le impone unilateral e ilegalmente desde hace más de seis décadas.

El mandatario no suele dar muchas entrevistas, pero accedió a conversar con nosotros.

–Vamos a hablar del covid-19. Recordemos que Cuba fue de los pocos países del mundo que pudo vacunar a toda su población con vacunas propias. Una proeza en el contexto de un país bloqueado y con recursos limitados. ¿Qué lecciones aprendió? ¿Qué nuevos aportes podría hacer Cuba al mundo en materia de salud?

–La primera lección que se debe sacar es que hay que dedicar mayores medios y financiamientos, en todos los países, a sistemas de salud potentes, públicos, resilientes y en beneficio de todos y no de una minoría. Es importante la cooperación internacional en materia de covid-19. Yo aspiraba a que después de la pandemia el mundo iba a ser más solidario, iba a cooperar más, se iba a complementar mejor. Ha sucedido todo lo contrario: el mundo ha ido a la guerra, al incremento de las sanciones, a los bloqueos, a la construcción de muros para resolver los problemas internacionales. Esto nos demuestra que hace falta un nuevo orden económico internacional inclusivo, que garantice equidad y que sea justo, solidario, que es lo contrario del actual.

“¿Qué aprendimos nosotros? Una primera enseñanza tiene que ver con el aprendizaje que tenemos del general Raúl Castro. Empezaban las primeras noticias del covid-19, no había ningún caso en Cuba todavía –estamos hablando de enero de 2020–, y Raúl nos dijo: hay que estudiar de inmediato lo que está pasando en el mundo y preparar un plan nacional de enfrentamiento a la epidemia.

Aprendimos que había que tener la capacidad de diseñar una estrategia para enfrentar el covid-19 que implicara a todas las instituciones del Estado, a las sociales, al sector no estatal de la economía. A fin de cuentas, que asumiéramos un plan-país que nos permitiera adelantarnos y preparar condiciones para enfrentar esa situación. Por esa estrategia pudimos adelantarnos.

Capacitación y cooperación

–Ustedes arrancaron, en cierta medida, antes de que el coronavirus se extendiera al mundo.

–Para prepararnos antes de que llegara el primer caso. Eso significó capacitación de nuestro personal en las experiencias que había en el mundo, estudiar la enfermedad y otras cosas, pero el concepto que más engloba lo que hicimos y el aprendizaje es esa visión de Raúl, quien dijo: preparen una estrategia, preparen un plan para enfrentar la enfermedad.

“Segundo, la cooperación internacional. De inmediato mandamos brigadas médicas cubanas a más de 46 países, donde estaba el epicentro de la enfermedad. A Italia, por ejemplo, en Lombardía. Eso nos permitió apoyar a esos pueblos, ayudar, cooperar. Pero aprendimos también, ¡aprendimos! Teníamos la práctica de que, cada vez que una brigada regresaba, nos reuníamos con ellos y nos aportaban todas esas experiencias, y las íbamos incorporando al plan.

“Tercero, desarrollar una red de laboratorios de investigaciones de biología molecular, para procesar las muestras que, en casos de estas epidemias, son masivas en determinado momento, sobre todo, cuando están los picos pandémicos; pero que cuando no hay picos se convierten en la posibilidad de tener referencias, datos con muestras para saber qué niveles de propagación tiene el padecimiento.

“El papel de la epidemiología como ciencia dentro del sistema de salud, porque muchas de estas enfermedades hay que enfrentarlas también con una lógica epidemiológica: cómo se corta la transmisión, cómo se evita; el trabajo integral de todas las organizaciones de la sociedad y en particular el vínculo, en el caso cubano, del sistema de salud; la vinculación y la articulación del sistema de salud con la agencia reguladora cubana de medicamentos, Cecmed, y con la industria biofarmacéutica. Eso te acorta los plazos de ensayos clínicos, te da capacidad de ensayos clínicos, de generación de nuevos medicamentos o de propuesta de uso de los medicamentos existentes para ir perfeccionando los protocolos de atención a la enfermedad.

