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¿La fiesta en paz?

Hay una generación de políticos a la que no se inculcó amor y respeto por la rica tradición taurina de México, señala Pedro Haces

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n junio de 2007, en este espacio de La Jornada entrevistamos a Pedro Haces Barba, entonces líder de un sindicato de trabajadores de seguridad privada. Transcurridos casi 16 años, el hombre se ha convertido en secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, Catem, que agrupa a más de mil sindicatos con unos siete millones de trabajadores miembros. En ese mismo lapso la fiesta de los toros en México ha mostrado un notable retroceso a manos de empresas tan acaudaladas como insensibles que ignoraron el vaticinio de Haces en aquella entrevista: “En México la fiesta de toros se encuentra en fase terminal, mal que les pese a los gremios que dicen trabajar por ella… En vez de buscar beneficios para todos, los ganaderos organizan una intrascendente convención anual”…

Con la misma premura pero con menos celulares que en la charla anterior, el líder sindical, senador suplente por Morena, promotor, empresario taurino, ganadero de reses bravas y ahora socio del francés Simón Casas, que maneja las plazas de Madrid, Valencia, Nimes y otras, responde:

“Claro que tiene un gran costo político mostrarse como taurino y defensor de la fiesta brava. No son pocos los políticos que prefieren no hablar de frente pero asisten a las ganaderías como invitados a una tienta. Antes que líder sindical y político nací taurino y un convencido de que la fiesta de los toros hay que defenderla con hechos, no con frases. Tenemos un Presidente que respeta el estado de derecho. Si la fiesta no la impulsa, tampoco la prohíbe, al igual que la jefa de Gobierno de la capital.

“Hoy en México hay una generación de políticos a la que no se le inculcó el amor ni el respeto por nuestra rica tradición taurina, por lo que consciente o inconscientemente le hacen el juego al pensamiento único, esa torpe idea de debilitar e incluso desaparecer muchas formas culturales locales y diversas que poseemos y cuya fuerza histórica y expresiva obliga a identificar a quienes pretenden desaparecer lo diferente. Siendo empresas privadas, la fiesta de los toros es una tradición pública que ya no admite señores feudales ni monopolios gremiales de ninguna índole.

“Con los partidos políticos −añade Haces, sin soltar el celular o saludando a numerosos conocidos− hemos trabajado fuerte y hablado de las prioridades del país, de su problemática y soluciones posibles para que todavía algunos anden queriendo prohibir una tradición con casi 500 años. A los buenos políticos les agradezco que guarden silencio y no afecten a miles de trabajadores de la industria taurina. Hoy debe imperar la democracia en todos los ámbitos y acabar con los exclusivismos en los sectores. Hubo muchos años de imposiciones por parte de los gremios taurinos, sin querer apoyar a la fiesta ni a los toreros que empezaban.

En mis comienzos a mí me cerraron muchas puertas, por eso procuro apoyar a los toreros modestos. De ahí las novilladas y corridas de selección, hace días en Arroyo y ahora en Texcoco. No estoy contratando toreros extranjeros. Mirar al pasado sí, pero no quedarte en este sino en un presente que demanda, con urgencia, toreros que de verdad interesen y aseguren un futuro saludable para la fiesta.

¿Quién detrás de la suspensión de los toros en la Plaza México? Sin dudarlo, Haces responde: “Es una vergüenza que la plaza más importante del continente permanezca cerrada. Hay gato encerrado, probablemente a instancias de Antonio Cosío, propietario del inmueble, sin estacionamientos ni agua suficiente y protestas de los vecinos. Él está en su derecho de hacer lo que quiera con su propiedad, pero hay que tener categoría para avisar e informar al público aficionado de sus proyectos y decisiones. La pasividad de los sectores obedece también a la poca rentabilidad de dar festejos, precisamente porque no hay productos taurinos que interesen. Necesitamos diestros que compitan entre sí y metan gente a las plazas, no que exijan dinero sin bases. Es momento de empezar a poner orden.

Con Simón Casas logré asociarme a base de perseverancia, tenacidad y respeto. Él es un artista y yo soy un guerrero, con lo que se logró una sinergia magnífica y promisoria. No me condicionó a nada sino a la posibilidad de empezar a generar toreros nacionales de escala internacional. Logré también que la empresa de Madrid, incluyera en su próxima feria de San Isidro a cuatro matadores mexicanos, dos en su último tren y los otros dos por habérselo ganado a pulso. En México tenemos más de 100 toreros pero ninguna figura. Siempre he sido un innovador y me siento orgulloso de ser el primer mexicano que logra meterse como socio en las plazas más importantes de Europa. Esta reingeniería taurina que estamos implementando debe dar resultados en el corto plazo para que una tradición de México con 500 años repunte como se merece. Hay que actualizar las tradiciones, no prohibirlas, concluye Pedro Haces.