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Neoliberales y Constitución // Seis sexenios=500 reformas // Todas a favor de la oligarquía

A

lo largo de los 36 años de régimen neoliberal, los seis gobiernos involucrados destrozaron la Constitución, la redujeron a mero objeto ornamental y permanentemente violaron el espíritu y los objetivos de los constituyentes de 1917. No dejaron piedra sin labrar para convertir a la República en una gran empresa privada para beneficio de unos cuantos. Ese sexteto desguazó y malbarató el aparato productivo del Estado, y a la minoría rapaz todo entregó y/o concesionó a sabiendas que en caso de presentar problemas financieros, las arcas nacionales, sin límite, estarían a su servicio, en el entendido de que la factura sería pagada por los mexicanos. Y no fue sólo el Fobaproa.

Para ello, los seis inquilinos de Los Pinos (De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto) contaron con la complicidad y entreguismo –no gratuito, desde luego– de los poderes Legislativo y Judicial (y el respaldo y la complacencia de los medios de comunicación), que todo lo permitieron y avalaron para cumplir con el objetivo de poner todo al servicio de la oligarquía.

De acuerdo con información de la Cámara de Diputados, a lo largo de esos 36 años las reformas constitucionales acumuladas por los citados seis inquilinos de Los Pinos sumaron 496, con énfasis en los artículos 25, 27 y 28 (rectoría del Estado, propiedad de la nación, dominio directo de todos los recursos naturales, sectores estratégicos, etcétera) y las consecuentes cuan depredadoras leyes reglamentarias que permitieron el atraco institucionalizado. Y ninguna de ellas fueron en beneficio de los mexicanos; todas, eso sí, para favorecer a la oligarquía.

Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón fueron los que presentaron el mayor número de reformas constitucionales: 156 y 110, respectivamente: Fox sumó 31, Zedillo 78, Salinas 55 y De la Madrid 66. Por medio de ellas, destruyeron la República y fundaron la empresa privada México, Sociedad Anónima, y ninguno de esos inquilinos de Los Pinos enfrentó el rechazo de los poderes Legislativo y Judicial. ¿Y los mexicanos de a pie? Que se jodan. Miel sobre hojuelas. Ninguno de los presidentes mexicanos superó las proezas del copetón y Borolas, ni siquiera el innombrable o míster Fobaproa. Y si el régimen neoliberal no hubiera “tropezado en 2018, a estas alturas de la Constitución no quedaría ni la carátula.

En un mar de coimas e intercambio de favores, la mafia de los seis, con sus respectivas pandillas, gozó de todo tipo de apoyos, avales y complicidades, y en nado sincronizado, bien maiceado, todos aplaudieron a rabiar por el gran México moderno que construían. Pero se les acabó el festín. Por ello no sorprende la agria cuan ramplona reacción de la derecha –legisladores, partidos políticos, integrantes del Poder Judicial, directivos de los organismos autónomos, medios de comunicación y algunos más– ahora que el presidente López Obrador presentó su paquete de reformas (que incluye 18 modificaciones constitucionales y dos legales), en el entendido, como lo ha expresado el mandatario, de que el objetivo es devolver a la Carta Magna de 1917 toda su dignidad, humanismo y grandeza, severamente alterada por el régimen neoliberal, ese camino torcido, un periodo oscuro de nuestra historia. La esencia es rencauzar la vida pública por la senda de la justicia, libertad y democracia, como lo exigieron con sus luchas nuestros antepasados.

Los constituyentes de 1917, dijo López Obrador, garantizaron el dominio de la nación sobre sus recursos naturales y la soberanía de país, pero al paso del tiempo estos derechos alcanzados por el sacrificio y el sufrimiento de millones de mexicanos fueron perdiendo vigencia, en tanto se restablecían el fuero y los privilegios para una élite política y económica. En el régimen neoliberal toda la vida pública de México estuvo controlada por una minoría ambiciosa y rapaz; México se convirtió en un país de unos cuantos en el que el pueblo no existía.

Incluidas las más recientes, el presidente López Obrador ha promovido 80 modificaciones constitucionales, con la intención de reivindicar el espíritu, firmeza y objetivos de los constituyentes en la Carta Magna de 1917, siempre en beneficio de todos los mexicanos.

Las rebanadas del pastel

Sudorosa, al borde un ataque de nervios y bote pronto, una de las caras visibles de la oligarquía, el Consejo Coordinador Empresarial, grita ¡NO! (me toques mi negocio) a las reformas, especialmente aquellas tendientes a poner fin al periodo oscuro de nuestra historia.

Twitter: @cafevega