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Atraca el navío de guerra británico frente a la Costa Caribeña

Guyana afirma que mantendrá relación pacífica con Venezuela

Brasil expresa su preocupación por la tensión en el diferendo por el Esequibo

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El Esequibo es nuestro. Avanzar y vencer se lee en la fragata de la fuerzas armadas de Venezuela, la cual realizó ayer ejercicios militares cerca del área en disputa. La imagen fue distribuida por el gobierno de Nicolás Maduro.Foto vía Afp
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Periódico La Jornada
Sábado 30 de diciembre de 2023, p. 19

Georgetown. La tarde de ayer arribó a Guyana el buque de guerra británico que antier desató la ira de Caracas y el presidente Nicolás Maduro anunció un fuerte despliegue militar en las áreas limítrofes al Caribe oriental, pero no atracó en el puerto de esta capital debido a sus dimensiones, así que ancló frente a las costas guyanesas, informaron hoy a La Jornada fuentes cercanas al gobierno del presidente de la nación caribeña, Irfaan Ali.

Temprano, el mandatario insistió en que su país cumplirá los compromisos de mantener con Venezuela las relaciones pacíficas pactadas hace dos semanas en San Vicente y las Granadinas durante una reunión de alto nivel propiciada por el gobierno de Brasil, cuya cancillería emitió la mañana de ayer una declaración, expresando su preocupación ante las demostraciones militares de apoyo a cualquiera de las partes.

El Ejecutivo guyanés aseguró: Estas colaboraciones no representan una amenaza para nadie y de ninguna manera pretenden ser agresivas o constituyen un acto ofensivo contra ningún Estado.

En un intento por apaciguar las agitadas aguas de la región, ahora colmadas de lanchas patrulla dotadas de misiles y el sobrevuelo de aviones de combate venezolanos, el presidente guyanés expresó que Venezuela no tiene nada qué temer de las actividades dentro del territorio o aguas soberanas de Guyana.

Sobre la llegada inminente del HMS Trent, un potente navío armado con cañones de 30 milímetros y tripulado por 65 marines reales, el presidente de la única nación anglófona de Sudamérica, explicó que Guyana lleva mucho tiempo participando con estados regionales e internacionales en maniobras destinadas a mejorar la seguridad interna.

Tras el comunicado de Ali, analistas locales recordaron que las maniobras conjuntas del buque inglés con la pequeña armada de este país estuvo precedida de una reciente visita a Georgetown de David Rutley, jefe de la diplomacia del Reino Unido para América, quien expresó al presidente el irrestricto respaldo de Londres a la que fuera su colonia hasta 1966, cuando se declaró la independencia guyanesa.

Las fuerzas militares de Guyana apenas llegan a tres mil militares, cifra que responde –en opinión de especialistas– a dos grandes factores: la ausencia histórica de enemigos internos y externos y la reducida población del país, unas 800 mil personas, la mayoría de ellas asentadas en la capital.

No hay miedo, sino fiesta

Pese a la llegada del barco británico, Georgetown es un hervidero de música, pólvora, cerveza y fiesta, donde la gente ha comenzado el conteo regresivo para despedir el año y recibir 2024.

El tráfico de sus estrechas calles ha colapsado al mediodía, hora pactada para una entrevista con Nazima, así que optamos por llegar a su oficina a pie, antes de que se haga demasiado tarde.

De origen hindú, Nazima Raghubir trabajó como periodista durante 20 años y ahora preside la Asociación de Prensa de Guyana, además de liderar una empresa de comunicaciones dedicada a investigar temas relacionados con derechos humanos y comunidades aborígenes del interior del país, en especial aquellas que habitan en los 106 mil kilómetros cuadrados del Esequibo.

Promete hablar despacio su inglés de acento británico y abre en su computador el mapa de Guyana sobre el cual se inclina con frecuencia mientras contesta las preguntas de La Jornada.

Nazima no cree que Venezuela atacará militarmente a su país, pero se horroriza al pensar que el anuncio venezolano de anexar el Esequibo, tras el referéndum convocado por Maduro el 4 de diciembre, de-semboque en un conflicto bélico de alcance internacional. Guyana cuenta con el respaldo explícito de Washington y de Londres, además del de la mayoría de países del hemisferio, pero Rusia e Irán son grandes aliados de Venezuela, reflexiona con una acentuada preocupación dibujada en su bello rostro de rasgos hindúes.

Le hago notar el ambiente despreocupado que se respira en las esquinas de la ciudad y me explica que hay una cierta calma tras la reunión de Ali con Maduro, pero relata que a comienzos de diciembre miles de guyaneses pudientes empacaron apresurados sus pertenencias y tomaron botes para alejarse del país calculando que se avecinaba una gran tormenta.

El miedo se apoderó de la población y de paso afectó al comercio y a las empresas que suelen tener mejores ventas con las fiestas navideñas, cuenta la experimentada periodista.

Dice que no hubo pánico, pues los medios fueron muy responsables al informar sobre lo que estaba sucediendo y “no desataron campañas nacionalistas ni estimularon ánimos belicistas en la gente.

Los partidos y fuerzas políticas que no están en el gobierno tampoco se aprovecharon de la situación y, al contrario, consideraron que la amenaza venezolana era una gran oportunidad para la unidad nacional guyanesa, contesta cuando entramos en el siempre espinoso terreno de la política.

Sin embargo, no deja pasar la ocasión para subrayar que todos –sin excepción– son responsables, desde la independencia hasta hoy, de haber generado una cultura de la corrupción que comienza en los niveles más bajos y se extiende hasta la cúpula del poder.

¿Cree Nazima que hay una estrategia a largo plazo para convertir a Guyana en el milagro de Sudamérica luego de que las exploraciones de petróleo confirmaran que el país puede ser tan rico como los Emiratos Árabes u otras potencias?

Desafortunadamente, no. Hasta ahora lo que hay es una especie de festín, una gran piñata, con los enormes recursos que está dejando la explotación del crudo por parte de Exxon, y mientras la corrupción esté en el medio y se impida que la sociedad guyanesa en su conjunto participe en el diseño de nuestro futuro, toda la riqueza que nos regaló la naturaleza se esfumará.

Cuando salimos de su oficina, una flotilla de pequeños helicópteros surca el cielo despejado de Georgetown.

Son las naves que transportan a los funcionarios de la multinacional petrolera, como taxis aéreos, pues el país carece de carreteras. Recuerdo entonces las palabras con que me despidió Nazima: El contenido de los contratos de exploración y explotación con la Exxon son el más grande misterio de Guyana.