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Tras retiro de empresa privada, Incan gestionó mal la farmacia: director

Apenas se inició sistematización informática de registros, destaca

 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de febrero de 2024, p. 16

La cancelación de privilegios e irregularidades como sobresueldos que tenían algunos trabajadores del área de investigación y médicos que registraban asistencia pero no se presentaban en su lugar de trabajo, incluso en la consulta, ha generado reacciones airadas en contra de la dirección del Instituto Nacional de Cancerología (Incan).

El titular, Óscar Arrieta, quien llegó al cargo el pasado mes de agosto, es contundente al señalar que todo lo que esté mal se tiene que corregir. Afirma que estos y otros problemas son consecuencia de al menos 15 años de inmovilidad en las jefaturas de departamento y de un sistema de trabajo al que algunos estaban acostumbrados, pero es perjudicial para los pacientes y el instituto.

A esas viejas costumbres, se sumó el problema de la farmacia que, hasta hace un par de años era gestionada por una empresa privada. Ésta se hacía cargo de la proveeduría, la administración (registro de entradas, salidas y de los niveles de inventario). El contrato terminó y debido a la disposición del gobierno federal de prescindir de terceros, el Incan asumió la tarea, pero mal, comentó el funcionario.

El personal que laboraba en la farmacia era de la empresa privada, por lo que también se retiró. El instituto contrató trabajadores por honorarios y, por cuestiones administrativa, desde el pasado mes de agosto no fue posible renovar 25 contratos. Es la mitad de los trabajadores en esa área que realizan los procedimientos a mano, pues el instituto carece de un sistema informático de registro, entradas y salidas de los medicamentos.

Tampoco existe un mecanismo electrónico para que los doctores verifiquen la disponibilidad de medicamentos y tomen decisiones sobre las recetas que emitirán.

A esto se suma la saturación del almacén del Incan, que llevó en algún momento, hace años a disponer de otros nueve espacios, a los que denominaban almacén-farmacia, en diferentes lugares del hospital para guardar insumos, sobre los cuales no existía registro o estaba incompleto.

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▲ Óscar Arrieta, director del Incan.Foto La Jornada

Encontramos medicamentos con fecha de caducidad próxima y en algunos casos, no se pudo movilizar, explicó Arrieta. Para corregir, se inició un proceso de adquisición de dispositivos que automaticen el registro de los insumos, así como la instalación de un almacén nuevo en el sótano del inmueble, que ahora funciona como estacionamiento.

De los nueve almacenes-farmacia ya se cerraron seis y continúa el levantamiento del inventario de medicamentos, soluciones y material de curación, comentó Arrieta.

El especialista en cáncer de pulmón explicó que desde su llegada a la dirección del Incan se planteó hacer una reingeniería de los procesos administrativos y clínicos. Entre otros, para agilizar plazos y que las citas de primera vez de los pacientes se realicen el mismo día que acuden a preconsulta; se abre el expediente y ven al especialista.

También decidió cambios en las jefaturas de departamento, lo que provocó molestia porque implicaba la pérdida de privilegios, como el control del dinero que está en una especie de fondo de reserva para los protocolos de investigación. Ese fondo se utilizaba de manera discrecional en el área de investigación. “Ahora lo tomamos para invertir en lo que hace falta en el instituto, como las sillas para los médicos residentes que ya están inservibles –algunas con sólo dos patas–, una impresora que no había en la preconsulta y otros insumos”.

Sobre la ausencia de los trabajadores de sus áreas, Arrieta mencionó que la decisión de llevar un registro estricto de entradas, salidas y presencia en las áreas tampoco les gustó, pero hasta la Secretaría de la Función Pública llegaron denuncias e inició una investigación.