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Qatar 2022

Hay una historia común que nos acerca

La identidad latinoamericana resuena en la victoria de Argentina: Roitman
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▲ Gianni Infantino, presidente de la FIFA (izquierda), junto al emir catarí y el presidente francés.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de diciembre de 2022, p. 6

A pesar del paisaje sombrío que deja este mundial –un páramo desolador de lo peor de una realidad expoliada por el capitalismo–, Marcos Roitman, doctor en sociología y colaborador de La Jornada, encuentra un elemento de resistencia, eso que permite a los pueblos mantener la esperanza y la dignidad.

Ganaron aquellos que simbolizan la diferencia, los representantes de un pueblo con el que pueden identificarse otros pueblos. A diferencia de los triunfos de los equipos europeos, que son ante todo victorias nacionales, en este éxito de Argentina puede identificarse toda América Latina. Ese sentimiento de identidad sólo nos la da Latinoamérica; quizá también ocurre en África, pero no en Europa. La historia común nos identifica, comenta.

En América Latina hay una identidad común de lucha contra la colonización, la explotación y la desigualdad; todo eso crea un vínculo emocional entre nuestros pueblos. La historia nos liga más allá de las peculiaridades, lo que ha terminado por detonar ese sentimiento de un triunfo regional y no sólo de Argentina.

Sin embargo, en este mundial, el poder político y económico hicieron todo por apropiarse de un hecho popular y colectivo como el futbol. El ritual de premiación fue revelador. El emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, le impuso una túnica negra a Lionel Messi sobre la playera albiceleste. Por unos segundos, el jeque más poderoso del emirato borró a la estrella del futbol y lo que más importaba en ese momento: su argentinidad.

Se trata de una metáfora perfecta de lo que siempre ha buscado el capitalismo: invisibilizar la dominación política y la explotación económica, borrar la diferencia, la memoria de los pueblos y la defensa de la identidad, espeta Marcos Roitman, quien reflexiona sobre el triunfo de Argentina, el futbol como expresión popular y también botín del capitalismo, cuyo clímax fue la polémica Copa del Mundo que ayer terminó.

Este torneo dejó ver de forma muy clara toda la podredumbre de la FIFA, el servilismo a los poderosos y al comercio del futbol, resume. Es necesario recordar que la corrupción de esta organización no nació con esta Copa del Mundo. Es una práctica que lleva décadas, pero llegó a su máxima expresión al llevar un torneo a un país sin tradición en este deporte, sin estadios ni las condiciones necesarias.

Mecanismo de consumo

Lo que se vio es el protagonismo de los poderosos que tratan de robarse el futbol –explica–, que han convertido un acontecimiento, en esencia popular, en mercancía y en instrumento para distintos intereses. Qué importa entonces la tradición o la memoria histórica de los pueblos que participan en un certamen de estos. Lo que importa es todo lo que puede servirles este deporte como fenómeno global y masivo, es decir, de consumo. Una vez terminado el Mundial de Qatar, pareciera que todo fue un éxito.

“Pero es el éxito de un relato, el de los jeques que impusieron una ceguera ante la corrupción y las numerosas violaciones a los derechos humanos en la región, a la que se sometió Occidente con todo y su pregón del humanismo histórico que han presumido durante siglos –señala–. Después de esta Copa seguirán el racismo, las violaciones a los derechos humanos y la discriminación; sólo se recordarán los goles de Mbappé y de Messi, pero todo lo demás seguirá invisible”.

A Roitman le provoca particular escozor la presencia protagónica del presidente de Francia, Emmanuel Macron, consolando a Mbappé y durante la premiación de la Albiceleste, ese representante de un país que proclama la libertad, la igualdad y la fraternidad, en abierta camaradería con el emir de Qatar, quien arrastra acusaciones de discriminación contra la comunidad LGBT y las mujeres, además del maltrato a los derechos elementales y la explotación de los trabajadores migrantes.

Europa perdió toda dignidad con esta Copa, plantea. Bajaron la cabeza ante el poder del dinero, la agacharon con toda su pretendida defensa de la cultura, la igualdad y demás valores humanistas que esgrimieron en la historia.