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Balance de la jornada

El Tri cerró con broche de oro… en lo económico

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▲ Guillermo Memote Martínez, del Puebla, sobresalió en la derrota (3-2) ante Colombia y es pretendido por otros equipos de la Liga Mx.Foto @miseleccionmx
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iempre están prestos para eludir y responsabilizar a otros de sus múltiples fallas, deficiencias, egoísmo y gran codicia; así son los dueños y federativos de la Liga Mx. Algunos se negaron a ceder jugadores al seleccionador Jaime Lozano de cara al partido del sábado frente a Colombia, no era fecha FIFA y no había obligación, pero fue una prueba para mostrar la realidad del tan cacareado apoyo al Tri… Llegó la derrota y ahora el ‘ Jimmy’ está en la tablita, porque también se equivoca y, en suma, le falta experiencia. Sigue sin convencer.

El martes hay junta de dueños, los amos del balón van a celebrar que se pusieron a mano con SUM (Soccer United Marketing), la empresa que los tiene en dulce esclavitud jugando infinidad de partidos en Estados Unidos. Saldaron el rezago en que incurrieron a causa del covid-19, porque aquellos no perdonan nada ¡ni por una pandemia!.. ¡Y vaya forma!, este sí fue broche de oro: casi 65 mil almas en el Memorial Coliseum de Los Ángeles. Qué importan algunas trifulcas y que hayan dado gato por liebre promocionando el juego con la imagen de los ausentes Santiago Giménez, Chucky Lozano…

El chiste era llenar, y llenaron uno de los estadios de mayor capacidad del vecino país del norte. Eso los tiene rebosantes de felicidad, aunque otro dilema les inquieta: O sacrifican sus bolsillos y cumplen la promesa de poner límite de partidos en un nuevo contrato con SUM, para darle mejor fogueo al Tri rumbo a 2026, o se dejan seducir por una cifra deslumbrante de dólares, al cabo el chiste es organizar el Mundial y, pues ni que fuéramos a ganar la Copa del Mundo. Eso sí, apretarán tuercas al Jimmy: la Copa América es su prueba de fuego, llega a semifinales o adiós.

Igual política aplican en sus clubes, toda la culpa es del técnico o el hilo se corta por lo más delgado. Jesús Martínez, de Grupo Pachuca, declaró que sería un torneo sin refuerzos, para debutar jóvenes, ¡ah!, pero echó ipso facto a Nicolás Larcamón por el ridículo que hizo el León en el Mundial de Clubes ante esos asiáticos que corren como demonios. Ni siquiera esperó su regreso desde Arabia Saudita… Grupo Orlegi despluma a sus equipos, vende lo mejor que tiene (el último: Juan Brunetta a Tigres), pero exige a tope; a Benjamín Mora lo despidió del Atlas.

El técnico mexicano, ése que todavía siente aprecio por los equipos de la Liga Mx y que a lo largo de los años –como jugador y/o estratega– generó cierta identidad con algún club, está en vías de extinción. Los dueños se han cansado de despreciarlo y humillarlo... El mal que me hiciste con otro lo has de pagar, dice la vox populi plasmada en múltiples canciones de despecho; en efecto, a varios propietarios les toca padecer la otra cara de la moneda con estrategas foráneos que, a su vez, los usan de peldaño mientras les cae algo mejor.

Ahí está Antonio Mohamed desairando a los Pumas que se habían ilusionado con él. El Turco confirmó capacidad, pero prefiere esperar alguna oferta de otras latitudes, algo interesante y no andar con limitaciones económicas... El serbio Veljko Paunovic salió inesperadamente de Chivas. Pedía compromiso, sin embargo, se la pasaba con un ojo al gato y otro al garabato, pendiente de cualquier opción externa, teniendo al Rebaño de su peor es nada… Y luego la oportunidad es para los auxiliares foráneos: Gustavo Leal, Gustavo Lema, Fernando Ortiz...

Ni hablar de las fuerzas básicas. Tan mal andan que en la Selección debutó a los 28 años Guillermo Martínez, el atacante del Puebla que muy joven pasó por Chivas y lo ignoraron. Ahora el club tapatío tendría que desembolsar unos 5 millones de dólares si lo quiere, eso si no hay otra oferta mejor que se lo arrebate… No se trata de nombrar a Eduardo Arce, Alex Diego y Alfredo Tena al frente de los equipos de menores, sino de que se exija a los clubes un trabajo serio, que busquen y pulan talento en sus plazas.

No lo harán porque implica serio esfuerzo y dinero. Hay que invertir en buscadores de talento, erigir casas club, y, si son mozuelos imberbes, alimentarlos y hasta mandarlos a la escuela. Implica, sobre todo, paciencia, y no la hay. Seguirán importando a granel, barato, a la espera de encontrar alguna joya que se les haya escapado a los clubes europeos. Cuando la situación apremie irán al recurso fácil: naturalizar, como a Julián Quiñones… Y si no quieren gastar en los equipos varoniles, ¿que pueden esperar los femeniles?