"La Jornada del Campo"
Número 178 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Secuelas tierra y libertad
 Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador.Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador.

ECUADOR

La problemática agraria: las demandas de la conaie por el paro nacional*

Francisco Hidalgo Flor Profesor de Sociología Agraria de la Universidad Central del Ecuador

Al momento de presentar este breve texto, el contexto es la consolidación del Levantamiento Nacional de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y otras organizaciones indígenas – campesinas, se encuentra en el cuarto día, iniciado el 13 de junio. El mismo tiene fuerza regional: sierra – norte, sierra – centro, parcialmente Amazonía, alrededor de zonas petroleras.

El gobierno de Guillermo Lasso ha respondido con represión, la propia detención por casi 24 horas del presidente de la CONAIE: Leonidas Iza, y la puesta en ejecución de un dispositivo jurídico policial que condena a los y las luchadores sociales, así lo evidencian.

Hay voces de entidades de sociedad civil que han planteado abrir un diálogo, como la Conferencia Episcopal, pero no hay información oficial de que el mismo se haya aperturado.

El artículo aspira a analizar el contexto agrario y las demandas agrarias que constan en el pliego de lucha presentado por la CONAIE y otras organizaciones campesinas e indígenas, como FENOCIN, FEINE. (Ver: diario El Comercio 13 / 06 / 2022: https://www.elcomercio.com/actualidad/puntos-conaie-protestas-ecuador-lasso.html)

Digamos de inicio que un paro convocado por estas organizaciones tiene de por si un alto contenido agrario, sus bases sociales provienen en gran medida de los sectores campesino – indígenas y son ellos los primeros en la movilización, que no los únicos, pues también participan otros sectores rurales y urbanos. De hecho, las posibilidades de éxito o no en la acción de lucha, dependen fuertemente de esta incorporación de otros sectores sociales que se suman a las demandas del movimiento indígena – campesino.

Para analizar la racionalidad de las demandas agrarias del Paro Nacional, vamos a ir de lo general hacia lo particular, por ello partimos de ubicar el contexto agrario mundial, luego las políticas agrarias actuales del gobierno de Guillermo Lasso, a continuación, reflexionar alrededor de los puntos pertinentes del pliego de lucha y su sentido en la conducción del levantamiento y del movimiento indígena.

El contexto agrario mundial a junio del 2022 tiene la novedad de los impactos en la agricultura y la alimentación de la guerra en Rusia y Ucrania – OTAN (dejemos apuntado que la comprendemos como una guerra inter – imperialista), que está desencadenando una agudización de la crisis alimentaria, en especial en los países del sur global dependientes alimentarios, esto es, con una escasa o nula producción alimentaria nacional o local; a la par está colocando en crisis a las agriculturas altamente dependientes de fertilizantes derivados del petróleo, lo cual abre el arco de impacto a todos los países con una “agricultura petrolizada”; en tercer lugar pone en cuestión a todo el modelo de la “globalización de la agricultura”, hecha carne en las políticas de la Organización Mundial del Comercio. Está claro que al momento actual queda rota la visión de un mundo global, y se tornan evidentes la afirmación de dos bloques: por un lado, Estados Unidos – Europa Occidental, bajo el paraguas de la OTAN; y, por otro lado, Rusia – China. Cada cual busca asegurar sus zonas de influencia.

Los impactos de estas transformaciones en el contexto mundial agrario son más relevantes para países del Sur global, como el Ecuador, marcado por un antiguo patrón de acumulación primario – exportador. Un barco frágil en los actuales mares turbulentos de los trastornos de las grandes potencias.

En este escenario, queda descolocada la principal estrategia económica y política que ha planteado el gobierno de Lasso, y el conjunto de la derecha, como alternativa a la crisis económica luego de la pandemia, esto es, una acelerada y precipitada inserción en la globalización, bajo el slogan marketero: “más Ecuador en el mundo, más mundo en el Ecuador”, alocado por firmar uno y mil tratados de libre comercio con el fantasma de un mundo global que ya no existe.

Hemos abordado ya una de las aristas de la política agraria del gobierno de Lasso, las otras aristas tienen que ver con desarmar lo poco que hay de políticas estatales agrarias, como son la fijación desde el Estado de precios para productos agrícolas claves, que es el caso del banano, la leche y el maíz duro. Y llevar al cesto de la basura a cualquier propuesta de apoyos de lo público hacia atender las problemáticas estructurales, como son tierra y agua.

