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Exponen por primera vez juntas las tauromaquias de Goya y Picasso
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 3 de agosto de 2023, p. 5

Madrid. Dos de los artistas españoles más importantes en la historia del arte, Francisco de Goya y Pablo Picasso, abordaron con un siglo de distancia entre uno y otro la tradición española de la tauromaquia. El primero lo hizo con una mirada trágica, incluso crítica y en la que se muestra incómodo con las escenas más violentas de la lidia, mientras el segundo la pintó desde una visión hedonista y festiva. Por primera vez se muestran en una misma exposición, Goya/Picasso: Tauromaquias, los grabados y aguatintas de ambos artistas.

La Real Academia de San Fernando contiene en sus salas las 104 piezas que forman esta muestra singular, en la que se distinguen las representaciones de la tauromaquia de ambos artistas, además de que se presentan por primera vez juntas las 33 planchas originales de cobre de la Tauromaquia, de Goya, realizada en 1816 y siete de las cuales fueron grabadas por las dos caras. Estas planchas las realizó el propio Goya, en una práctica extraña para la época, cuando los artistas no solían hacer esa labor. Junto a las planchas originales también se exponen las 40 estampas resultantes. Y frente a éstas, las 26 aguatintas de Picasso, más la cubierta del tratado sobre la lidia al que iban destinadas, de 1957. También se suman otras cuatro estampas de Goya de la serie Toros de Burdeos, de 1825.

La exposición fue organizada de forma conjunta por la Real Academia de San Fernando, el Museo Picasso de Málaga y la Fundación Unicaja, y forma parte de las actividades con motivo del 50 aniversario del fallecimiento de Picasso.

Víctor Martín, curador de la exhibición, ahondó en las diferencias de ambos artistas a la hora de tratar la tauromaquia, al sostener que Picasso es más hedonista y a la vez arraigado en una tradición mediterránea que engloba al minotauro y a toda una civilización, mientras Goya es más dramático y sus imágenes son como fogonazos.

El curador explicó que está documentado el contacto directo que tuvo Picasso con las estampas de toros de Goya, ya que incluso en sus numerosos escritos personales hay continuas referencias a ellos y se ponen como referencia a la hora en la que él mismo creó su propia Tauromaquia, serie que realizó por un encargo que le hizo antes de la guerra civil Gustavo Gili Roig, con el propósito de ilustrar un tratado del diestro José Delgado, que se tituló La tauromaquia o el arte de torear, pero que debido al conflicto bélico concluyó hasta 1957.

En una sola tarde, el artista malagueño grabó 26 aguatintas al azúcar, más una cubierta a punta seca, en tres horas y media, días después de haber asistido a una corrida en Arles, una pequeña ciudad del sur de Francia.

En el caso de Goya, recordó el curador que los críticos siguen discutiendo acerca de su motivación, pero concuerdan en que no son imágenes de celebración, sino que enfatizan las ideas del sacrificio y la muerte. La mirada de Goya hacia la violencia de la lidia, que entroncaría esta serie con otros de sus grabados, como Los desastres de la guerra y Los caprichos, se destacó a partir del último cuarto del siglo XX. “Los grabados y las litografías de Goya conforman uno de los episodios de mayor relevancia en la historia del arte gráfico. La reflexión crítica sobre las conductas de sociabilidad en los Caprichos o la denuncia de la culpabilidad del ser humano y la despiadada brutalidad de sus actos en Los desastres de la guerra son el más elocuente testimonio de la razón de Goya. Tampoco la Tauromaquia ni Los toros de Burdeos son ajenos a esa dimensión crítica”, explicó.

La exposición se inauguró ayer y estará expuesta el 3 de septiembre, cuando será trasladeada a Málaga.