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Economía moral

A partir de 1980, György Márkus centró su trabajo en la idea moderna de cultura

A

unque en la entrega anterior (12/4/24) me referí un poco a la vida y otro poco a algunas publicaciones de György Márkus (GM), no di razón del por qué GM es tan poco conocido cuando se le compara con Lukács y Heller. John Grumley (JG), su quizás más importante discípulo en Australia, se refiere al enigma de la falta de reconocimiento relativo de GM y lo convierte en una de las preguntas centrales de su artículo de 2020, Towards an Intellectual Biography of György Márkus. También se refiere a él como una suerte de rey escondido. JG también añade algunos rasgos de la personalidad de GM para aclarar el enigma: 1) No le interesaba mucho dónde y cúando publicaba; por ejemplo, hizo esperar dos años a sus coautores (Heller y Fehér), del libro Dictadura y cuestiones sociales que habían ya terminado sus partes del libro, hasta que él acabó la suya. Publicaba en revistas menores, algunas de corta vida. 2) varios trabajos mayores de GM fueron publicados en húngaro, idioma fuera del alcance de la mayoría de los potenciales lectores y/o no se tradujeron al inglés o se tradujeron mucho tiempo después. Esto constituye un fuerte obstáculo para quienes quieren conocer su obra completa, como es mi caso. Gracias a los esfuerzos de JG se publicó en 2022 en traducción al inglés el libro de GM en coautoría con dos autores húngaros (Kis y Bence), titulado ¿Cómo es posible una teoría económica crítica?, escrito en 1970 y prohibida su publicación en Hungría hasta 1993, cuando apareció en húngaro. Apenas me acabo de enterar de su publicación y pronto lo tendré en mis manos, ¡54 años después! Parece una obra de gran envergadura. Dice JG que él y María, cuando empezó la tarea de traducción de este libro, pensaron que es su obra más importante en húngaro. También narra que en sus clases en Sídney solía decir tristemente que había pasado 10 años de su vida criticando las obras tardías de Marx de crítica de la economía política. Espero pronto estar narrando en este espacio este sorprendente libro. GM esperaba completar una teoría de las objetivaciones culturales. GM padeció tres cánceres que dieron fin a su vida en 2016. Cuando esto empezó a pasar, sus altas aspiraciones de formular una teoría sobre las objetivaciones culturales cedió su lugar a una antología de sus escritos sobre cultura. En 2011 publicó el libro: Culture, Science, Society. The Constitution of Cultural Modernity, en el que se recogen 21 artículos de él publicados en varios decenios. De la Introducción, reproduzco extractos para dar idea del contenido, centrado en el concepto de alta cultura (AC):

AC denota actividades, prácticas sociales, sobre todo de las ciencias y de las artes, cuyos resultados son postulados como universalmente válidos, mientras las prácticas son concebidas como intrínsecamente autónomas. Se supone que el desarrollo de la ciencia (C) progresa hacia verdades objetivas, impersonales, lo que se logra aplicando como guías de la investigación principios/estándares normativos basados en la noción de verdad objetiva. Las obras auténticas, de altas artes (AA), se mantienen como personales en su sentido y significado, dirigidas a las sensibilidades de sus audiencias, y son postuladas como universalmente válidas en el sentido de que son capaces de apelar a las sensibilidades de todas las generaciones venideras. La autonomía, tanto de la C como de las AA, significa que sus resultados son valiosos por sí mismos, no de acuerdo a propósitos externos, sino a normas y estándares inmanentes a estas prácticas. La AC está viva porque se mantiene activa y creativa y produce obras directamente actuales y, al mismo tiempo, de significado permanente y universal. Sin embargo su pertenencia a la AC es sólo una pretensión, una intención autoral. En la C, sobre todo en las C duras de la naturaleza, la decisión sobre si una innovación teórica o experimento es válido, está en manos de la opinión de un pequeño grupo de expertos, miembros de una comunidad de investigación particular. Es una decisión falible y revisable. El significado permanente, universal de las obras científicas depende básicamente de su enorme papel (principalmente por sus aplicaciones técnicas) en la configuración de nuestras vidas. Las opiniones de expertos (críticos literarios, directore(a)s de galerías) juegan un papel en la determinación de si la pretensión de pertenencia a la AC de una obra es o no válida. A la larga, sin embargo, es el interés positivo en ella por parte de lectores, oyentes, videntes, la que da substancia (al menos temporal) a su pretensión. Es el éxito mercantil de la obra, es el signo empírico confiable de tal interés. La unidad estable de opuestos complementarios dio origen a programas antagónicos: la Ilustración y el Romanticismo. El primero buscando la cientificación de la cultura y el segundo su estetización. Dificultades internas significativas han venido emergiendo dentro de ambos componentes de la AC. En la C por el carácter temporal de las verdades, dependientes del estado particular de los instrumentos cognitivos y experimentales. Esta tensión, sin embargo, está integrada en la estructura y práctica de la C contemporánea que postula todos sus resultados como falibles, reconociendo su propia historicidad. Los juicios de los expertos son aceptados por la población, que carece de las capacidades para juzgar su validez y que tiene hoy en día una confianza general en la C, derivada de su aplicabilidad en la conformación positiva de las condiciones de nuestra vida actual. Sin embargo, en el campo más exitoso y significativo de la investigación científica actual (en las ciencias de la naturaleza) parecen minar su autonomía misma, condición de su pertenencia a la AC. La comunidad científica no determina la dirección del desarrollo científico, pues la ciencia experimental actual requiere cuantiosas inversiones a largo plazo que sólo el Estado y los poderes económicos pueden proveer. La C experimental contemporánea es influida por fuerzas externas: parece heterónoma.

También hay problemas en las altas artes (AA). GM se centra en la literatura o belles lettres. En todas ellas, las obras de literatura y de las otras AA tienen éxito o fallan en llegar a sus recipientes adecuados a través de la mediación de las instituciones del mercado cultural, como las librerías. Parecería, dice GM, que la comercialización representa un menoscabo de la idea misma de literatura como alta arte. Ponerles un precio a tales obras las hace comparables a otros bienes mercantiles. Convierte en un sin sentido la idea que tales obras pueden pretender ser intrínsecamente valiosas. En la próxima entrega continuaré con las AA.

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