En el escenario de una agricultura altamente dependiente, con una tendencia al alza del precio de los productos agrícolas importados, por ejemplo, el trigo y las harinas, y de caída de los precios de los productos de exportación, como el banano; eso solo agudiza la situación de las agriculturas campesinas y familiares, aquellas que producen para el mercado externo, y también aquellas orientadas al abastecimiento nacional.

Es tan evidente que esta política de Lasso hacia la agricultura no tiene base política, peor social, que no sean las Cámaras de la Producción, que, hasta ahora, en poco más de un año de gobierno, ya han pasado tres diferentes ministros de Agricultura y el actual tampoco “da pie con bola”.

Ya hemos dibujado los escenarios internacionales y nacionales, es hora de abordar el meollo del tema que nos convoca, esto es: ¿cuáles son las propuestas agrarias dentro del pliego de demandas de la CONAIE para el Paro Nacional?

La Plataforma de Lucha presentada por la CONAIE en este junio del 2022 tiene diez puntos, el primero de ellos apunta a la reducción del precio de los combustibles y la ampliación de la política de subsidios del Estado frente a los hidrocarburos. Señalemos que es un pliego de demandas que se mueve en el ámbito de las preocupaciones de economía política, allí coloca dos puntos claramente ubicados en el ámbito de lo agrario, que son las demandas 3 y 8:

Precios justos en los productos del campo: leche, arroz, banano, cebollas, abonos, papas, choclos, tomate y más; no al cobro de regalías en las flores. Para que millones de campesinos, pequeños y medianos productores puedan tener garantía de sustentación y continúen produciendo.

Políticas de control de precios y la especulación en el mercado de los productos de primera necesidad, que hacen los intermediarios y abuso de precios en los productos industrializados en las cadenas de supermercados.

En el centro de la preocupación de las organizaciones campesinas e indígenas (está claro el peso de la visión campesina frente al conjunto de las demandas) está el tema de precios: precios de sustentación, control de precios, intercambio desigual entre producción campesina y producción industrializada.

El telón de fondo es la relación mercado – Estado, y éstos frente a los y las campesinos/as, frente al bien común del conjunto de la población ecuatoriana.

Para los neoliberales, como Lasso y su equipo de gobierno, no caben controles sobre los mercados, el rol del Estado es garantizar su libre flujo. Pero eso, en el Ecuador de hoy, significa llevar a la destrucción de las economías campesinas y familiares.

Entonces, lo que corresponde es una intervención del Estado en el mercado de los productos agrícolas y alimentarios. Y una intervención estatal de real efecto implica no solo decretos que fijen precios en el papel, sino que el Estado afecta el mercado con la compra de importantes cantidades de la producción agrícola, especialmente de aquella que incide en la canasta alimentaria de la población. Intervención en la compra y también intervención en el mercado minorista, a través de empresas públicas, sean del ministerio o de los municipios.

A esta salida, viene la pregunta de cajón: ¿hay recursos financieros para dicha intervención?. La respuesta es SI, provenientes de los dineros adicionales que ingresan a las arcas estatales provenientes del precio del petróleo en el mercado internacional, que a fecha de hoy supera los 100 dólares por barril exportado.

Lo que corresponde en la hora actual es apuntalar las agriculturas y las producciones alimentarias locales, nacionales, regionales, y la prioridad es el autoabastecimiento alimentario. Señalemos que también es el momento de apuntalar, de promover las agriculturas de producción agroecológica e ir desplazando el uso intensivo de fertilizantes contaminantes y que vuelven al país mas dependiente de los mercados externos.

Las observaciones específicas van en la vía de colocar puntos muy concretos de apoyo real a los y las campesinos y campesinas; ahí tenemos, por ejemplo, la exigencia de que el presidente Lasso de una aprobación integral a la Ley de Apoyo al sector lechero, que establece desde el Estado precios de sustentación, acordada ya por la Asamblea Nacional (Ver diario El Universo del 31/05/2022: https://www.eluniverso.com/noticias/economia/asamblea-aprueba-la-ley-que-regula-el-precio-de-la-leche-en-finca-que-no-sera-menor-a-los-524-nota/), cuerpo jurídico que va en el camino correcto. •