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El Museo Reina Sofía explora la incursión de Pablo Picasso en la modernidad

La gran transformación apunta a 1906 como un año crucial en la evolución artística y filosófica del pintor

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Desnudo con manos cruzadas (1906) y Mujer desnuda delante de una estatua (1931). ©Sucesión Pablo Picasso, Vegap, Madrid 2023.Foto cortesía del Museo Reina Sofía
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 14 de noviembre de 2023, p. 3

Madrid. Picasso 1906: La gran transformación es la exposición con la que el Museo Reina Sofía de Madrid cierra los actos de homenaje al artista malagueño por el 50 aniversario de su fallecimiento, en 1973.

Esta muestra, integrada por 120 obras, explora la incursión del creador español en la modernidad, lo que supuso un cambio radical en su forma de entender el arte, tanto en términos estéticos como filosóficos. De igual manera, en esa época conoció el primitivismo, el arte negro y el pensamiento que abogaba por la libertad sexual y en el que se enarbolaba la homosexualidad como una forma más de expresión del ser humano, que él mismo entendió y defendió, según el curador de la exposición Eugenio Carmona.

El 50 aniversario de la muerte de Picasso se cierra con esta exposición en Madrid, después de una intensa actividad a lo largo del año, en el que se instalaron hasta 16 exposiciones del artista en España, sobre todo en Málaga, Barcelona, La Coruña y Madrid, así como 21 muestras en capitales del mundo, sobre todo en París, Nueva York y Chicago.

Con todas estas actividades, que ahora se cierran en el Reina Sofía, se ha querido reconstruir la importancia de Picasso en la cultura visual del siglo XX y su aportación indiscutible a la historia del arte y de la modernidad, explicó el director de la pinacoteca madrileña, Manuel Segade.

La exposición cuenta con 120 obras, la mayoría de Picasso, muchas de ellas procedentes de algunos de los grandes museos del mundo y de las colecciones privadas de Picasso, con el propósito de entender que 1906 es clave en su vida, se trata de un proceso completo de transformación, explicó su curador, Carmona, quien incluso afirmó que, si bien es habitual considerar que la contribución de Picasso a la modernidad fue pintar Las señoritas de Avignon, en 1907, hoy se cree que esta obra fue en realidad sólo el punto de llegada y el estallido final de todo un complejo proceso desarrollado a lo largo de 1906 y finales de febrero o principios de marzo de 1907, periodo en el que la actividad creativa del artista tuvo tres escenarios: París, Gósol –localidad del pirineo de la provincia catalana de Lleida– y, de nuevo, París.

Prólogo o epílogo de una etapa

La producción de Picasso en esa época concreta ha sido entendida hasta ahora como un epílogo del periodo rosa o como prólogo a la obra citada anteriormente. Pero los estudios más recientes advierten que 1906 no es un año más en la trayectoria del pintor. Es un momento artísticamente significativo; se trata de la primera aportación de Picasso a la noción plena de arte moderno, explicó Carmona.

Durante esta etapa, por ejemplo, el artista transformó –aunque con antecedentes en algunas obras hechas desde 1904– el concepto académico de desnudo, y convirtió el cuerpo en un lugar de experimentación lingüística y cultural en el que introdujo la sensualidad, siendo especialmente relevante el papel que otorgó al desnudo masculino. Ello abrió las puertas también a la presencia performativa de género y al reconocimiento de un debate, entonces incipiente, del reconocimiento de la homosexualidad como una forma más de la expresión corporal del ser humano, sin tapujos ni criterios morales que lo cercenen.

En la exposición, dividida en ocho salas, las obras de Picasso se muestran junto a piezas procedentes de diferentes periodos de la cultura europea y africana similares a las que el artista vio en su momento para establecer correspondencias, citas, apropiaciones o diálogos formales e intelectuales. La presencia de estas obras permite vislumbrar de forma muy didáctica la complejidad de los procesos culturales y creativos experimentados por Picasso en 1906. Por ejemplo, en la muestra hay desnudos de niños y adolescentes, ya sea en la naturaleza o en escenas de interior, que van anunciando la transformación que iba experimentando el artista y que deja ver en obras como Los dos hermanos o Los adolescentes, en las que además se percibe un diálogo con Cézanne y El Greco –artistas presentes en este espacio con una litografía y un óleo– y que deja patente el interés de Picasso por lo primitivo y arcaico, así como por la fotografía homoerótica y etnográfica de la época, que queda ilustrado con dos esculturas romanas de efebos y algunas fotos etnográficas que el público puede ver en una vitrina, explicó Carmona.

Otro ejemplo de esa evolución es su serie Mujer peinándose, en la que, además de anticipar el expresionismo abstracto mezcla las referencias a la mitología y a Venus con el rostro máscara relacionado con lo primitivo.

La exposición se inaugura hoy y estará en las salas del museo madrileño hasta el 4 marzo.