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La lumbre y los aparejos
L

as economías de casi todo el mundo viven tiempos oscuros, nefastos para los pueblos y de opulencia sin precedente para una proporción minúscula en cada país. El 50 por ciento de la población global percibe apenas 8 por ciento del ingreso mundial (medido en paridad de poder adquisitivo) y posee nada: 2 por ciento de la riqueza. El 10 por ciento más rico del mundo posee 76 por ciento de la riqueza y percibe 52 por ciento del ingreso total ( wir2022.wid.world/methodology). La mayoría de las personas del planeta viven presas de la pobreza. El 85 por ciento del mundo vive con menos de 30 dólares al día (incluye a los pobres de las naciones más ricas), dos tercios viven con menos de 10 dólares al día y una de cada 10 personas vive en pobreza extrema (según el baremo del Banco Mundial) con menos de 1.90 dólares al día (https://ourworldindata.org/extreme-poverty).

A partir de esa condición de desigualdad y pobreza, incluida la miseria inaudita, el mundo se encamina a una recesión de magnitud desconocida. En Estados Unidos (EU) las estimaciones de crecimiento para 2022 son en este momento de 2.8 por ciento, 1.2 puntos porcentuales por debajo de lo que se proyectaba en diciembre de 2021, y la inflación se acelera: aumentó en mayo a 8.6 por ciento interanual, el mayor aumento registrado desde 1981. Frente a esa tendencia, la Reserva Federal profundizará las políticas monetarias contractivas (alzas de las tasas de interés y reversión de la compra de activos). En la conferencia anual de la Asociación Americana de Economía (ASSA 2022), celebrada en enero pasado, se dijo que EU es una economía de baja inversión y baja productividad, con una gran desigualdad y con bajas posibilidades de convertirse en una economía más igualitaria, caracterizada por una mayor inversión, unos mercados laborales fuertes y una mejor productividad.

Alemania, la mayor economía del euro, acaba de revisar su crecimiento de 3.6 por ciento a 2.2. Está en la misma tendencia que EU. La inflación se disparó a 7.9 por ciento en mayo pasado. Por su parte, la Cepal señala para mayo una inflación interanual de 7.4 por ciento para la zona euro, y de 9 por ciento para Gran Bretaña en particular. Previsiblemente el conjunto de la zona euro + Gran Bretaña, seguirán las mismas políticas contractivas. Con EU y la Unión Europea (UE) en marcha hacia una cada vez más probable recesión, el impacto sobre las economías dependientes resulta imparable.

En América Latina (AL) la economía crecerá 1.7 por ciento, según estimaciones de la Cepal. Para México calcula la misma tasa de crecimiento: una de las más bajas del subcontinente. Cifras que también pueden ser revisadas a la baja, conforme tomen vuelo los programas restrictivos de los centros industrializados.

La Cumbre de las Américas resultó en algo parecido a la inanidad, algo que ya sabían y esperaban la mayoría de los países latinoamericanos. EU está dedicado a recortar la economía global, en todo lo que resulte en degradación de las economías de Rusia y China (en general de Asia). América Latina le importa menos que un pito. Biden ya corrigió diciendo que somos su patio delantero: no hemos dejado de ser patio. Somos zona agreste y pueblerina; con consumos módicos debemos darnos por satisfechos. Así lo muestra la limosna miserable que, quizá, destine a Centroamérica.

El empeño en recortar la globalización, en corto plazo se convertirá en impacto negativo de enormes costos para EU y la UE y, en consecuencia, de todas las economías bajo su dependencia, atizando la recesión inscrita en la tendencia de largo plazo que viene, al menos, desde la sacudida de 2007/08.

América Latina debería acelerar el paso de su integración en todo lo que sea posible. Afianzar lazos políticos y diplomáticos para elevar su fuerza de negociación internacional. En el futuro previsible México no puede abandonar sus planes de primero los pobres. Para el efecto, al inicio de la pandemia en este espacio escribí que debíamos elevar a la brevedad la producción de alimentos, buscando la autosuficiencia, que hoy en día puede ser buscada, complementariamente, en el plano latinoamericano.

Es probable que la reconfiguración de la globalización buscada por EU desemboque en un fiasco. Esperar ser impelidos por el imperio, puede ser una apuesta cabalmente fallida. La economista británica Catherin Mann dijo en la reunión de ASSA 2022: “Mucha gente habla de ‘volver a la normalidad’ cuando la pandemia esté finalmente controlada. Tenemos que esperar que la economía mundial no vuelva a la ‘normalidad’ anterior a la pandemia. La productividad ha sido demasiado baja, la desigualdad demasiado alta, la globalización en retroceso y el cambio climático sin control”. Eso fue antes del inicio de la guerra en Ucrania. Las cosas han ido sustancialmente para peor durante los últimos cuatro meses.

Hace tiempo que llegó el momento de rascarnos con nuestras propias uñas, al menos en la producción de alimentos. México necesita un plan urgente masivamente consensuado. Sabemos producir y tenemos los recursos.