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José Santos Valdés, gigante de la educación rural
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l 1º de noviembre de 1905 nació el profesor José Santos Valdés, en rancho Camargo, municipio de Matamoros, estado de Coahuila, en el seno de una humilde familia, pues su padre, el señor Pedro Valdés Rosales, era peón de hacienda de la familia Madero.

En este 118 aniversario de su nacimiento es oportuno recordar que él es uno de los grandes de la educación rural mexicana, sistema de educación producto de la Revolución Mexicana que nació con José Vasconcelos en 1921, y cuya época de gloria abarcó las siguientes dos décadas y se prolongó hasta los años 60. Tres importantes instituciones integraron nuestro sistema de educación rural: la escuela rural, la escuela normal rural y la misión cultural. Fue una creación original de los maestros rurales y de los campesinos que no había existido ni existía en el mundo, cuyo propósito fundamental era el mejoramiento de las condiciones de vida de las masas campesinas.

La figura más destacada de la escuela rural mexicana fue, sin duda, el maestro veracruzano don Rafael Ramírez, cuyos restos descansan desde la época del presidente Luis Echeverría en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores de la Ciudad de México. Pero, también, sin duda, el maestro más destacado de las escuelas normales rurales durante las décadas de los 30, 40, 50 y 60 del siglo pasado, fue José Santos Valdés, cuyos restos, en un acto de estricta justicia, deben ir a reposar junto a los de don Rafael Ramírez en la Rotonda de las Personas Ilustres.

La Asociación Nacional de ex Alumnos Emiliano Zapata de la Escuela Normal Rural de San Marcos, Zacatecas, donde fue director de 1947 a 1955, con el apoyo de los egresados de otras normales rurales, desde febrero de 2019 solicitamos al licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República, reconociera los méritos del profesor José Santos Valdés y que fuera declarado persona ilustre. En septiembre de 2019, hace más de cuatro años, el Senado emitió un dictamen en favor de que Valdés vaya a la rotonda y se lo envió al consejo consultivo. La semana pasada entregamos en Palacio Nacional un escrito insistiendo en nuestra petición.

José Santos Valdés tiene méritos suficientes como para que sus restos vayan a la rotonda en la Ciudad de México: fue un auténtico educador, un prolífico escritor, un maestro del periodismo, un limpio luchador social y poeta. Fue director de las escuelas normales rurales de Aguilera, Durango, Galeana, Nuevo León, Chicontepec, Veracruz, Tenería, estado de México, San Marcos, Zacatecas, y El Mexe, Hidalgo. Como director nunca dejó de dar clases, se autoasignaba de 22 a 32 horas por semana. Caló hondo en la conciencia de sus alumnos. El profesor Víctor Hugo Bolaños Martínez en una entrevista que le hizo le dijo: Yo no conozco en México un maestro a quien sus alumnos le hayan seguido tanto y por tanto tiempo como a José Santos Valdés. Una prueba de la veracidad de la afirmación del profesor Víctor Hugo es que hemos sido sus ex alumnos los que hemos publicado los 20 tomos de sus obras completas con un tiraje de mil ejemplares de cada uno, con nuestros propios recursos.

Las 6 mil páginas de estos 20 tomos las escribió al mismo tiempo que dirigía una normal rural y daba clases, o siendo jefe de alguna misión cultural, o cumpliendo sus tareas como supervisor de Escuelas Normales Rurales. Contienen libros como La batalla por la cultura, Civismo, Democracia y Disciplina escolar, La enseñanza de la lectura, Deserción y reprobación escolar, Madera, etcétera; folletos y ensayos como Motivos socialistas de la educación, La religión y la escuela socialista, Meditaciones sobre el artículo tercero constitucional, Amelia, Democracia escolar (Problema de nuestros días), La escuela rural mexicana, etcétera; cientos de artículos periodísticos de opinión, de fondo, de siete párrafos y cientos de artículos periodísticos cortos, de tres párrafos, con el título de A Bayoneta Calada.

Valdés fue –toda su vida– un hombre de izquierda, íntegro, de una sola pieza lo mismo en el aula dando clase, que dirigiendo una escuela, dando una conferencia, pronunciando un discurso, escribiendo libros, ensayos, folletos y artículos periodísticos. Hizo lo que alguna vez dijo: Quiero morir con las espuelas puestas. Se identificó plenamente con los ideales, las aspiraciones de la auténtica Revolución Mexicana. En su folleto Educación democrática (Problema de nuestros días), escrito en 1968, a la edad de 63 años, parafraseando a don Benito Juárez, escribió: El destino de la sociedad humana es el socialismo y la justicia social su indestructible arma. En respuesta a un campesino de Michoacán, dijo: “el papel del que escribe para el pueblo es el de, siempre, estar del lado de los débiles porque de ellos es la humana razón. El periodista debe ser un soldado en esta lucha. No un soldado cualquiera. Debe ser siempre un centinela, es decir, un soldado siempre alerta, con el arma al brazo, con la bayoneta calada, para en cada caso, lanzarse a la defensa de… La verdad, la democracia, la libertad, la justicia…”

*Coordinador de la comisión editora de las obras completas del profesor José Santos Valdés