Número 170 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
AGRAVIOS
Fotos: Manuel Antonio Espinosa Sánchez

El antídoto al daño neoliberal: los cuidados

Renata Turrent  

El neoliberalismo es un proyecto económico, político y cultural que ha dejado agravios irreparables, entre ellos la desigualdad, el cambio climático y el desmantelamiento de los Estados, los cuales han dejado desprotegidas a las poblaciones más vulnerables, principalmente a las mujeres.

En un texto fundamental para entender el feminismo en el contexto neoliberal, la filósofa Nancy Fraser hace una crítica puntual a cierta corriente del movimiento por hacerle el “caldo gordo” al neoliberalismo. Este feminismo, en su expresión más individualista, abandonó la lucha colectiva que valoraba el trabajo de cuidados, por considerarlos paternalistas, y lo sustituyó por una fuerte crítica al Estado de bienestar.

Este abandono es evidente y no resulta ajeno a la realidad mexicana. Los datos sobre las desigualdades que atraviesan a las mujeres de nuestro país son catastróficos. De acuerdo con datos del INEGI, 17% de las mujeres tienen un hijo antes de los 19 años, comparado con el 6% de los hombres; las mujeres dedicamos en promedio 39.2 horas al trabajo del hogar no remunerado –equivalente a un 17.5% del PIB–, comparado con 13.9 horas de los hombres; las mujeres sufrimos violencia en prácticamente todos los espacios públicos y privados. La catástrofe no se detiene ahí, ya que México es el país con más incidencia de abuso sexual de menores, mayoritariamente niñas; 6 de cada 10 mujeres reportan haber tenido algún evento violento en sus vidas; 9 de cada 10 mujeres reportan haber sido acosadas en el transporte público y estamos inmersas en una crisis de feminicidios, la cual se agravó con el inició la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón, donde estos crímenes se triplicaron.

Todo lo anterior no se puede solucionar de la noche a la mañana, sin embargo, hoy existen acciones concretas que marcan el inicio de una nueva era en materia de derechos de las mujeres.

Por ejemplo, desde el Poder Ejecutivo se impulsaron los programas sociales que, dado que la pobreza en México está feminizada, benefician mayoritariamente a mujeres. Son mujeres el 68% de las receptoras de becas a estudiantes y 57% de las beneficiarias del programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Además, por primera vez en la historia, se cuenta con un gabinete federal paritario, comparado con un 15% de las secretarías de Estado encabezadas por mujeres en el sexenio pasado. En el Poder Legislativo, México ocupa uno de los primeros lugares en participación de mujeres a nivel global gracias a las leyes de paridad de género.

A nivel local también se ha avanzado, pues tenemos más gobernadoras que nunca en la historia del país; y en cuatro congresos locales –Oaxaca, Hidalgo, Veracruz y Baja California– el voto mayoritario de Morena ha conseguido la despenalización del aborto.

Para complementar todos estos avances, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió un fallo histórico en materia de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres al declarar inconstitucional la criminalización del aborto hace unas semanas.

El cambio de rumbo es innegable, pero aún hay mucho camino que recorrer en varios ámbitos. La violencia siendo el más urgente, existe otro que es fundamental para que el cambio sea profundo: corresponsabilizar al Estado de la economía de cuidados.

México es uno de los países de la OCDE con mayor brecha de participación laboral entre hombres y mujeres –de 32% en 2019, de acuerdo con el Banco Mundial–. Una de las variables que explica la baja participación es la falta de redes de apoyo para las mujeres en los cuidados. La división sexual del trabajo asigna de manera injusta esta tarea a las mujeres y esto dificulta o imposibilita una inclusión laboral más equitativa. De hecho, la brecha salarial entre hombres y mujeres se explica en su mayoría por la maternidad, por lo que un sistema nacional de cuidados funcional sería beneficioso para la economía, las mujeres, la justicia social y revertiría drásticamente el daño del desmantelamiento del Estado y de lo colectivo que dejó el neoliberalismo.

La aprobación del Sistema Nacional de Cuidados (SNC) por la Cámara de Diputados en 2020 es un buen primer paso pues se plantean los cimientos de un proyecto ambicioso que podría revertir uno de los daños más profundos que ha causado el modelo neoliberal. Sin embargo, mientras no tenga presupuesto asignado, únicamente servirá para visibilizar el problema, pero no para resolverlo.

Nos encontramos a la mitad del camino de un proyecto de transformación, por lo que aún existe tiempo para terminar de revertir los agravios del proyecto neoliberal. Cientos de miles de mujeres han luchado incansablemente por ver estos derechos materializarse y a ellas se los debemos. •