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▲ El presidente cubano (derecha) y su entrevistador, el periodista español.Foto cortesía Ignacio Ramonet

“El sistema de gestión basado en ciencia e innovación. Sistematizamos un encuentro con los científicos y las instituciones que trabajaban en el covid-19, de ahí salió todo un grupo de investigaciones científicas. Aquí hubo un programa de más de mil investigaciones y evaluación de resultados de las mismas. De ahí salió la generación de nuestras vacunas.

“Cuando empezamos a tener el pico pandémico con la variante delta y veíamos que los mecanismos de distribución de vacunas en el mundo eran totalmente desiguales y favorecían a los ricos y no a los pobres, pedimos a nuestros científicos: ‘necesitamos vacunas cubanas para tener soberanía y enfrentar esto’. Y a los tres meses surgió el primer candidato vacunal. La historia la conocemos: cinco candidatos vacunales, hoy tres son vacunas bien probadas en eficiencia y en eficacia; otras dos siguen en ensayos clínicos y van a ser vacunas muy prometedoras. Compartimos y transferimos esa tecnología a otros países.

Es tener esa capacidad de hacer tus vacunas, pero también la capacidad de enfrentar una campaña de vacunación masiva en poco tiempo. Aplicamos 40 millones de dosis en menos de dos años. Para eso hay que tener un sistema organizado a nivel social, comunitario. Si no hubiera existido toda esa preparación, no hubiéramos podido enfrentar eso. ¡Las vacunas salvaron al país! Cuando teníamos vacunada a más de 60 por ciento de la población con una sola dosis bajó el pico pandémico. Después abrimos las fronteras y entró la variante ómicron, que en el mundo provocó picos pandémicos más altos. En Cuba sólo provocó un tercio del anterior y duró dos o tres semanas, porque el nivel de inmunidad de nuestra gente con los efectos de la vacuna eran altos.

Más aportes

–¿Qué anuncios puede usted hacer hoy a la humanidad de los aportes de los científicos cubanos?

–Se elaboró un compendio con las experiencias para incluir esos aprendizajes en nuestro sistema de salud. Segundo, se está defendiendo el programa con el concepto de una sola salud, que vincula diagnóstico, tratamiento de emergencia y análisis integral de las enfermedades. El covid-19 confirmó cuán útil es la atención primaria y ahora estamos actualizando dentro de la atención primaria esos aprendizajes.

“Seguimos desarrollando la capacidad de diagnóstico. Además de usar los PCR, llegamos a diseñar mecanismos propios de diagnósticos y técnicas de diagnóstico. Podemos compartir con el mundo los estudios de las secuelas que deja el covid-19. El tema no era sólo enfrentar la enfermedad, no era salvar las vidas, es cómo garantizamos calidad de vida a los que fueron pacientes y sobrevivieron al SARS-CoV-2.

“Hay avances importantes. Estamos trabajando los temas de Alzheimer, de Parkinson, los estudios sobre un grupo importante de enfermedades degenerativas, o sea que hay toda una amplia gama de resultados científicos que van a seguir fortaleciendo la calidad de la salud cubana.

“Con licencias que ha dado –dentro del recrudecimiento del bloqueo el gobierno de Estados Unidos– estamos haciendo, en conjunto con instituciones norteamericanas, dos ensayos clínicos importantes: uno de una vacuna contra el cáncer pulmonar que ya tenemos probada en Cuba con muy buenos resultados. Y se ha autorizado recientemente un ensayo clínico con relación al medicamento Heberprot-P, que ayuda a las personas en el tratamiento de la úlcera de pie diabético. Es impresionante cómo logra curar la úlcera de pie diabético y evita la amputación. Además, estamos trabajando para llegar a la vacuna contra el dengue.”

–Hay ya una vacuna japonesa contra el dengue…

–Hay alrededor de cuatro cepas del dengue. Una vacuna que no trabaje sólo sobre una cepa, sino sobre todos los tipos de dengue que existen.

* Fragmento de la entrevista que aborda el covid-19 y el sistema sanitario cubano. La entrevista completa puede consultarse en: https://bit.ly/44FsV2r