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El Museo Tamayo revisa la evolución del concepto globalen la obra del pintor

El recinto conmemora el 125 aniversario del natalicio del artista con la exposición de la segunda parte de Las paradojas del internacionalismo

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El iluminado (1975), de Rufino Tamayo, preside la primera sala de la muestra.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de abril de 2024, p. 2

El óleo El iluminado (1975), de Rufino Tamayo (1899-1991), preside la primera sala de la exposición Las paradojas del internacionalismo (narradas por la colección del Museo Tamayo), cuya segunda parte es curada también por la inglesa Kate Fowle, en colaboración con Andrea Valencia.

En los años 70 del siglo pasado, el pintor oaxaqueño reveló que su perspectiva de la vida cambió para siempre en 1945, a raíz del bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki. Tamayo ya pensaba en el hombre enfrentándose no con su mundo, sino con el infinito.

La muestra, la primera del año para el Museo Tamayo, conmemora el aniversario natal 125 del artista a través de una mirada a su colección, tanto a la obra original con la que se inauguró el recinto en 1981, como a las adiciones posteriores.

El título parte de la premisa de que el Tamayo es el primer museo internacional hecho en México y, por ende, su colección. Entonces, era necesario revisar el uso del término internacional o internacionalismo, porque su significado ha cambiado a lo largo de los siglos. La primera vez que se empleó el término fue en 1780, en Europa, para describir la gobernanza entre Estados que se convirtieron en naciones con sus nacionalismos, los cuales causaban guerras, desplazamientos y competencias, explicó Kowle, actual directora curatorial de la galería Hauser & Wirth.

Una segunda versión de internacional tiene que ver con la formación de instancias como Naciones Unidas o la Declaración Universal de los Derechos Humanos, siguió Kowle. Nuevamente, en los años 90 del siglo pasado cambió su significado con la creación de una red de alcance mundial, la caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética. De repente, el mundo es diferente, a la vez que la manera en que uno piensa en ser internacional es mucho más interconectada por Internet, apuntó la curadora.

Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, en 1993, México experimentó una gran internacionalización del mundo del arte. En la versión más reciente del término, compartimos catástrofes y crisis. La presente exhibición trabaja con las obras de arte de la colección del museo que se refieren en lo visual a todos los aspectos de esas historias de internacionalismo.

El proyecto curatorial comienza con una paradoja en la medida en que a la muerte de Tamayo, la colección que ha formado y su manera de ver al internacionalismo cambia de modo dramático debido a las transformaciones en el mundo. Así que el Museo Tamayo ahora opera en una sociedad internacional muy diferente a la que su benefactor imaginó casi toda su vida, afirmó Fowle.

El primer apartado de la muestra comprende un video en el que Manthia Diawara, de Mali, entrevista al filósofo Edouard Glissant, de Martinica, quien habla de mundialidad. Es decir, en vez de pensar el mundo en términos de una serie de diferencias entre las personas, piensa en la multiplicidad y las muchas maneras de vivir todo al mismo tiempo.

El segundo núcleo de la muestra, sobre cómo entender el mundo desde la perspectiva del otro, reproduce en la pared un gran mapa realizado por los surrealistas en 1929, en el que la mayoría de los países imperialistas, en especial los de habla inglesa, fueron eliminados para crear un mundo ideal.

Esta segunda sala comprende Forecaster (1985), cuadro de Robert Rauschenberg, perteneciente a la colección Televisa, que el pintor estadunidense hizo para el pueblo de México. Su exposición de 1985, en el Museo Tamayo, fue parte de la Iniciativa Cultural en el Extranjero Rauschenberg, que comenzó en México. Se exhibe también una serie de contactos de fotografías tomadas durante su visita aquí, provenientes de la Fundación Rauschenberg, que se muestran por vez primera.

La última sección de la muestra gira en torno a nuestros problemas contemporáneos que son globales, como el cambio climático, el desplazamiento y la migración. Muchas de las obras aquí presentadas entraron a la colección después de la muerte de Tamayo. También comprende una comisión hecha a la francesa Julia Rometti, montada en una terraza generalmente cerrada.

Increíble, contesta Fowle al preguntar La Jornada sobre su primera impresión al ver la colección permanente del museo. Es ver obras que Tamayo coleccionó desde su perspectiva artística. Su conocimiento de primera mano como artista respecto de quién podría ser importante tanto en Estados Unidos y Europa, pero también América Latina, la hace única, aseguró la curadora.

Las paradojas del internacionalismo (narradas por la colección del Museo Tamayo) cierra el 23 de agosto en el Museo Tamayo (Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec).