Editorial
Ver día anteriorSábado 22 de abril de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ucrania, entre dos poderes
L

os ministros de Defensa de los 50 países que integran el Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania se reunieron ayer en la base aérea estadunidense de Ramstein, Alemania, para acordar nuevas medidas de apoyo a Kiev en su resistencia a la invasión rusa, en particular de cara a la anticipada contraofensiva de verano, en la que el gobierno ucranio cuenta con asestar un golpe definitivo a las fuerzas armadas invasoras.

En este contexto, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, afirmó: juntos nos aseguraremos de que Ucrania tenga todo lo que necesita, palabras acompañadas del anuncio del arribo de tanques pesados Abrams al campo de operaciones. Por su parte, el dirigente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, manifestó su confianza en la capacidad ucrania para recuperar territorios y abrió la puerta a la adopción de nuevas plataformas de apoyo, en referencia al suministro de aviones de combate avanzados y artillería de largo alcance que el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, pide con insistencia desde hace meses. La entrega de esos armamentos supondría una peligrosa escalada en la guerra, pues daría a Kiev la capacidad de atacar territorio ruso. Pero la mayor contribución de Stoltenberg al empeoramiento del conflicto y a las perspectivas de una ruptura irreversible entre Rusia y los estados alineados a Washington se dio un día antes, cuando afirmó que todos los integrantes de la OTAN están de acuerdo con otorgarle su membresía a Ucrania, y le reafirmó a Zelensky el compromiso inextinguible de la alianza antirrusa en la guerra en curso.

El Kremlin respondió de manera previsible: su portavoz, Dmitri Peskov, acusó a la OTAN de intentar absorber y arrastrar a Ucrania a la alianza, y señaló que este desarrollo de los acontecimientos da la razón a Rusia, que lanzó su denominada operación militar especial precisamente para evitar que su vecino se uniera al pacto atlántico. Debe recordarse que la adhesión de Ucrania a la OTAN supondría el despliegue de los arsenales e incluso de tropas occidentales a pocos kilómetros de Moscú, lo que socavaría fatalmente su seguridad nacional.

El involucramiento cada día mayor e indisimulado de Washington, sus aliados y satélites en el conflicto, lejos de ser un aporte a la paz, ofrece un innegable sustento a los argumentos esgrimidos por Rusia para justificar su agresión. Al mismo tiempo, exhibe la parcialidad y el carácter propagandístico de los grandes medios occidentales que llaman a la contienda guerra de Rusia en Ucrania, un apelativo absurdo cuando hay decenas de países que suministran armamento, entrenan a las tropas ucranias, proveen servicios logísticos inestimables y participan en la planeación y ejecución de las operaciones bélicas.

Por encima de las versiones maniqueas difundidas desde uno y otro lado, los hechos muestran que asistimos a una confrontación entre dos bloques que ven únicamente por sus intereses geopolíticos y usan a Ucrania como campo de batalla, sin considerar el sufrimiento humano que acarrea la guerra. En este choque entre Washington y Moscú, el presidente Zelensky se ha mostrado más comprometido en reafirmar su lealtad y utilidad al bloque occidental que en buscar vías para mantener a salvo a la población.