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Ciudad perdida

Frenar el virus de los videojuegos

U

na de las preocupaciones que hoy llaman la atención del presidente Andrés Manuel López Obrador son los daños que ocasionan entre la población los videojuegos que hoy, según los datos más recientes, llenan cuando menos ocho horas diarias en la vida de niños y adolescentes.

Aunque en el Zócalo se asegura que el tema será motivo de una reflexión, o algo más, por parte del mismo Presidente, el asunto es que resulta casi imposible frenar la avidez que producen los juegos que a muy bajo precio o de manera gratuita pueden obtener quienes buscan obtenerlos.

Según los estudios más recientes que se han obtenido, y que suenan terriblemente creíbles, en 2020 el auge de las empresas de videojuegos generaron ganancias extraordinarias.

El ejemplo más usado en la actualidad es un juego desarrollado en China ( Honor of Kings) que logró en el año de referencia ganancias por 5.7 millones de euros al día. Huelga decir que casi todos los juegos de éxito tienen como motivo principal la muerte del adversario para conseguir una recompensa que, en muchas ocasiones, es una especie de dinero con el que se puede comprar las armas que requiere el ganador para seguir matando.

El sonido de la emergencia ya está en todo lo alto; los datos para México así nos lo han hecho saber y la alarma ya ha llegado hasta el Zócalo, donde la preocupación ha ido en aumento.

Y es que el valor de la llamada industria de los videojuegos en el país aumentó más de 4 por ciento el año pasado y alcanzó un valor de 32 mil 229 millones de pesos. Los jugadores, como es lógico, también aumentaron y en nuestro país se considera que existen más de 70 millones de ellos, cantidad que rebasa la mitad de la población.

Antes de la pandemia se decía que del total de usuarios de videojuegos en México, 21.6 millones son niños menos de los 16 años, y los daños que causan entre la población de esas edades ya suenan a peligro dado que están asociados a muy fuertes depresiones, y a falta de sueño, entre las disfunciones que producen.

México parece un país muy vulnerable. Lo mismo somos el país de los habitantes con más sobrepeso, o para decirlo más claro, de gordos, que ahora dependientes de los videojuegos. Vale que lo más pronto posible se den algunas alternativas para evitar que el problema siga creciendo y se convierta en algo sin remedio.

Está más que bien que desde las aulas se empiece a reducar a los niños informándoles sobre los problemas que acarrea el fenómeno del que hoy nos hemos ocupado, y otros que también son preocupantes, pero habrá que tomar de la misma forma medidas urgentes frente a un problema que ya no puede esperar.

De pasadita

Más vale insistir, antes que convertirse en cómplice, y es que en el lío del deber ser del PRI frente a la reforma eléctrica, que propone la Presidencia de la República, los miembros de este partido, todos, deben considerar, insistimos, en que en los últimos 30 años el PRI se convirtió en el partido de los enemigos de la gente, y devino en decadencia.

La generación salinista presiona para que el partido se niegue a la posibilidad de conciliarse con la gente a la que se arrebataron sus bienes, pero la anterior, la de aquellos que pensaban primero en la gente y no en los negocios, también presiona para que su PRI retome la ruta de la defensa de los recursos naturales para el bien de todos.

Parecería que no existe la disyuntiva, pero la verdad es que la voluntad de muchos de los tricolores está a la venta y la suerte del partido en nada les atañe, hace rato que mataron al PRI, hoy sólo lo están velando.

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