Política
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Nosotros ya no somos los mismos

Pendientes que aún no se resuelven // Terrenos de luchas sociales exitosas

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▲ “‘Hace apenas cuatro décadas, en México no teníamos elecciones libres; no había instituciones que protegieran efectivamente nuestros derechos y no había espacios para que la diversidad política se expresara’. (Igualito que ahora, ya ven que al Zócalo no puede uno entrar… en auto, aunque sea del año).”Foto Víctor Camacho
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uiero creer que una buena parte de la multitud estará de acuerdo en que, tras leer algún escrito o escuchar una opinión por cualquier medio electrónico, al oyente o lector le corresponde el derecho de emitir su aprobación, rechazo o todo lo contrario a lo visto o escuchado, siempre que lo haga dentro de las normas civilizadas que aún persistan.

Tercera llamada, tercera, ¡comenzamos!, dice el orador de los 100 membretes, don Lorenzo Córdova: Comienzo por reconocer que el nuestro es un país que arrastra muchos problemas. La pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad son graves asuntos que no sólo no hemos resuelto, sino que siguen siendo pendientes. (Ilustre doctor y orador: si siguen pendientes es que –¡quién lo creyera!– no han sido resueltos, y a la visconversa: si no han sido resueltos, resulta inevitable que estén pendientes). Más nos vale enfrentar y resolver esos problemas pronto, porque ponen en riesgo nuestra democracia. (¿La democracia que en uno de sus párrafos existe y en el otro no?).

Y, de inmediato, una inconsecuencia mayúscula y una vergonzante afiliación. Dice el doctor Córdova: Sin embargo, en donde las luchas sociales sí han sido exitosas es en el terreno de la democracia. (¿Pus no que no, mi dóctor?) Hace apenas cuatro décadas, en México no teníamos elecciones libres; no había instituciones que protegieran efectivamente nuestros derechos y no había espacios para que la diversidad política se expresara. (Igualito que ahora, ya ven que al Zócalo no puede uno entrar… en auto, aunque sea del año). Las cuentas claras nos darán las nítidas fotografías de los actores estelares de este reparto (reparto en todos los sentidos). Dice el orador único, voz de todos los presentes y otros ausentes más precavidos: Se hacía política con miedo (por eso, don Lorenzo se escondía en su clóset a la menor provocación y sólo aceptó hacer política cuando una jugosa nómina se lo requirió), “eran los tiempos… en los que desde antes que se votara ya se sabía quién iba a ganar las elecciones” (Ah qué don Lorenzo, ¿a poco, hoy 11 de marzo de 2024, todavía no sabe usté quién va a ganar el domingo 2 de junio?).

La semana pasada me salté, imperdonablemente, el inicio de la vibrante arenga con que don Lorenzo se quedó a un paso de llamar a la sublevación. (Él, de siempre tan recatado, conventual, ocultista absoluto de ideas y emociones, se soltó el pelo y convocó a la batalla). Afortunadamente, los molinos de viento no registraron sus desvaríos. Ya hablaremos de esto la próxima semana.

Si digo que estuve moqueando toda la tarde del pasado viernes 8, no digo nada nuevo: yo moqueo desde antes que el covid tuviera registro. Nada me emocionó más que ver cruzarse una silla de ruedas y una carriola. Yo moqueaba, sonreía y musitaba una frase de antaño: este arroz ya se coció.

@ortiztejeda