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Este país, primer lugar mundial en ese delito

En México no hay justicia para víctimas de abuso sexual infantil

Reprocha Salvador Cacho González la liberación de su agresor y tío

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▲ Salvador Cacho (imagen de la izquierda) asegura que seguirá luchando por obtener justicia. A la derecha, su presunto victimario Felipe Riva Palacio Nieto.Foto Sanjuana Martínez y La Jornada
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de mayo de 2024, p. 9

¿Por qué México ocupa el primer lugar del mundo en abuso sexual infantil? Por la impunidad, contesta con indignación Salvador Cacho González, víctima de abuso sexual durante su niñez, cometido presuntamente por su tío Felipe Riva Palacio Nieto y a quien el juez Júpiter López Ruiz dejó en libertad.

Las cifras coinciden con su opinión. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos señaló en su informe de 2023 que México es el primer país del mundo en el índice de abuso sexual a menores, con más de 4.5 millones de víctimas al año.

Y aunque en septiembre del año pasado se aprobaron reformas al Código Penal Federal para que los delitos sexuales contra menores de edad no prescriban, la corrupción que afecta al Poder Judicial demuestra que los cambios en la ley no son suficientes.

Hace unos días, el juez permitió que el pederasta que abusó de mí y estaba preso desde el pasado 13 de abril, llevara su proceso en libertad apelando a la prescripción de los delitos, porque la ley no es retroactiva. Habemos una generación de víctimas que nos quedamos en medio entre la nueva ley y los antiguos códigos. Estamos totalmente en la indefensión. No hay justicia en México para las víctimas de abuso sexual infantil por eso las cifras siguen aumentando, afirma Cacho González.

“El sujeto ahora libre no sólo es un riesgo para mí –añade–. En México, seis de cada 10 casos ocurren en casa de la víctima y en seis de cada 10 el agresor es un familiar o conocido cercano. El país en que más se difunden links disfrazados para ir a sitios pornográficos de abuso sexual infantil es México. Alzar la voz y ayudar a las víctimas a denunciar es un paso”.

Y es que, según el estudio, de cada mil casos de abuso sexual infantil registrados en el país, sólo se denuncian 100, y de ellos, solamente 10 por ciento llegarán a presentarse ante un juez, porque sólo uno por ciento recibirá sentencia condenatoria.

Sufrimos en México la impunidad endémica, insiste Salvador, quien ha emprendido causa común con otras víctimas para protestar contra el Poder Judicial: En mi caso, el juez Júpiter López Ruiz argumentó que el agresor trabaja en la Auditoría Superior de la Federación, que el último abuso sexual fue hace más de 10 años y dijo que prescribió. Finalmente, sólo le aplicó una fianza de 200 mil pesos y la retirada de su pasaporte, para dejarlo ir a la comodidad de su hogar.

Romper el silencio

De acuerdo con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), en México se cometen más de 600 mil delitos sexuales al año, de los cuales 4 de cada 10 son contra menores de edad y 60 por ciento de las veces por familiares o personas conocidas.

El impacto emocional afecta la vida de las víctimas con ansiedad, rechazo del contacto afectivo, miedo, insomnio, intentos de suicidio, ausentismo escolar o consumo de drogas.

“Yo estoy en terapia desde hace 23 años –expone Salvador Cacho González–. Desde que estaba muy chiquito había algo mal en mí. Mis cambios de actitudes, depresiones, mis bajas de calificaciones, los problemas que he tenido, incluso un intento de suicidio cuando iba en quinto de primaria y todo iba vinculado a los abusos”.

Recuerda que fue abusado desde los 6 a los 14 años: Los abusos eran en la Ciudad de México, afuera de mi casa, en su casa, en casa de mi bisabuela, en el estado de México, donde teníamos un rancho familiar al que íbamos a jugar frontón los domingos, y en Morelos, donde teníamos una finca a donde íbamos a montar a caballo.

Explica que no podía comentar lo que le sucedió, hasta que Victoria, la hermana de su agresor, lo buscó en enero de 2016 porque se estaba divorciando y quería sacar a sus hijos de México: “Resulta que ella se casó con un pedófilo, algo sintomático. Sus niños estaban siendo abusados por su papá biológico, quien está ya en la cárcel, y en ese momento es cuando a mí me cae el veinte de mi historia”.

Añade: “Durante ocho años estuve tratando de ayudarla cada vez que pude desde mis trincheras, a ella y sus hijos... En terapia me explicaron mucho después que yo siempre quise ayudarla para ayudar a salvar a sus hijos, porque era una manera de salvarme a mí y tratar de ayudar a mi ‘yo’ de la infancia”.

En la primera audiencia judicial vio a su agresor de frente: Quería verlo a la cara, no lo conseguí, ya que el cobarde nunca subió la mirada. Pero pude decirle de frente que yo era consciente de todo lo que me había hecho durante años.

El victimario de Salvador es primo hermano de su mamá, con lo cual fue más difícil desenmascararlo: “El agresor también abusó de la confianza de la familia entera. Fue un trabajo muy complicado explicarle a mi mamá que no fue su culpa. Felipe me hizo entrar en un círculo vicioso de las amenazas. Me decía: Esto es nuestro secreto, cuando tú seas grande también te van a gustar estas cosas, tú no le puedes decir a nadie porque nadie te va a creer, si dices algo tú papá no te va a querer y te va a pegar. Me encerró en ese círculo asqueroso de terror en el que me sometió.

En la audiencia judicial tuvo la oportunidad de reclamarle: “Yo me acuerdo de ti llegando con tu camisa de cuadros morada a casa de Mamá Nina los domingos y me subías al cuarto y me encerrabas en el despacho para abusar de mí. El día de la audiencia llegó con camisa morada y corbata morada. Eso es la prueba de que además de pederasta es sociópata”.

Tortuoso camino judicial

La senadora y presidenta de la Comisión de los Derechos de la Niñez y de la Adolescencia, Josefina Vázquez Mota, pugnó para que en septiembre del año pasado se aprobara la reforma de la no prescripción de todos los delitos de violencia sexual contra menores.

No más impunidad a pederastas y justicia para las víctimas. Con la aprobación de esta reforma se confirma que las niñas, niños y adolescentes no tienen partidos, tienen derechos. Con ello no habrá más pretextos para las víctimas de este delito. Niñas, niños y adolescentes, tienen derecho a una vida sin violencia, afirmó.

Explicó que en México son víctimas de este crimen más de 5 millones de menores de edad, según la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac).

Salvador intentará seguir el tor­tuoso camino hacia la justicia para encarcelar finalmente a su agresor, quien dice es influyente porque es hijo de un político: El papá del agresor es Felipe Riva Palacio Guerrero, subdirector de Conaculta, subdirector del Issste y primo del ex gobernador de Morelos Antonio Riva Palacio López, y el del estado de México Carlos Riva Palacio.

Él y otras víctimas de abuso sexual infantil organizaron una manifestación para exigir la destitución del juez Júpiter López Ruiz, quien además ha sido señalado en otros casos, como cuando decidió no vincular a proceso al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte.

Y concluye: Voy a seguir luchando por obtener justicia. Me rompe el corazón recibir cartas de gente que me dice que nunca pudo denunciar. Estoy sorprendido de lo común que es el abuso sexual infantil y lo poco que se habla. Pero algo está cambiando. Se abrió la cloaca. Y estoy decidido a agotar todas las instancias legales que estén a mi alcance, incluso llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos.