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México SA

Joe Biden pide ayuda // Migración desbordada // Robles ya no sonríe

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▲ La respuesta al creciente flujo migratorio a EU han sido leyes y más leyes cada vez más estrictas y la construcción de un muro que ha resultado igual de multimillonario que ineficiente. La imagen, en Eagle Pass, Texas.Foto Ap
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lo largo de los años, la única respuesta concreta que ha dado el gobierno estadunidense al creciente flujo migratorio ha sido la construcción de un brutal muro fronterizo con México. Doble cara, como siempre, porque tanto jodió con echar abajo el muro de Berlín –hasta que lo logró– para que en su propia casa mantenga y extienda una línea de contención que nada ha conseguido, salvo la muerte de muchos migrantes en medio del desierto.

No es gratuito que el presidente López Obrador ayer recordara que el gobierno estadunidense lleva 30 años haciendo muros. Imagínense una frontera de 3 mil 180 kilómetros. ¿Cuándo van a terminar de hacer el muro? Llevan como mil 200 kilómetros aproximadamente. ¿Cuánto les falta?, y de cualquier forma los migrantes no dejan de ingresar a su territorio.

La explosiva situación migratoria en su frontera sur llevó al presidente Joe Biden a solicitar la ayuda de su homólogo mexicano, quien detalló que el mandatario estadunidense pide hablar conmigo, preocupado por la situación, porque se llegó a un número de migrantes que no se había visto; creo que 10 mil, 12 mil diarios en la frontera norte (mexicana), y esto llevó a que se cerraran aduanas y los pasos fronterizos, el ferrocarril, en algunos estados fronterizos. Y, desde luego, pues esto afecta el comercio y produce mucha intranquilidad, y también es usado políticamente por los opositores. Entonces, me habló para decirme que teníamos que buscar juntos la solución, como siempre lo hemos hecho, trabajando de manera coordinada, y que le preocupaba lo que estaba sucediendo. Él entiende que es un fenómeno que tiene que ver con la pobreza de la gente, que es un problema social y no se resuelve nada más con medidas coercitivas.

Por su parte, a lo largo de los años el gobierno mexicano ha insistido –algunos mandatarios más de saliva que de acción– en la negociación de un acuerdo migratorio con el vecino del norte para ordenar el flujo de personas y garantizarles seguridad jurídica y protección. La respuesta han sido leyes y más leyes, cada vez más estrictas, en contra y, desde luego, la construcción de un larguísimo muro que ha resultado igual de multimillonario que de ineficiente, porque lejos de contener el número de migrantes que se cuelan a territorio estadunidense, el flujo crece día tras día.

Ayer mismo, en la mañanera, el presidente López Obrador detalló que al 31 de diciembre pasado los encuentros entre migrantes y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos promediaron 10 mil 187 personas por día (cruces irregulares). Además, en el último mes, la afluencia de nicaragüenses en la zona fronteriza se incrementó 94 por ciento, la de venezolanos 88 por ciento y la de haitianos 46 por ciento (en orden descendente siguen colombianos, guatemaltecos, ecuatorianos, cubanos y hondureños, con incrementos de 42, 41, 22, 15 y 6 por ciento, respectivamente).

Cierto: es su país, son sus leyes e intereses, pero si por primera vez actúa de forma inteligente y no punitiva, el gobierno estadunidense debe sentarse a negociar un acuerdo migratorio con México y las demás naciones latinoamericanas que, de entrada, excluya la fuerza y los muros como solución al creciente flujo de personas, porque así ni lejanamente lo resolverá, como ha quedado más que comprobado a lo largo de los años.

Y esa actitud deberá permear en otros países, porque como bien subraya el Banco Mundial, la migración es uno de los desafíos de desarrollo más apremiantes. Alrededor de 184 millones de personas viven fuera de su país de nacionalidad, y casi la mitad de ellas se encuentran en países de ingreso bajo y mediano. La manera en que se aborda la migración y se protege a los migrantes cuando se trasladan desde su lugar de origen a las comunidades receptoras es clave para garantizar su crecimiento económico y éxito. Hay que contar con políticas migratorias mejoradas, porque así se puede ayudar a impulsar la prosperidad en todos los países. Por el envejecimiento de su población, muchos países dependan cada vez más de la migración.

Las rebanadas del pastel

Se desdibuja la enorme sonrisa que apenas días atrás presumía Rosario Robles. ¿Por qué?: “la Auditoría Superior de la Federación promovió un amparo contra la sentencia absolutoria a favor de ella por la estafa maestra; busca revertir la liberación de la ex secretaria de Estado y reiniciar el procedimiento penal en su contra” ( La Jornada, César Arellano García). Entonces, ¿la ex de tantas cosas de nueva cuenta pasará el Año Nuevo enchiquerada?

Twitter: @cafevega