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El Museo Thyssen da una visión irónica del amor en tiempos de comida rápida y Tinder

La artista Noemi Iglesias Barrios expone Love Me Fast

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 2 de febrero de 2024, p. 5

Madrid. En estos tiempos de comida rápida, de concertar encuentros furtivos a través de Tinder y de la mercantilización de todo lo que el ser humano toca, incluidas las relaciones humanas, hay una artista que reflexiona sobre el amor desde la ironía y el sarcasmo a través de esculturas erigidas en porcelana.

La asturiana Noemi Iglesias Barrios, creadora de 52 años con una larga trayectoria, expone en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid una visión lúdica y al mismo tiempo liberadora sobre el yugo del amor en un tiempo en el que la fugacidad de las redes sociales lo vuelve todo más etéreo y líquido.

En la exposición Love Me Fast, la artista española enfrenta a sus propias esculturas, muchas de ellas flores que parecen estar a punto de romperse por un golpe inesperado o una ráfaga de viento, con obras de Picabia, Monet o Edward Hopper, con el fin de reflexionar sobre la muerte de ese ideal de amor romántico en pleno auge de las redes sociales y la comida rápida. La exposición consta de una veintena de piezas que dialogan con cuadros de las colecciones del museo y que están realizadas en medios tan diversos como bronce, cristal, video, fotografía y porcelana.

La idea de Noemi Iglesias era reflexionar sobre el amor romántico en la época de las redes sociales, que a su juicio es idealizado en un plano de felicidad consumista, confrontado con las relaciones tóxicas que a menudo se producen por la insaciable necesidad de exponerse en las redes sociales. De ahí que el museo madrileño decidió colocar a lo largo de su colección permanente las piezas de la artista, que dialogan con artistas de otras épocas que también se preocuparon por reflexionar sobre el amor y sus consecuencias, muchas veces trágicas.

Por ejemplo, en la sala 45 se colocó una nota de la artista que dice Last Time Lover, a un costado de uno de los cuadros más icónicos del museo, Habitación de hotel, de Hopper, que es a su vez el que mejor define la esencia de las obras de la artista española: la melancolía de la soledad, el ritmo vertiginoso de nuestra era que dificulta la simbiosis con el silencio y el amor.

Además, Iglesias situó otras de sus esculturas de porcelana en las salas en las que se encuentran las obras El rapto de Europa, de Simon Vouet (1640), y dos versiones rococó de El columpio, a cargo de Fragonard (1750-1752) y de Lancret (1735-1740). A explicación de la artista, con estas esculturas también pretendía evocar que fue en el siglo XVIII cuando se inició en Europa la fabricación de la porcelana, producto de lujo hasta entonces importado de China.

Además, la artista española contrapuso su pieza Love Profusion con El jardín del amor, de James Ensor (1925), y El apuro, de Francis Picabia (1914), mientras la ilustración sobre azulejo titulada Bulk Love se confronta con La casa entre las rosas, de Claude Monet (1925). Además, la artista creó una vidriera, Love Over, en homenaje a Gertrude Stein (1928), de Charles Demuth.

Otro punto importante de la exposición es cuando la artista evoca dos imágenes del pop art de la colección permanente, Vidrio ahumado, de James Rosenquist (1962), y Desnudo nº 1, de Tom Wesselman (1970), con las que abre un diálogo a través de un rótulo luminoso que reza Love Me Fast (2023), que forma parte de una serie performativa de fotografías, que tituló Heart & Chips (2015), en la que su imagen más conocida es la de un plato con unas patatas fritas y un corazón en sangre viva.

El director del museo madrileño, Guillermo Solana, resumió el sentido de la muestra: “Más allá de la sátira de Tinder, de las apps relacionadas con las citas, más allá de la rapidez, que es como la de la comida rápida, la fast food, hay una mirada más profunda y de más largo recorrido sobre lo que el amor romántico, el amor-pasión, ha sido desde hace muchos siglos en Occidente.

aEn cierta manera, fácilmente interpretada como la rebeldía artística frente a las críticas de las que el amor romántico es objeto, la exposición se revela como reivindicación de la belleza y la ternura en territorios de ira. Una reclamación matizada de los amores de antes, sin la superficialidad capitalista de los engaños de ahora”.

La muestra culminará su periodo expositivo en Madrid el próximo 28 de abril.