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Lealtad al fantasma, relatos de seres subyugados por invasores de almas

Enrique Serna explica en entrevista que reconoce en los cuentos de su libro un enfoque perverso de dilemas morales, así como una crítica al donjuanismo que hincha el ego del hombre, y a mí me gusta reventar esos globos

 
Periódico La Jornada
Martes 16 de agosto de 2022, p. 3

El escritor Enrique Serna considera que sus cuentos son comedias condensadas, en las que hay una crítica al punto débil de cada personaje. Su libro más reciente, Lealtad al fantasma, tiene como eje narrativo la pérdida del albedrío, explorar qué pasa cuando alguien ya no lleva el timón de su vida o descubre que se lo arrebataron, pero también mostrar la otra cara de la moneda: los invasores de almas.

El narrador explica a La Jornada que en el título editado por Alfaguara el tema excede a las relaciones de pareja y llega al “terreno donde tú ya no mandas en tu vida porque hay un poder sobre ti, a veces sobrenatural, que te está dominando. Son personajes hasta cierto punto poseídos, en algún caso también por la idolatría, como en el cuento ‘La fe perdida’”.

Ahí alguien vive de una manera tan vicaria las emociones de una diva de la pantalla que ya no es dueña de su voluntad. Lo que cuenta esa historia es cómo una persona que tiene ese fanatismo, de seguir al pie de la letra todos los actos de esta mujer de Hollywood, acaba encontrando el camino hacia su libertad.

Serna (CDMX, 1959) relata que le pareció que el título del último cuento reúne los temas del libro, pues todos los personajes tienen una especie de fantasma que los está dominando. Son personajes poseídos por una fuerza superior, que descubren que no mandan en su propia vida, porque hay alguien que está por encima de ellos. Además, es el título que más me gusta.

Reconoce un “enfoque un tanto perverso de esos dilemas morales, porque en el primer cuento, ‘El anillo maléfico’, se muestran dos opciones: la de un hombre que sucumbe a la tentación y la de otro que resiste, y cuya virtud triunfa. Me interesaba mostrar qué sucede en ambas situaciones.

“Hay una crítica o una autocrítica de la masculinidad y del donjuanismo, algo que ya había hecho en mi novela La sangre erguida, pero ahora que ya tengo más experiencia y conozco mejor nuestra ridícula vanagloria masculina, me pareció que había otros aspectos que valía la pena relatar.”

En esa narración “hay cierta ambigüedad moral –continúa el también ensayista–; no es bueno tener una posición moral muy explícita en la ficción, porque debe ser el lector quien absuelva o condene a los personajes; lo que sí hay es cierta justicia poética en el caso de los donjuanes. El donjuanismo me parece que hincha el ego de un hombre, y a mí me gusta reventar esos globos inflados”.

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▲ Algunos de los protagonistas de las narraciones son figuras importantes para la sociedad, como el intelectual, el maestro o los funcionarios en derechos humanos. En la imagen, Serna durante la entrevista con La Jornada.Foto Pablo Ramos

En el texto El paso de la muerte aparece un personaje con un alto cargo, que “yo necesitaba que fuera un personaje con cierto relumbrón. Eso es lo que vuelve atractivo a un hombre que no tiene ningún encanto físico; de pronto la importancia que adquiere al ser un ombudsman le da ese sex appeal que jamás tuvo”.

Deseo: fuerza que mueve al mundo

En esta colección de cuentos aparece la idea del deseo como una de las fuerzas que mueven al mundo. A veces te hace ir en contra de tus principios, de tu conveniencia. Cuando hay un personaje que tiene ese poderoso impulso me parece que puede haber historias interesantes, porque ahí se muestra la complejidad de la naturaleza humana.

La política aparece como escenario en estas narraciones, pero Enrique Serna sostiene que en ninguna “expresa opiniones políticas. Me interesa ver cómo se caldean los ánimos; por ejemplo, en el caso de ‘Abuela en brama’, donde se van creando bandos antagónicos, etcétera, qué reflejo tiene esto en la intimidad de mis personajes. Las simpatías que pueda tener cada lector lo harán inclinarse seguramente a uno de los bandos, pero traté de estar imparcial”.

Algunos de sus protagonistas son figuras importantes para la sociedad: el intelectual, el maestro, los funcionarios en derechos humanos. Serna refiere: Hay una frase de Hegel que decía que nadie es una celebridad para su ayuda de cámara; o sea, que alguien que te conoce íntimamente sabe dónde están tus puntos débiles, de modo que cuando escarbas en la intimidad esa imagen pública se humaniza y así puede también mostrar su lado cómico o ridículo, que es lo que traté de hacer en estos cuentos.

Por ejemplo, en Paternidad responsable, dos personajes son bastante ridículos, sobre todo porque son muy soberbios, muy pagados de su intelecto. Ella es doctora en letras clásicas, él es doctor en filosofía. Por ahí va la intención satírica de ese cuento.

El autor refiere que la novela es un género mucho más leído. Así son los hábitos de lectura, desgraciadamente, del mercado editorial, pero me inicié escribiendo cuentos y siempre vuelvo a esa querencia, porque es donde me siento muy libre, para narrar y reírme de lo que narro. Mucho de lo que he disfrutado como lector han sido cuentos.