"La Jornada del Campo"
Número 176 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
De peces y pescadores
Mujeres y jóvenes apoyando las labores de pesca en Dzilam de Bravo, Yucatán.  E. CoronadoMujeres y jóvenes apoyando las labores de pesca en Dzilam de Bravo, Yucatán. E. Coronado
Flota pulpera artesanal en Champotón, Campeche.  E. CoronadoFlota pulpera artesanal en Champotón, Campeche. E. Coronado

LITORAL ATLÁNTICO MEXICANO

Importancia bio-socioeconómica de la pesca artesanal

Eva Coronado Castro Alejandro Espinoza Tenorio El Colegio de la Frontera Sur

México es un país líder en producción pesquera, actividad en la que laboran más de 300 mil pescadores y pescadoras, y cerca de 80 mil embarcaciones; 95% de esta fuerza laboral forma parte del sector artesanal, caracterizado por operar en embarcaciones menores a 12 metros de largo.

El sector pesquero artesanal contribuye al fortalecimiento socioeconómico local y nacional; se estima que a cada empleo asociado con la captura pueden estar ligadas hasta 10 personas – hombres, mujeres y jóvenes– en las actividades de pre y post captura, reparación de lanchas y motores, y en la provisión de insumos de artes de pesca y actividades como procesamiento, empaque, transporte, comercialización y venta.

Tradicionalmente, el noroeste de México ha sido considerada la región pesquera más importante a escala nacional, por los volúmenes de captura registrados y la cantidad de empleos asociados con la pesca. Sin embargo, la región atlántica, conformada por el litoral del sur del Golfo de México y el mar Caribe mexicano también constituye una zona de gran importancia en términos de capturas y socioeconómica. En 2020, la región aportó más de 340 mil toneladas (16% de la producción nacional) con un valor cercano a los 10 mil millones de pesos (40% del valor nacional de ingreso por pesca), por lo que dar a conocer las características de la pesca artesanal de esta región es prioritario para mostrar su complejidad y generar oportunidades para lograr pesquerías sostenibles.

La pesca artesanal en el atlántico mexicano coexiste con dos de los sectores más relevantes para la economía nacional: la industria petrolera y el turismo, que en ocasiones han excluido o limitado áreas tradicionales de pesca y zonas de arribo, generando conflictos sociales y problemas ambientales.

En términos de la diversidad biológica, la flota artesanal incide sobre más de 300 especies, agrupadas en 10 diferentes pesquerías (pepino de mar, caracol, ostión, pulpo, camarón, langosta, cangrejos, tiburones y rayas, y peces (escama) de mar y agua dulce), cada una con diferente número de especies asociadas; un ejemplo es la pesquería de escama marina, que agrupa a cerca de 150 especies.

La importancia socioeconómica de la pesca artesanal radica en el número de empleos asociados. Se estima que en la región trabajan más de 80 mil pescadores y pescadoras, y 24 mil embarcaciones. Los productos marinos desembarcados por la flota artesanal en esta región del país garantizan la seguridad alimenticia de los pobladores locales y sus familias, y su comercialización a escala local. Sin embargo, también se distribuyen a escala nacional y se exportan, por lo que generan divisas para el país, como el pulpo que se envía a Europa y Asia y los guachinangos y pargos a Estados Unidos, lo que muestra lo complejo que resulta analizar las intrincadas cadenas de valor y suministros de productos del mar.

En las comunidades pesqueras se observa un panorama cultural y de infraestructura contrastante, que va desde pequeñas localidades rurales, en las que la presencia de población indígena y el uso de las lenguas originarias es alta (Tabasco, Campeche y Yucatán), hasta ciudades industrializadas con presencia de empresas petroleras (Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche) y polos turísticos de relevancia mundial (Yucatán y Quintana Roo).

Desembarque de huachinango cerca de zonas petroleras en Paraíso, Tabasco.  E. CoronadoDesembarque de huachinango cerca de zonas petroleras en Paraíso, Tabasco. E. Coronado

La pesca artesanal en la región del atlántico mexicano ha recibido mayor atención en la última década por parte de organismos internacionales como la ONU, FAO y Banco Mundial, entre otros, dependencias de gobierno federales, estatales y municipales; la academia y organizaciones de la sociedad civil, que han promovido evaluaciones, el manejo integral y la implementación de herramientas como las Directrices de Pequeña Escala y la agenda 2030 para el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible. La realidad es que la ejecución de estas herramientas y el cumplimiento de las estrategias de manejo ha resultado complejo, lento y con efectos poco visibles, principalmente por el esquema de gestión oficial, que se enfoca en aspectos biológicos y presta poca atención al componente socioeconómico, cultural y de género, que resultan de gran relevancia, como se ha descrito.

La pesca artesanal en esta región requiere evaluación y manejo con inclusión de temas ambientales y socioeconómicos, estrecha colaboración entre todos los sectores involucrados (gobierno, academia, productores, público en general) para la formulación de las políticas y la toma de decisiones. Si bien esto es un reto difícil, la atención al sector durante el 2022, declarado Año Internacional para la Pesca y la Acuacultura Artesanal (AIPAA 2022), representa una oportunidad única para impulsar y fortalecer los esfuerzos y proyectos vigentes que permitan lograr pesquerías sostenibles en el atlántico mexicano. •