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Ciudad perdida

Seguir penando, condena del INE a los pre

U

n clásico podría decir, sin arrobarse, que las llamadas corcholatas en el pecado llevan la penitencia, porque el castigo, se vea como se vea, es seguir penando por la República sin poder proponer nada, sin poder abrir horizontes de mejor vida para quien los ve o los escucha, en fin, condenados a un silencio que los convierte en testigos mudos de la realidad que observan.

No obstante la realidad, el INE decidió que la y los precandidatos podían seguir en el periplo de la vergüenza, atados a las reglas que los convierten en algo así como figuras de exhibición que tienen que elegir entre el silencio o romper las leyes que no les permiten hacer campaña política.

Pero parece que a nadie le importa la forma de pensar de los que buscan llegar a la Presidencia de la República, sino más bien si aceptan o no su figura.

No importa lo que piensen ni de qué manera llevarían el gobierno, lo importante, parece, es la empatía que producen, por eso lo mejor es dejarlos sin propuestas y, menos aún, lanzar ideas trascendentes.

Pero en todo esto, hay que decirlo con claridad, la y los precandidatos también exhiben muchas debilidades, puntos endebles de su personalidad capitalizados por la oposición, seguramente.

La gran diferencia sería que se les permitiera marcar con claridad el camino que deberán seguir en los gobiernos que se proponen ejecutar, pero no, la autoridad electoral los condenó a seguir en la no campaña mocha de ideas.

En la entrega anterior advertíamos que sería muy benéfico para Morena y sus pre la cancelación de los viajes de información que realiza la gente de Morena dispuesta a contender por la Presidencia de la República.

Y tal vez por eso, porque no se trata de hacerle ningún bien a Morena, es que se les deja hacer, no obstante que para todos queda claro que cada uno de esos viajes significa un desgaste muy importante para esos protagonistas.

Imposible pedir a esos protagonistas, aunque lo reconocen en privado, que habría que dejar el periplo. Prefieren la humillación de mostrarse sin ideas antes que dejar un viaje para que la gente los conozca.

Y es que las encuestas lo que miden es el nivel de conocimiento, la popularidad de los personajes, no sus ideas ni el camino que podrían tomar si conquistan la cima del poder en el país. Se trata de hallar a alguien manejable, y no estamos hablando únicamente de este gobierno. La distorsión se dio hace un buen tiempo, pero la idea de manipular parece que no se cambió.

Esa forma de medir los alcances políticos de un candidato han hecho mucho daño. Pensar en Fox o en Calderón da un ejemplo y llena de oprobio, y ahora, con la señora X, parece que no se aprendió la lección. Hay quien busca repetir la dosis del foxismo.

Por eso, frenar ahora los viajes a la nada, que también ofrecerían un descanso a la gente, no abriría heridas entre los contendientes, pero sí permitiría parar para reflexionar a intentar algo con mayor imaginación y eficacia.

Como decíamos, se ve difícil que uno de ellos, o ella, decidiera, unilateralmente, parar, pero tal vez una acción de ese tipo les daría más votos que las giras vacuas que los convierten, como decíamos arriba, en seres desprovistos de razonamientos que pudieran hacerlos reaccionar frente a los problemas del país. Así que no esperemos milagros y sigamos bailando al ritmo del INE.

De pasadita

La señora X está muy lejos de lograr que el significado de esa X sea el que ella le ha dado, cuando todo el mundo sabe que se trata de la X con la que marcan Claudio y su padre a los militantes de su corriente política, así que X es y en X se queda.