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Negocios y empresas

Compartir la propiedad

A

unque la propiedad privada no cambie, su uso se transforma. Bienes como casas, autos, joyas y ropa exclusiva ahora se comparten en beneficio del propietario y del que utiliza el producto.

Hace apenas dos décadas las personas no rentaban sus bienes personales. Ahora, a través de aplicaciones de Internet, cualquier cosa deseada se puede conseguir por periodos cortos.

El arrendamiento existe desde hace siglos, pero la renta de cosas de uso personal como negocio generalizado es reciente. En el pasado, para ir a la playa, era necesario contratar una habitación en algún hotel. Si se quería un automóvil por unos días se recurría a empresas especializadas en este servicio. Lo mismo pasaba con otros bienes, como motos, aviones o equipos para deportes caros.

El cambio de fondo en este tipo de operaciones es que cualquier hijo de vecino puede arrendar sus bienes a través de alguna plataforma tecnológica. Millones de personas por todo el mundo se convierten en rentistas de la noche a la mañana por este medio, con lo que obtienen un ingreso adicional, con la tranquilidad de que existe una estructura empresarial que respalda la operación.

Por el lado de los consumidores las ventajas son múltiples. En primer lugar porque se abre un abanico de opciones, de acuerdo con caprichos y necesidades, y en segundo lugar, porque con una oferta ampliada de todo tipo de bienes y servicios los precios son más competitivos. El consumidor ya no necesita recurrir a grandes empresas especializadas y obtiene beneficios adicionales al alquilar.

Hay grupos empresariales que para mantener sus negocios en este nuevo mercado llegan a acuerdos con particulares y, con la tecnología e infraestructura con que cuentan, ofrecen en arrendamiento propiedades exclusivas. Por ejemplo, hay grupos hoteleros que rentan mansiones, palacios, castillos o viviendas de lujo que no les pertenecen y ofrecen servicios de hotel y de un concierge que atiende cualquier necesidad del cliente.

Las empresas tradicionales viven una nueva competencia de personas físicas que ofrecen sus bienes duraderos para obtener ingresos. Por su parte, los consumidores se benefician al contar con productos exclusivos y gozar de nuevas experiencias.