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El mundo no da salida a anhelos de los jóvenes: David Olguín
 
Periódico La Jornada
Martes 19 de diciembre de 2023, p. 5

¿Es posible transformar una sociedad sin violencia? ¿Qué tan vigente es el antiguo estatuto maquiavélico que dicta: el fin, justifica los medios? Las anteriores son cuestiones sobre las que se reflexiona en la puesta en escena Amor y rabia, obra escrita y dirigida por David Olguín, que se presentó en el teatro El Milagro.

La dramaturgia propone retratar la rebeldía juvenil, sus impulsos colectivos por una justicia que sistemáticamente les ha sido negada, así como el oscuro trasfondo político y social que subyace en la detonación de una bomba en un sitio público.

Cuatro jóvenes, cuyas historias personales contrastan entre sí, motivados por el resentimiento que causa la desigualdad social, ejecutan el plan de “un personaje anónimo y clandestino, llamados por unos El Profe y por otros La Mano”, explica Olguín.

Ese grupo de jóvenes “intenta ser el retrato de un colectivo que existe en la vida real, nacido hace unos 10 años en México, que propagó muchas de sus ideas y principios hacía América Latina, así como en países como España y Grecia.

En esta historia, un grupo ecoterrorista planea poner una bomba, motivados por sus principios y planteamientos, como el regreso a la naturaleza y ser enemigos de lo que implica la tecnología. De ahí que se relatan las consecuencias de dicha acción y la muerte absurda de una persona.

Para David Olguín, se trata de una historia de descenso al infierno, la de un joven con un legítimo anhelo de transformación social, cuyo impulso es la indignación, pero a quien su ingenuidad política lo llevará a ser parte de una trama en la que se manejan intereses oscuros.

Otra de las cuestiones que se exploran en la obra es el significado de indignarse en el siglo XXI.

Uno de los protagonistas, va enfrentando a cada integrante del grupo en un espacio donde todos se hallan en la clandestinidad, condición que les impide reconocerse unos a otros, pues no saben quiénes y cuántos son, dónde están, y aun así hablar de ser una legión.

La idea “es reflexionar sobre los impulsos juveniles colectivos, en contraste con los nihilismos contemporáneos y los milenarismos casi apocalípticos, ya que en el mezclado saco de los ‘istmos’ contemporáneos, ciertos medios de comunicación tienden a definirlos como si fueran lo mismo; entonces, se sataniza y desprestigia esa rebeldía juvenil, que llega a tener propuestas muy interesantes, por ejemplo, por medio de radios comunitarias, el grafiti urbano o los círculos de estudio. Es todo un mosaico de formas de protesta clandestina, crítica y contestataria”, comentó el dramaturgo.

Todo ello es reflejo de un mundo que no está ofreciendo una salida a la desesperación y anhelos de los jóvenes, herederos de otras luchas históricas.

Con actuaciones de Laura Almela, Emmanuel Pavía, Santiago Alfaro, Sunem Cedillo y Juan Olguín Almela; escenografía e iluminación de Gabriel Pascal; vestuario de Laura Martínez Rosas, y grafitis de Lola Livre y Sacer, Amor y rabia se presentó en el teatro El Milagro.