Opinión
Ver día anteriorLunes 10 de abril de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Alimentación en crisis
E

ste 2023 estará marcado por ser un año más que se recordará como récord de la crisis alimentaria mundial sin precedentes en nuestra era moderna. Esta crisis que vive el planeta se debe a diversas causas, entre ellas, alteraciones climáticas y la guerra en Ucrania, que ha agravado las dificultades de acceso a los alimentos y al agua potable. El abasto de bienes públicos, requisito indispensable para el desarrollo y vital para la reducción de la pobreza y la desigualdad entre países, sufre hoy los estragos de la rivalidad geopolítica, de una nueva confrontación por recursos naturales, así como los efectos de un debilitamiento de la gobernanza global y la cooperación internacional.

El impacto entre Rusia y Ucrania en las exportaciones mundiales de productos agrícolas, semillas y fertilizantes ha agravado la crisis alimentaria mundial por la convergencia de choques climáticos, los conflictos y las presiones económicas. Esto ha llevado a que gran número de personas que padecen hambre extrema crezca en forma dramática. Es así como enfrentamos una crisis alimentaria sin precedentes y, tristemente, sin final aparente. Según la ONU, el año pasado hubo unos 345 millones de habitantes de 82 países en inseguridad alimentaria aguda o de alto riesgo, unos 200 millones más que antes de la pandemia.

En América Latina, cuatro de cada 10 personas (267 millones) sufren inseguridad alimentaria, 70 millones más que 2019, lo cual representa el incremento más pronunciado en relación con otras regiones del mundo.

En Oriente Próximo y el norte de África, dos regiones que importan más de 50 por ciento del trigo que adquieren desde Rusia y Ucrania, el aumento del costo de la vida y la falta de disponibilidad de bienes básicos han desencadenado protestas masivas. Si la crisis alimentaria de este año se debe principalmente a la muy deteriorada logística global por el bloqueo de exportaciones, tanto de cereales como de fertilizantes, en 2023 el suministro de alimentos podría estar en peligro debido al efecto de estas disrupciones sobre los cultivos, así como por la posibilidad de episodios climáticos extremos. La falta de comida es tan grave que hasta las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria ven menguados también sus recursos para hacer frente a cifras de hambruna al alza.

En Ucrania, al menos 15.7 millones necesitan ayuda humanitaria urgente y seis millones carecen de suministro de agua. En Afganistán, ocho millones están en riesgo de sufrir hambruna y en el sur de Etiopía una sequía muy fuerte, sumada a la crisis política con enfrentamientos armados diversos, ha provocado ya 4 millones de desplazados, y más de 2 millones de habitantes están en un proceso que los llevara inevitablemente a padecer hambruna.

Padecer de un derecho básico, como el acceso a la alimentación, incide directamente sobre otros derechos humanos, como el derecho a la salud, al agua y a un nivel de vida adecuado y libre de violencia. Estas crisis interrelacionadas, profundizadas por las guerras, tienen un impacto devastador sobre mujeres y niñas en todo el mundo. La ONU ha denunciado los aumentos alarmantes de la violencia de género y la trata de personas debido a que no hay acceso a los alimentos y a la supervivencia, lo que pone aún más en peligro la salud física y mental de las mujeres y dramáticamente la de la población infantil.

Frente a tantas cifras dramáticas, que sirven sólo para describir el dolor humano, la sociedad, a nivel mundial, se encuentra ante un reto de dimensiones mayúsculas, ante lo cual es necesario e impostergable abocarse sin más tiempo de por medio a generar soluciones concretas. Este reto humanitario exige actuar rápidamente para aliviar el sufrimiento, mediante acciones conjuntas que deben de partir de construir financiamientos a los países que lo necesitan y construir la asistencia social en socorro, haciendo transferencias monetarias a la población más pobre.

El programa mundial de alimentos PMA debe actuar rápidamente promoviendo medidas fiscales urgentes para detener los procesos inflacionarios, con el fin de detener y aliviar la carga del costo de vida.

Hoy, más que nunca, se debe mantener y fortalecer el libre comercio para permitir que los alimentos circulen desde las regiones con excedentes de producción a aquellas que lo necesitan; para ello es necesario aumentar la producción de comida y mejorar su distribución, sin dejar de considerar que es urgente considerar el acceso a fertilizantes y la diversificación eficiente de cultivos.

Sin duda, estamos ante un reto mayúsculo y sin esperar a que todos los países hagan lo debido, es indispensable que cada nación en lo individual haga lo propio con las mismas medidas entre las regiones de cada territorio.

Es tiempo de la solidaridad, más allá de eslogans, ante este dramático fenómeno que hoy nos hace ver no sólo un mundo más desigual que antes, sino que hoy, que el hombre, a partir de sorprendentes avances en ciencia y tecnología, se encuentra ante la vergonzante realidad de que como nunca en la historia, el número de personas con la desesperanza de lo más básico que es alimentarse, en millones esto no es posible, vaya paradoja.