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Unesco incorpora tradiciones de Venezuela, Perú, Bolivia y Panamá a su lista de patrimonio mundial

En el caso peruano reconoce la alfarería de los indígenas awajún por su enfoque de género

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▲ Herencia de una antigua tradición guerrera, el arte ecuestre marroquí conocido como La Tbourida, o fantasía, fue agregado a la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. En las imágenes, jinetes muestran esta tradición en la novena edición del Salon du Cheval en la ciudad de El Jadida, Marruecos, en 2016 .Foto Afp
Periódico La Jornada
Jueves 16 de diciembre de 2021, p. 6

La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) incorporó a su lista de Pa-trimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad las festividades del culto de San Juan Bautista de Venezuela, la Fiesta Grande de Tarija en Bolivia, el pasillo ecuatoriano, las danzas y expresiones asociadas a la Fiesta del Corpus Christi en Panamá y los valores, conocimientos, sa-beres y prácticas ancestrales asociados con la alfarería de los indígenas awajún de la Amazonia peruana, anunció en su cuenta de Twitter.

El Comité Intergubernamental, reunido en París, analizó las propuestas en la sesión 16.

En Venezuela, la festividad anual de San Juan Bautista se originó en las comunidades afrovenezolanas esclavizadas por colonizadores españoles en el siglo XVIII y se celebra entre el 23 y 25 de junio, explicó la Unesco.

También conocida como la Parranda de San Juan, se realiza fielmente por generaciones en Aragua, Carabobo, Miranda, Yaracuy, La Guaira y Caracas, donde sanjuaneros se congregan en sus diferentes cofradías para dar vida a esta devoción entre cánticos, tambores y bailes, portando trajes típicos y la imagen de San Juan, reseña el Ministerio de Cultura en su sitio web.

La noticia fue celebrada entre bailes, lágrimas y abrazos durante un acto en Caracas. ¡Lo logramos, lo logramos!, exclamaban sanjuaneros vestidos con trajes típicos de África, mientras agitaban banderas de colores y desfilaban al son de los tambores, al tiempo que cargaban una escultura de San Juan Bautista.

Por su lado, Fiesta Grande de Tarija es una procesión religiosa que cada año se celebra al sur de Bolivia, entre agosto y septiembre. Los devotos recorren las calles con trajes coloridos y enormes sombreros cilíndricos decorados con plumas y bisutería mientras bailan al ritmo de percusiones e instrumentos de viento hasta llegar a la parroquia de San Roque, donde regresan la efigie, agitando pañuelos blancos y entonando canciones típicas.

San Roque, de origen francés, es patrono de Tarija, a cuya población, se dice, salvó milagrosamente de una peste que asoló en la época colonial. Se basa en la religiosidad y la fe, preservada y transmitida dentro de las familias y en la comunidad católica, destacó la Unesco.

De igual manera, se declararon las danzas y expresiones de la Fiesta del Corpus Christi en Panamá, una celebración folclórica y pagana que simboliza la lucha entre el bien y el mal, basado en una treintena de danzas que combinan elementos de la liturgia católica. Se realiza 62 días después del Jueves Santo en La Vi-lla de Los Santos y Parita, al suroeste de Ciudad de Panamá.

Los participantes tocan el tamborito, acordeón, castañuelas, violines y pitos, se visten de trajes coloridos con cintas, cascabeles y máscaras (unas hechas de barro y otras de cartón, papel aluminio, yuca y harina) que representan al diablo o distintos animales o personajes.

Las danzas varían en cada lugar, pero principalmente simulan una historia donde los diablos se reparten las almas, al contarlas se percatan que de 100 almas falta una, al buscarla no tienen éxito; por ello, terminan rindiéndose y sucumbiendo ante el bien, representado por el cuerpo de Cristo en la Eucaristía, por lo que se retiran las máscaras.

Herencia femenina

Asimismo, en el caso de Perú, los valores, conocimientos, saberes y prácticas ancestrales asociados con la alfarería de los indígenas awajún de la Amazonia peruana fueron incluidos en la lista de la Unesco por su enfoque de género, pues es una práctica tradicional sostenida y transmitida por las mujeres awajún, declaró a la directora de Patrimonio Intangible del Ministerio de Cultura peruano, Sole-dad Mujica.

En el mundo awajún existen actividades masculinas y femeninas, una separación que se refleja en su simbolismo religioso: los dioses principales eran nugkui (espíritu de la tierra), etsa (sol) y tsutki (río y fuente de poderes chamánicos), indica el Ministerio de Cultura en su base de datos de pue-blos indígenas.

Los awajún son de la familia lingüística de los jíbaros, habitan a orillas de los ríos Cenepa, Marañón, Nieva y otros. Su primer contacto con españoles fue hacia 1549. Desde finales del siglo XIX y comien-zos del XX hubo intentos de empresarios inescrupulosos de esclavizar a estos nativos, pero ellos se defendieron con energía.

El pasillo ecuatoriano, por su lado, es una variación del vals que se toca en un compás de 3/4, celebrado en las andinas provincias de Pichincha (capital Quito), Azuay, Cañar, Loja y Chimborazo, y en las costeras Guayas, Manabí, El Oro y Los Ríos, según el ecuatoriano Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

El pasillo es herencia de las luchas libertarias y fue gestado en la Gran Colombia. Hasta la década de los 70 fue un baile de salón, pero con el tiempo se convirtió en un ritmo para cantar”, señaló el etnomusicólogo Juan Mullo.

Ecuador, desde 1993, celebra cada primero de octubre el Día del Pasillo, que coincide con el natalicio del cantante Julio Jaramillo, de los principales exponentes del género.

(Con información de Prensa Latina, Sputnik, Xinhua y Afp)