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Hoy rendirán homenaje a Cauduro, artista de la ilusión, en el Palacio de Bellas Artes

Falleció el sábado a los 72 años // Me agrada saber que miles de personas pueden apreciar mi obra diariamente, compartió el maestro en la última entrevista que dio a este diario, en febrero pasado

 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de diciembre de 2022, p. 7

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rendirá hoy un homenaje a las 17 horas en el Palacio de Bellas Artes al pintor, escultor y muralista mexicano Rafael Cauduro, quien falleció la noche del sábado pasado a los 72 años, informó esa instancia.

El sepelio se realizó ayer en su casa de Cuernavaca, Morelos, de manera íntima con los familiares y amigos más cercanos, señaló uno de sus discípulos, Marco Zamudio.

El artista, nacido en la Ciudad de México en 1950, es uno de los más relevantes en la historia del arte moderno en el país, cuyo compromiso social se ve reflejado en sus lúdicas y críticas temáticas, así como en su impecable manejo de la perspectiva y materiales con los que trabajó, entre ellos los óxidos, los ácidos y el vidrio, que distinguieron a muchas de sus piezas.

Su obra más emblemática e importante son los murales que realizó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Un clamor por la justicia, cuyas temáticas giran en torno a las injusticias que se viven en México, como los procesos judiciales viciados, la cárcel, el homicidio, la represión, el secuestro y la tortura.

También realizó murales en un edificio que lleva su nombre ubicado en la calle de Veracruz 62, en los linderos de las colonias Roma y Condesa; suyo es también el mural que está en la estación Insurgentes del Metro y uno más en el Complejo Cultural Los Pinos.

Sobre su trabajo en la SCJN, en su momento el maestro Cauduro explicó que en la historia de la justicia mexicana “hay también otro tipo de historias, las que hablan de sus limitaciones y fallas, y de una exigencia de justicia.

“La justicia –afirmaba– tendrá historia mientras exista un caso, sea por tardanza o papeleo, que se le niegue a alguien; mientras se torture a una persona para obtener una confesión; mientras haya homicidios no resueltos, violaciones y secuestros impunes; mientras la cárcel mantenga semejanzas con un juego de azar, donde caen quienes carecen de defensa, mientras el derecho no frene la represión y la violencia. Esa historia es la que de fondo importa. Esa es la historia que he querido presentar (La Jornada, 21/8/07).”

Para la realización de esos murales, el artista recuperó y reactivó la casa-estudio del pintor David Alfaro Siqueiros, en Cuernavaca, conocida como La Tallera, la cual estuvo abandonada por décadas.

Me acordé de algo que se le había olvidado al Inbal: que ese lugar lo donó Siqueiros para que ahí se dieran clases de muralismo y se prestara a quienes tuvieran un proyecto público, explicó el maestro, a quien se le debe que en 2008, se cumpliera la última voluntad de Siqueiros y se reactivara un nuevo espacio para todos los artistas mexicanos (La Jornada, 18/5/08).

Político, irónico y sarcástico

Discípulo de Cauduro, el pintor Marco Zamudio recuerda que “entre los consejos que me daba, me decía no me dejara amedrentar por las galerías, que pintara lo que quisiera. Junto con la maestra Carla Hernández, él me introdujo en la técnica de los ácidos y los óxidos. Era muy político, expresaba sus puntos de vista a través de sus imágenes. Era muy irónico y sarcástico.

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▲ Rafael Cauduro sostenía que el muralismo sigue siendo un movimiento de arte público y social de gran relevancia. En la imagen, el pintor durante una entrevista con La Jornada en 2006.Foto Marco Peláez

“Cuando le preguntaba al maestro Cauduro si le gustaba Denis Peterson, contestaba: ‘Me encanta’, pero también decía: ‘Lo que pasa es que no puedo ceñirme únicamente a la realidad, necesito también que se dé un impacto visual con los materiales y los temas’.

El maestro poco a poco se fue saliendo de los cuadros materialmente hablando. Su trayectoria está marcada por una constante experimentación que lo llevó a consolidar un estilo propio y único en su tipo hasta llegar a la instalación.

En su última entrevista con este medio, la cual fue por escrito debido a que tenía problemas con el habla, Rafael Cauduro dijo: “El muralismo sigue siendo un movimiento de arte público y social de gran relevancia. Si bien se ha adaptado a las condiciones de su tiempo, el mensaje primordial de que es para todos, prevalece (La Jornada 23/2/22).”

Para el muralista, ser contemporáneo era tener la oportunidad y la opción de mostrar de distintas maneras mi visión del arte. Hacer murales ha sido un gran reto y eso es lo que me gusta: lograr que mi obra forme parte del paisaje urbano. Me agrada saber que miles de personas la pueden apreciar diariamente.

Como parte de las celebraciones por el centenario del muralismo mexicano, así como el medio siglo de trayectoria del artista, el Colegio de San Ildefonso presentó de febrero a junio de este año la exposición Un Cauduro es un Cauduro (Es un Cauduro), iniciativa que permitió hurgar en la intimidad cotidiana del pintor mediante 161 obras.

Ángeles que ven arder la humanidad, mujeres desnudas en lujuria, escenas de injusticia, la migración a bordo de trenes oxidados o la reflexión sobre el cuerpo en discapacidad fueron algunas de las temáticas que abordó el maestro del engaño, alquimista de la materia para hacer arte, curioso de la experimentación y obsesionado del paso del tiempo.

La forma de pintar de Rafael Cauduro hizo que lo relacionaran con el estilo conocido como hiper-realismo. Sin embargo, él lo refutó: “No me gusta el término hiperrealista. Siempre que entramos en términos de arte donde te encajan, te engloban, es difícil. Pienso que a los escritores les pasa lo mismo. El término hiperrealismo es algo que no entiendo. Quizá por eso mismo insisto en que estoy dentro del mundo realista.

“Me doy cuenta de que cada vez que me adentro o trato de entender el mundo, más lo desconozco. Puedo comprender mucho mejor otros términos, como la mentira, el truco, la ilusión, la fantasía, que me gustan más.

Me siento más seguro. Me interesa tener una actitud crítica en cuanto a la realidad, por eso no acepto tanto el título de hiperrealismo dentro de mi obra. Para mí, siempre he estado del otro lado: el de la trampa, de la ilusión.